Entre tu y yo
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- Escrito por: María Regla Figueroa Evans
- Categoría: Entre tu y yo
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La voz de Ana Nora Calaza fue una de las más escuchadas en la programación infantil televisiva de algunos años atrás. Quizás muchos pequeños, hoy mujeres y hombres, no recuerden su rostro, pero si decimos: Amigos y sus amiguitos, Tía tata cuenta cuentos o A jugar, entonces todos sabrán a quien me refiero.
Fundadora del espacio infantil La escuelita del viejito Chichí, Ana Nora Calaza fue artista exclusiva de la TV, y con solo cuatro años de edad hizo promociones y devengaba un salario. En chiste asegura: “soy la asalariada más joven que ha tenido el país”.
Proviene de un hogar amante de las artes en general. Su papá, amigo de Paco Alfonso, la llevaba a las puestas dirigidas o protagonizadas por el actor. Ese acercamiento moldeó en la pequeña Ana Nora el espíritu artístico y, con la ayuda de uno de sus tíos, accedió al mundo de la televisión, cuando a espaldas de los padres, la llevaron a los estudios de CMQ.
En su etapa de adolescente, estudió piano y saxofón en el Conservatorio Amadeo Roldán, pero nunca se desvinculó de la programación televisiva. Luego, matriculó en la Escuela de Formación de Actores.
Por entonces, trabajaba en Amigos y sus amiguitos, Tía tata cuenta cuentos, A jugar, El mago del cachumbambé, El viejo Jotavich, y Caritas, entre otros espacios infantiles. “Trabajé en la mayoría de los programas televisivos para los más pequeños de la casa”, dice la imitadora de voces.
Durante muchos años te destacaste por tu participación en el mundo de los títeres. ¿Cómo entras en él?
Siendo parte del elenco de Tía Tata cuenta cuentos, empecé a cantar en el combo de marionetas Los Yoyo, solo poniendo voz al títere Alelí, porque la manipulación la hacía un grupo de titiriteros de la televisión.
Cuando un día, el escritor de programas dramatizados para niños y jóvenes en la radio y la televisión cubanas, Antonio Orlando Rodríguez, me pidió poner voz a una marioneta bien cubana, llamada La rana Cúcara, aproveché y le dije: “Si no la manipulo, no le pongo voz. No soy titiritera, pero sé lo que quiero”. A partir de ahí se inició mi desempeño como titiritera, ejercicio que amo y mantengo activo.
En la amplia gama de títeres a los que pusiste voz, ¿cuál recuerdas con mayor cariño y por qué?
Los recuerdos a todos por igual, pues todos me dieron y dan muchísima satisfacción. Ando con ellos para todos partes. (…)
¿Cuánto te satisface trabajar para los niños?
La satisfacción es tan grande que la sabemos solo quienes trabajamos para ellos. Los niños son el público más honesto de un actor; si los convences, te quieren y te abrazan, de lo contrario no te atienden, se levantan y abandonan la función, con el mayor desenfado del mundo.
Es un público que crece por generaciones, como parte de una realidad que te obliga a profundizar más en tu trabajo a modificarlo con recurrencia. (…)
¿En qué medida contribuiste con tus programas infantiles y tus marionetas a la formación de valores en los pequeños?
Sobre todo con los programas televisivos, voz e imagen, aunque con la radio también. Los programas de los que hablamos tenían un alto valor educativo, transmitíann un mensaje instructivo, pedagógico.
Tuve el privilegio de trabajar este tipo de espacio en la época de Celia Torriente, Enriqueta Almanza, de excelentes asesoras. La programación estaba vinculada al Ministerio de Educación, a las instituciones de seguridad vial, a la Policía Nacional Revolucionaria.
De ese vínculo muchas veces salían canciones que han dejado de utilizarse por diferentes causas. Algunas te decían como es un muchacho correcto, otras hablaban de los colores del semáforo y de la seguridad peatonal…
Ahora, sin ilusorio didacticismo, son contados con los dedos de una mano los programas que enseñen detalles de ese tipo. Son pocos también los relacionados con la cultura cubana. Por ejemplo, debería haber alguno que ofrezca detalles sobre la Flor Nacional.
Hay que crear con perspectivas a largo plazo, y si de verdad queremos crear ¡ojo!, no podemos hacer un programa igual para todos los niños, se debe trabajar por edades que irían desde los párvulos hasta los de sexto grado, para mayor motivación y entendimiento.
Las diferentes etapas infantiles están bien identificadas, pero lamentablemente, la programación no trabaja estableciendo esos rangos.
Consideras que en la programación infantil de las últimas décadas ha habido un empobreciendo significativo. ¿Por qué?
Por la falta de pensamiento científico y de grupo. No podemos olvidar las limitaciones económicas, son reales y afectan, pero si además de las restricciones, se carece de pensamiento positivo y se trabaja individualmente, no tendremos una programación efectiva.
Hoy no poseemos títeres emblemáticos que representen la idiosincrasia del cubano. Amigo lo fue, Pelusín, Cúcara. Tener un títere o una canción representativa es importante.
Por alguna razón se compuso la tonada “Con sombrero de Yarey”, enaltece al campesinado cubano, que es parte de las raíces identitarias del país”.
De retomarse estos espacios infantiles ¿qué contextos deben considerarse?
Sobre todo contextos actuales. No podemos pensar en Tía Tata… igual a la de hace más de 20 años. Los programas perduran cuando se adaptan a nuevas realidades y los públicos se ven reflejados en ellos; son los mismos programas por el nombre y los objetivos, hasta cierta forma, pero no son iguales.
He hecho los Cuentos de mamá Oca, publicados por primera vez hace más de un siglo. Son similares a los contados hoy, estos últimos, enriquecidos o adaptados a los intereses del público infantil actual.
¿Qué haces en la actualidad?
Soy directora de doblaje de los Estudios Fílmicos de la Televisión, trabajo en películas para ciegos y débiles visuales, fui parte del elenco del filme Inocencia, dirigido por Alejandro Gil y Yasmany Guerrero.
Pertenezco a la Comisión Nacional de Trabajo Comunitario de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y estoy haciendo espectáculos para niños organizados por el Teatro Nacional, algunos en la comunidad habanera La Timba.
He actuado en Tras la huella, novelas… Quiero enfatizar que en mi modo de ver la vida y asumir mis responsabilidades está latente la disposición de trabajar cuando me llamen, junto a mis compinches ancestrales (los títeres), que ya son parte de mi familia.
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- Escrito por: Valia Valdés
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No resultó fácil para la adolescente estudiante de teatro, Eileen Acosta León, llegar como espectadora a las funciones de Teatro El Público y sin haber confrontado antes un espectáculo profesional, descubrir la manera desprejuiciada de concebir el desnudo, presente en la estética del director Carlos Díaz.
Recién graduada de la Escuela Nacional de Teatro, la joven actriz se inició en el programa humorístico “A otro con ese cuento”, dirigida por Delso Aquino. De los diez años que estuvo en el espacio, Eileen valora cuanto absorbió de sus compañeros de elenco, en su mayoría con experiencia en “Pateando la lata”, el teatro y los espectáculos en vivo.
“A otro con ese cuento” fue la puerta de entrada a la televisión, que le posibilitó probar otros géneros: teleplays, cuentos, telefilmes, cortometrajes, y la telenovela Entrega, además de debutar como presentadora, conductora y modelo de fotografía.
Eileen Acosta compartió con el Portal de la Televisión, sus vivencias en la telenovela “Viceversa”:
“Tomar parte en esa producción calmó la avidez de trabajo, disciplina y constancia que necesitaba tras la pandemia”
“En “Viceversa” desempeño el personaje de Laura, todo un reto porque transita por situaciones muy difíciles, que la llevan a tomar decisiones duras”
“El rol da un giro muy bonito dentro de la trama pues su personalidad se transforma. Lo disfruté mucho gracias a Eduardo Emil, quien fue un gran apoyo en la búsqueda del camino para desarrollar el personaje”
Acerca del ambiente de trabajo liderado por la directora general Loysis Inclán, afirma “Laura”:
“Me marcó muchísimo la buena vibra del equipo. A pesar de todos los problemas a los que nos enfrentamos, la directora siempre mantuvo una buena actitud con los actores y su equipo de trabajo. Guardo de “Viceversa” el apoyo de mis compañeros, muchos de los cuales pasaron a ser mis amigos. De las tantas escenas que grabé, hay una que nunca voy a olvidar: la del accidente, en la que estuvimos involucrados los seis protagonistas”
El Valle de Viñales es la más hermosa locación en la que transcurren algunas de las situaciones de “Viceversa”. Sobre los traslados de la capital a la provincia pinareña, relata Eileen:
“Fueron dieciocho horas diarias, entre viaje y rodaje, por cuatro días. Hizo mucho frío, pero la pasamos súper bien. Grabamos las escenas y nos divertimos”
Eileen tuvo una pequeña participación en la telenovela “Entrega”. En “Viceversa” interpreta un personaje primera figura. Califica la experiencia como dura, debido a las exigencias de aprender guiones de un día para otro, regresar tarde a casa, no descansar y verse necesitada de sueño. A pesar de esas dificultades, reconoce cuanto disfrutó el trabajo:
“Mis compañeros de trabajo fueron muy chéveres, muy buenos; todos nos apoyamos. Teníamos situaciones dramáticas complejas, y no siempre se tiene la musa dispuesta. Ese era el momento en Ángel Luis Montaner Capey, Daliana González o Miriam Alameda me ponían la mano en el hombro, y aparecían las fuerzas para seguir”.
La directora Loysis Inclán, expresa acerca de Eileen Acosta León:
“Es una actriz con una sensibilidad marcada, estoy feliz de tenerla en “Viceversa”, y que me halla regalado cada sentimiento. Su personaje en la telenovela sufre, ama y se transforma. Eileen logró darle el color y el sentido que queríamos. Ella no interpretó a Laura, fue Laura”
En estos días la joven graba la telenovela “Renacer”, dirigida por Heiking Hernández. En la nueva producción interpreta uno de los roles protagónicos:
“Aitana es un personaje muy bonito, difícil de actuar porque no tiene nada que ver conmigo; con este personaje salgo de mi zona de confort. Se trata de una muchacha víctima del maltrato físico y psicológico, como consecuencia de comportamientos machistas que hoy en día siguen latentes en nuestra sociedad. Es una luchadora, dedicada a su hijo y a su felicidad”
¿Cómo te has preparado para las escenas de violencia que has tenido que enfrentar?
“Siempre le he tenido un poco de miedo a ese tipo de escenas porque son muy difíciles en todos los sentidos, pero cuando una logra comprometerse y tener fe y sentido de la verdad, lo demás sale solo. A veces, cuando interpreto situaciones tan intensas, me entran hasta temblores y tengo que hacer respiraciones profundas para salir de ese estado”
No eres madre, sin embargo, lograste una estrecha relación con Diego, el niño que interpreta tu hijo en “Renacer”, ¿Cómo lograste ese acercamiento?
“Diego y yo tenemos un rito y una palabra secreta. El juego y la broma han sido nuestro lenguaje”.
¿Qué puede aportar el personaje de Aitana a las televidentes?
“Aitana es una alerta para todas esas jóvenes que puedan sufrir maltratos, un llamado a no tener miedo a enfrentar los problemas, a no aguantarle nada a nadie, a no tener miedo ni pena de pedir ayuda en caso de que no puedan salir solas de su problema”
“Las mujeres somos mucho más fuertes de lo que creemos. Tenemos que luchar siempre por lo que anhelamos y por lo que nos haga más feliz. Alejar de nuestra vida lo que nos daña, nos hace mucho más fuertes”
“Renacer” es tu segunda telenovela con una participación importante, aunque hace más de diez años que trabajas en la televisión, ¿Cuál es tu opinión sobre las condiciones en que se realiza la telenovela?
“Las condiciones son muy malas y sufrimos muchísimo. Grabamos en exteriores, y a veces no tenemos los lugares adecuados para vestirnos o maquillarnos. Nos afectan situaciones como la falta de fluido eléctrico, la lluvia, y otros factores que dañan el resultado de nuestro trabajo”