Acercamiento a series estadounidenses sobresaturadas de peripecias, entre otros juegos con las expectativas de los públicos

En un mundo cada vez más interconectado se borran fronteras entre los géneros dramáticos, las ficciones trascienden la anécdota per se, su principal atractivo es cómo los guionistas y directores narran la vida de los personajes, sus expectativas, secretos, angustias, sospechas. Quizá por eso no asombra que televidentes de varias generaciones seleccionen su serie favorita en el canal Multivisión.

Con independencia del desarrollo tecnológico, los medios audiovisuales adiestran a los públicos en la comprensión de estructuras narrativas. Todas las situaciones humanas tienen marcos convencionales en relatos inspirados en la construcción de realidades-otras, devienen espectáculos que enfrentan al destinatario consigo mismo, los inmiscuyen en historias de connotación personal.

Conmover es la máxima evidente de las puestas estadounidenses Mentes criminales y Goliath, desde puntos de vista cercanos ambas juegan con las expectativas del destinatario mediante una estructura bien pensada, a la cual adicionan historias de amor, conflictos intensos y el manejo de la incertidumbre, la anticipación o curiosidad en relación con el desenlace del texto dramático.

Moralejas, alegorías y otras provocaciones forman parte de los laberintos que revelan cada uno de los capítulos, en ellos la visualidad responde a la atmósfera de la historia y a la estética del conjunto audiovisual. Los guionistas aprovechan las pausas, los silencios, los cambios de intensidad y la proyección de las voces como recursos de amplia connotación. De igual modo, otros elementos no cognitivos del habla como gritos, suspiros, risas, inherentes a la comunicación, sintetizan las respuestas emocionales de los personajes sin mediar palabra alguna.

La recurrencia del flashback –técnica que intercala en el desarrollo de la acción pasajes de un tiempo anterior– propicia el juego con la tensión del discurso ficcional. Engaños, equívocos, mantienen cierta dinámica, la cual atrae a los públicos pendientes de la interrogante: ¿qué sucederá hoy?

Según nos comentó en una oportunidad el profesor Gerardo Fernández: “De ningún modo estas series son novedosas o transgresoras de códigos dramatúrgicos, sencillamente conciben una trama llena de peripecias, las cuales van de la dicha al infortunio, de la ignorancia al conocimiento y finalmente llegan a la catarsis para producir múltiples emociones”.

Como todo audiovisual, las series cuentan dos historias: una explícita en hechos y circunstancias, y otra oculta que revela soledades, riesgos, nostalgias. Es preciso ver, analizar con detenimiento el ser y el quehacer de algunos “héroes” presentados de manera inocente, buenaza, creativa. Ellos no siempre son ejemplos, asumen la traición, el mal, y no son castigados en muchas ocasiones como merecen. La inteligencia lectora de los públicos es fundamental para comprender actitudes y conflictos de los otros.

Entre otras producciones, las series responden a convenciones del melodrama, género no realista en el que las tramas son enrevesadas. Suelen comenzar con una ruptura casual de la armonía familiar a la que siguen numerosos acontecimientos protagonizados por huérfanos, madres solteras, etc., más tarde ocurren separaciones prolongadas y acusaciones de crímenes no cometidos. Desde diferentes visiones o temáticas, las series, en apariencia triviales o insignificantes, incorporan las rutinas de las personas, contribuyen a la creación de historias ancladas en filosofías y preocupaciones de cualquier humano.

En el siglo XXI hay que pensar la televisión como un medio infiltrado por otros, así lo llama el ensayista mexicano García Canclini. Ya se habla de postelevisión como el medio híbrido, mixtificador, pues logró subsumir el cine que ya no está confinado a la sala oscura, ahora la ubicuidad y la transterritorialidad de la TV posibilitan la difusión del arte cinematográfico mediante la computadora, a la cual se accede por propia decisión.

Nada nuevo bajo el sol aportan las series en pantalla, pero lo cierto es que sus guionistas y directores dominan la dramaturgia; no “inventan”, solo dominan las convenciones establecidas desde hace siglos. Al parecer, el meollo del asunto está en proponer más de lo mismo con alguna que otra “nueva” vestidura.

LO ÚLTIMO DEL SITIO

Entre tu y yo

Jordanis Guzmán Rodríguez
Entre tu y yo

Félix A. Correa Álvarez
Eventos

José Carlos Zaragoza Suárez/facebook

Plataforma WEB de la Televisión Cubana Copyright © | tv.cubana@icrt.cu  |  23 y M, Vedado | Código Postal 10200 | La Habana CUBA          

SIGUENOS

CARTELERA DE CANALES NACIONALES