Entre tu y yo
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- Escrito por: Jordanis Guzmán Rodríguez
- Categoría: Entre tu y yo
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Calendario ha llegado a su tercera y última temporada con una responsabilidad enorme; la de cerrar exitosamente todas sus líneas argumentales que aún permanecen en el mapa dramatúrgico de la serie, y a su vez, mostrar nuevos personajes y conflictos. Dentro de los nuevos estudiantes que se suman al aula, está Abdel, un adolescente en situación de discapacidad, que ha de enfrentar con valentía el inicial rechazo y las burlas de sus compañeros de clases, poco educados en el respeto y la empatía hacia el otro.
Dicho personaje ha sido magistralmente encarnado por el joven actor Emmanuel Castillo, al que ya habíamos disfrutado meses atrás como Richard en la telenovela El derecho de soñar, pero que aquí tiene la enorme responsabilidad de darle vida a un joven lleno de temores, auto-prejuicios, necesidades afectivas y una voz propia urgida de alguien que la escuche.
Sobre cómo fue la construcción del personaje, los aportes del mismo a su carrera y las nuevas metas a las que aspira Emmanuel Castillo, conocimos en una conversación amena, franca, donde corroboramos lo importante de ser, antes de un excelente actor, un mejor ser humano.
–En el último año te hemos visto con frecuencia en televisión. ¿Cuánto ha aportado a tu formación esta continua exposición mediática acabado de egresar de la academia?
«Creo que me ha aportado mucho porque son procesos que enriquecen el conocimiento y la experiencia actoral. Es enfrentarse directamente a lo que es el ámbito de trabajo, profesional. La academia siempre te está preparando para esto, pero la verdad del trabajo del actor se ve en la escena. Esta llegada a los medios recién graduado me ha favorecido mucho porque he ahorrado tiempo; empezar desde temprano y tener la oportunidad de hacer personajes de una continuidad notable, creo que me va a aportar mucho en mi futuro cercano. Cuando pasen unos años, si por suerte sigo trabajando así, tendré mucha más experiencia».
–¿Crees importante para un actor que aún cursa estudios en las academias tener la experiencia de trabajar en los medios?
«Sí, creo que es de suma importancia que un actor, aún en estudio, tenga, aunque sea un pequeño vínculo laboral, porque esto enriquece su experiencia y le da una base para completar lo que está aprendiendo en la academia y poner en práctica estos conocimientos».
–¿Cómo llegas a Calendario?
«Llego a Calendario a través de un casting de fotos, que una asistente de un corto en el que había trabajado en la Escuela Internacional De Cine de San Antonio de los Baños, le envió a la directora. Magda me llamó entonces para hacer el casting, y entre 5 muchachos que optábamos por el personaje, fui seleccionado».
–¿Cuán complejo fue la construcción de Abdel desde la investigación? ¿En qué referentes te apoyaste?
«Fue bastante compleja la construcción de Abdel, porque tuve que llenar principalmente dos aspectos: el físico y el estudio de lo que era la enfermedad, en este caso una APC del personaje. Tuve el apoyo de la actriz Yaité Ruiz, quien fue profesora mía en la academia, y ahora compañera de trabajo, y de Lázaro Batista, coreógrafo y actor; ellos me ayudaron principalmente en la construcción de lo que era el físico del personaje. Y como referente tuve varios documentales, películas, series, novelas, entre otros materiales».
–¿Cuánto conocimiento (o no) tenías de la existencia de la situación de discapacidad del personaje?
«Tenía poco conocimiento respecto a cómo afronta una persona una situación así, una vida a sí, pero ya había conocido varias personas en estas circunstancias, y para mí realmente fue un placer el poder ser la voz y la imagen tantos seres con problemáticas semejantes, en una serie como Calendario».
–Abdel es un personaje que sabe defender su voz. ¿De dónde crees que nace esa necesidad?
«Abdel es un muchacho que a pesar de tener una situación de discapacidad ha desarrollado mecanismos de defensa a través del conocimiento, del estudio para hacerse valer por lo que es y por lo que sabe. Conoce cuál es la parte más valiosa de una persona, esa que a simple vista no se ve. Supongo que de ahí proviene esa necesidad».
–¿Qué fue lo que más te atrapó de su historia?
«Precisamente la pregunta anterior: el hecho de saber que la vida no es todo lo que ves. Que siempre hay aristas, cuando vas un poco más a lo profundo; partes de uno que pueden representar mundos maravillosos. Lo que realmente tienes que fijarte en eso».
–¿Consideras que un actor preocupado por llevar su corporalidad al límite, tiene más oportunidades profesionales que intérpretes menos hábiles en este aspecto?
«Creo que sí. Considero que, para un actor, mientras más conocimiento y más cosas sepa hacer o temas conozca, más oportunidades y facilidades va a tener a la hora de enfrentar un personaje, ya sea en una situación como esta, ya sea un deportista, ya sea un músico. Mientras más aspectos tenga ese actor, más posibilidades tiene a la hora de enfrentar cualquier tipo de personajes y más versátil será».
–¿Cómo sientes que el público cubano ha acogido a Abdel?
«Siento que el público ha acogido a Abdel de una manera maravillosa, lo cual a mí me resulta muy placentero. Tenía mucho miedo y muchas inseguridades con este personaje, por su complejidad y por ser mi segunda intervención grande en televisión; la anterior fue con Richard en El derecho de Soñar. Pero realmente ha sido magnifico cómo el público lo ha acogido y lo ha recibido».
–¿Sueños por cumplir y próximos proyectos?
«¿Sueños por cumplir? Millones, pero mi meta a alcanzar ahora mismo, es romper el hielo con el cine, poner un pie en la gran pantalla y poder desempeñarme también en ese medio. Y en cuanto a proyectos futuros, estoy en proceso de dos teleplays para el verano».
–¿Qué queda de Abdel en Enmanuel Castillo?
«Realmente un mensaje de aliento, de que no todo está perdido; que siempre hay una manera de acercarte a lo que quisiste y soñaste».
Y todo lo que quiere y sueña Enmanuel Castillo ha de materializarse según avance su carrera, por esa deslumbrante cualidad de mirar su futuro desde la humildad, el trabajo arduo y su enorme fascinación por la actuación. Calendario nos ha regalado la participación de este joven intérprete, y el a cambio, ha derrochado todo su talento y compromiso en Abdel.
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- Escrito por: Félix A. Correa Álvarez
- Categoría: Entre tu y yo
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El camino hacia el éxito puede ser sinuoso y sorprendente, y la vida del actor bahiano Danilo Mesquita lo demuestra de manera extraordinaria. Con solo 32 años, este joven intérprete ha dejado una huella importante en el mundo del entretenimiento brasileño; y en Cuba, hoy se roba los corazones de los televidentes como Valentín, el «cuchurrumino» de Nuevo Sol. Sin embargo, su ascenso en el mundo de la actuación no fue el destino originalmente planeado para él.
En su natal Salvador de Bahía, ciudad donde también transcurren los conflictos de Nuevo Sol en la ficción, Mesquita mostró desde temprana edad un talento innegable para el fútbol. Durante años, dedicó su tiempo y energía a perfeccionar su habilidad en el campo, jugando en la categoría juvenil para equipos de renombre como Vitória y Bahía. Sin embargo, a pesar de su éxito en el mundo del deporte, algo dentro de él seguía anhelando la expresión creativa que solo el arte puede ofrecer.
«Nací artista», confiesa Mesquita mientras su mente es invadida por los recuerdos de un inquieto niño que imitaba a los cantantes del trío eléctrico del carnaval de su ciudad. «A los 4 años, le dije a mi madre que no me visualizaba trabajando en una oficina. Siempre supe que el arte era mi destino», rememora.
El punto de inflexión llegó a los 18 años, cuando decidió seguir su corazón. Con el estímulo de su familia y el encuentro fortuito con un cazatalentos que lo invitó a incursionar en el modelaje, se aventuró hacia Río de Janeiro en busca de su destino. Allí, comenzó a estudiar teatro en el prestigioso Nu Espaço, y su verdadero viaje como artista comenzó a tomar forma.
«Empecé a recibir clases de teatro y mi vida cambió», recuerda Mesquita. «No me hice artista, me descubrí como artista. Toda mi vida cobró sentido a partir de ese momento». Desde entonces, ha cautivado al público con su talento y dedicación; su historia reafirma que, cuando se sigue el llamado del corazón, ningún sueño es inalcanzable.
La misión del artista
Después de graduarse en arte dramático, Mesquita se ha distinguido por su versatilidad artística, con una trayectoria impresionante que abarca desde obras de teatro (La pasión de Cristo, El mercader de Venecia y Río más Brasil: nuestro musical) y telenovelas (I love Paraisópolis, Rock Story, Los diez mandamientos, Nuevo Sol y Éramos seis), hasta series y películas de la plataforma de streaming Netflix.
—¿Tienes alguna preferencia entre los diferentes medios en los que has incursionado?
«No tengo preferencia. Como mencioné, soy un artista y crear es mi misión, sin importar el medio. Son procesos completamente diferentes, pero es el mismo trabajo; es la misma búsqueda de la verdad, de la emoción de contar esa historia.
«En televisión he hecho 32 escenas en un día y en cine he hecho 3, 4 o 5 escenas. El teatro es completamente diferente. Después de la tercera señal está el actor sobre el escenario con sus compañeros, el público y nada más; esa es su magia.
«El cine es una pasión loca que tengo; mi aprendizaje como actor fue en gran medida a través de él, viendo muchas películas. Sin embargo, quiero destacar que el escenario siempre será el hogar del artista».
—¿Encuentras algún medio más desafiante que los demás?
«Cada medio tiene su propio lenguaje, desafíos y placeres. Como artista, creo en la importancia de experimentar y desafiarme constantemente, así como de salir de mi zona de confort. Por lo tanto, considero un privilegio poder sobrevolar todos estos ámbitos de la creación».
—¿Y la música qué lugar ocupa en tu vida?
«La música soy yo, es mi vida y lo que pienso las 24 horas del día. Esencialmente, lo abarca todo en mí».
Valentín
En Nuevo Sol, culebrón brasileño de turno en el canal Cubavisión, Mesquita interpreta a Valentín, un joven atractivo, carismático y con un perfil de liderazgo entre sus amigos. A diferencia de su madre adoptiva, Karola (Deborah Secco), cuestiona constantemente los valores frívolos y consumistas.
A medida que la telenovela se acerca a su final, el personaje ha capturado la atención del público, no solo por su historia llena de giros y secretos familiares, o su triángulo amoroso con Rosa (Letícia Colin) y su medio hermano Ícaro (Chay Suede), sino también por la interpretación conmovedora y convincente de Mesquita.
—¿Qué aspectos del carácter de Valentín te resultaron atractivos?
«Creo que Valentín muestra sinceridad en sus sentimientos, y eso es lo que conmueve a la gente. Es un chico que no se preocupa por lo que posee, sino por lo que siente. Es ese sentimiento universal, humano y que no conoce fronteras, lo que me resultó atractivo del personaje».
—¿Crees que la telenovela necesitaba retratar más a Bahía, mostrar al mundo los colores de una ciudad brasileña tan diversa como esta?
«Sí, Bahía, al igual que Cuba, tiene una fuerte influencia afrodescendiente, y esto nunca debe pasarse por alto. Esta es la fuerza y la belleza de Bahía. Debería haber sido mucho mejor representada en Nuevo Sol».
—Los televidentes desean saber cuál será el desenlace del triángulo amoroso entre Rosa, Ícaro y Valentín. ¿Nos cuentas?
«No sé en qué punto está la telenovela en Cuba, así que no puedo dar spoilers. Tendrán que esperar», sentencia entre risas.
Un nuevo capítulo
Mesquita también es conocido en Cuba por su participación en series de Netflix como 3% y Espectros, además de protagonizar la película Ricos de Amor junto a la actriz Giovanna Lancellotti (Rochelle en Nuevo Sol). Para él, ser parte del catálogo de actores brasileños de esta plataforma de streaming constituye un nuevo capítulo en su carrera.
—Muchos cubanos han visto la película Ricos de Amor, donde interpretas a Teto. ¿Qué tiene esta historia que la hace tan atractiva para el público?
«Es una historia de amor. El encuentro de dos personas muy diferentes; un amor aparentemente imposible que se vuelve realidad gracias a que ambos se enseñan cosas mutuamente. Tienen la humildad para comprender sus diferencias y aprender de ellas. Además, se divierten mucho juntos y compartir risas en una relación es un gran placer. Una vez más, estos son sentimientos humanos universales que conmueven a personas de todo el mundo».
—¿Cómo ha sido tu experiencia trabajando en proyectos de Netflix? ¿Crees que te ha ayudado a evolucionar como actor?
«Cada experiencia vivida representa un proceso de evolución. En cada proyecto en el que trabajo, siento que me convierto en un mejor artista y en una persona más completa. Esa es la gran belleza de nuestro oficio.
«Netflix es una plataforma excepcional que ha realizado un trabajo admirable en todo el mundo. Es un mercado donde hay una gran cantidad de actores, actrices y gente talentosa que busca oportunidades. Por lo tanto, considero que el crecimiento del streaming en Brasil es fundamental, y me siento feliz y honrado de ser parte de este fenómeno».
—En varias ocasiones has manifestado tu deseo de hablar de Brasil y sus problemas a través de tu arte. ¿Sientes que lo has logrado?
«Considero que es mi misión de por vida. Es este sentimiento y deseo lo que me impulsa y seguirá haciéndolo hasta el final: cantando, escribiendo e interpretando a Brasil. Tenemos mucho por descubrir y mucho por redescubrir para reafirmarnos como país, como cultura».
—¿Qué esperas de tu carrera artística en los próximos años?
«Espero trabajar siempre en proyectos que me toquen el corazón. Actualmente estoy produciendo mi propio disco en solitario y, quizás algún día, tenga la oportunidad de realizar un espectáculo en Cuba, lo cual sería un honor. Me considero un narrador de historias y eso es lo que espero seguir haciendo hasta el final de mi tiempo en este mundo».
El arte no es solo una profesión para Danilo Mesquita, sino una forma de vida. En sus propias palabras, «Lo que me motiva es el amor que tengo por el arte. Es mi lenguaje, mis luchas y mis batallas. En él encontré, como actor y músico, mi arma para hablar de todo lo que pienso, para expresar lo que me inspira, la felicidad y los pensamientos». Esta profunda conexión con su oficio impulsa cada uno de sus proyectos, ya sea en el escenario o en el estudio de grabación.
Fuera del ámbito público, el actor al que también llamamos Tim Tim —por Valentín—, es un individuo que valora las experiencias auténticas. «Siempre estoy cerca de mi familia y amigos. Aunque vivimos en un mundo de sueños, al terminar mi trabajo, busco conectar con la realidad y centrarme en las cosas que verdaderamente importan, para no caer en las trampas de este viaje llamado vida», asegura Mesquita.
Para el público cubano, tiene un mensaje de gratitud y aprecio: «Quiero agradecer a los cubanos por su cariño, amor y la forma en que recibieron mi arte. No tiene precio saber que el trabajo que hice en mi país llegó a Cuba y conmovió a su gente. Sé que pronto conoceré esa hermosa tierra que, desde ya, considero mi “cuchurrumina”».