Telesur tiene los recursos que no posee ningún canal televisivo cubano. Despliega un mosaico tecnológico que se emparenta con las televisoras mejor financiadas del mundo. Pero el canal del SUR no sólo es bueno por su soporte, sino por lo que consigue con esa tecnología de punta.
Rey Gómez ha devenido un conductor excelente no por los recursos, sino porque es un profesional de primera desde que tomó un micrófono en la mano. En Cuba hacia algunas suplencias en los noticieros, pero nunca tuvo una revista que le permitiera lucirse como hace hoy en el canal de todo este continente.
Digo esto porque acabo de tener una discusión sobre De Chilena. Un amigo me aconsejó no seguir defendiendo un espacio que tiene todas las condiciones para hacerse. Pero, como dice otro amigo –magnifico realizador, por cierto- puede haber una inyección millonaria de recursos en el ICRT, y eso no significaría que se hiciera una buena televisión: hay creadores que no trascienden en su concepción estética la década del 50 del pasado siglo, cuando se inauguró la tv en Cuba.
No me he perdido un De Chilena. Por suerte en este caso no lo hago como en otras oportunidades que, aunque no me gusten, veo las novelas, las entrevistas, los musicales porque para escribir de esos programas primero tengo que digerirlos una y otra vez, hasta que llegue a una conclusión, con la que coinciden un grupo de personas y otras discrepan.
Con la actual propuesta sobre la Copa América, disfrutando el espectáculo informativo, he aprendido de fútbol con la descripción de las jugadas; de los enredos, sobornos y corrupción de la FIFA, de historia, de música relacionada con el deporte e incluso de formas de decir en Argentina o Uruguay.
Me complazco con la profesional conducción de Victor Hugo Morales, secundado por Matías Canillán, su joven discípulo que constituyen una buena dupla y el corazón del programa.
Es un espectáculo porque cada noche hay invitados: ex futbolistas, narradores, periodistas que van al estudio o son entrevistados a distancia. Tuvieron un “lujazo”: la entrevista a Evo Morales, el primer presidente indígena, futbolero boliviano que une su amor lúdico con la alta responsabilidad de dirigir su país de una manera sabia y segura.
Matías y Víctor Hugo sostuvieron charlas con diversos especialistas fuera del estudio, y el segundo intervino desde la distancia por su responsabilidad de narrar un partido en Viña del Mar.
Si a esto se une una buena puesta en escena y un adecuado uso de las cámaras que enfocan dos o tres cuadros con nitidez, más las opiniones de los hinchas, el ambiente del estadio, de las calles chilenas y de otros países, los minutos que dura De chilena se van enseguida.
Han sido 28 emisiones de una propuesta esencialmente periodística, con recursos tecnológicos, es cierto, pero sobre todo con muchísima profesionalidad y talento suficiente.
De zurda, tuvo el encanto de Diego Armando Maradona. Él era un imán para el público futbolístico. El astro no estuvo en De Chilena, sin embargo, periodísticamente ha sido un espacio EN VIVO modélico por la cantidad de información y la manera en la que se ofreció. Si toda obra televisiva es fruto de un quehacer colectivo, los actores o conductores del espacio son su rostro. Victor Hugo y Matías, la experiencia y la juventud, demostraron cómo decir bien y de forma eficaz. Ojalá que en las Olimpiadas de Rio de Janeiro y la Copa América, celebrando su centenario, hayan otros De… con cualquier apellido.