Entre tu y yo
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- Escrito por: María Regla Figueroa Evans / Fotos: Cortesía del entrevistado
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Gustavo Sánchez, exconductor del programa televisivo Ruta 10, sigue trazando su camino profesional con una energía inagotable que trasciende las expectativas comunes. En una reciente conversación, compartió su visión sobre la vida y el trabajo, que para él se han vuelto inseparables y continúan evolucionando de manera sorprendente.
La jornada del pasado 20 de febrero comenzó de manera inusual para Gustavo. En lugar de celebraciones tradicionales por su onomástico, optó por impartir un taller sobre literatura en plataformas digitales, compartiendo su pasión por los libros con un público curioso y ávido de conocimiento. Posteriormente, hizo una sesión de fotos, actividad que también forma parte de su labor profesional. La tarde fue ocupada por la revisión de estrategias de marketing, y entre todo esto, Gustavo encontró tiempo para escribir el primer guion de la nueva temporada de En Redes, otro de sus proyectos en constante crecimiento.
A pesar de la intensidad de su día, Gustavo disfruta lo que hace. Para él, su trabajo es más un juego que una fuente de estrés. «Cuando descubres la fórmula perfecta de la profesión, esta se convierte en un disfrute continuo», asegura. Este enfoque le ha permitido mantenerse motivado y creativo, abordando cada desafío con entusiasmo.
En esta entrevista, Gustavo también se detuvo a reflexionar sobre sus gustos personales y sus influencias. «Como cualquier joven, disfruto las series y las películas, especialmente si tienen un toque macabro», comenta con una sonrisa. Su amor por la literatura se remonta a su niñez, cuando se convirtió en un lector incansable. «Admiro la poesía, y una de las frases que más me atrapó fue ‘La verdad es raramente pura y nunca simple’ de Oscar Wilde. Esta prosa me conectó a un nivel más profundo, y aunque admiro a muchos escritores, Wilde tiene una manera única de volcar su universo imaginario en el papel», añade.
Con una pasión que trasciende las fronteras de la televisión y la literatura, Gustavo Sánchez continúa buscando nuevas formas de enriquecer su vida profesional y personal, reafirmando su compromiso con el arte y la cultura.
Gustavo también compartió su amor por los animales, las plantas y sus especies preferidas. «La naturaleza me deslumbra a diario, esa capacidad de reconstruirse, crear o destruir, ser vulnerable o letal, me horroriza y cautiva a partes iguales. Respeto profundamente a los animales, su espacio en la tierra, su importancia para nuestra supervivencia, su compañía, lealtad y cariño. Cuando menos lo espero, descubro actitudes en ellos que me asombran y me hacen sentir aún más responsable por su bienestar».
«A los animales acuáticos, los árboles centenarios y los perros, los admiro especialmente», añadió el locutor.
En esta conversación, también hubo espacio para reflexionar sobre los retos y desafíos del periodismo actual. Gustavo expresó: «Podría escribir un ensayo sobre este tema. El periodismo cubano se ha visto contaminado por malas prácticas, conformismo, consignas y temores. No hay nada peor, comunicativamente hablando, que un periodista complaciente».
Sin embargo, también destacó que, aunque existe una visión generalizada de esta situación, todavía hay profesionales que persisten en su vocación, respetan su oficio y valoran al público que consume sus productos comunicativos.
¿Qué te hizo dar un pequeño giro a tu profesión de periodista y adentrarte en el mundo de la conducción?
«Cuando me subo a un escenario y me coloco frente a las cámaras, además de ser el anfitrión de un programa, sigo sintiéndome periodista. Mi profesión me proporciona métodos, herramientas y capacidades comunicativas que no solo me han permitido ser más empático con mi público, sino también más veraz en mis argumentos. Cuando hago televisión en mi rol de presentador, me considero un periodista del siglo XXI, nada más».
¿Qué importancia otorgas al universo de la digitalización informativa? ¿Consideras que los comunicadores deben explotar más esta opción?
«El universo digital forma parte de un gran conglomerado de tecnologías que muchos intelectuales, temerosos, se encargan de 'demonizar' a diario. Pero en realidad, no son más que eso, tecnología, desprovista de la capacidad para discernir entre el bien y el mal. Por tanto, cuando una red social, página web, aplicación, etc., causa algún daño, el verdadero autor es la persona que está detrás de los algoritmos
«Una vez entendido esto, creo que no deberíamos estar discutiendo en 2025 si los profesionales de la comunicación están o no 'conectados'. Deberíamos estar trazando estrategias, analizando casos de éxito y disfrutando de los beneficios inmediatos de una conversación directa con nuestros públicos. Y con una amplia sonrisa, enfatizó: ‘Ya van tarde a esta fiesta. Cuando entren al juego, los pasos del baile que se saben estarán obsoletos’».
Hablando del mundo de la digitalización, ¿qué características debe tener el discurso narrativo en redes para que muchos se sumerjan en este universo?
«El método básico es sencillo: hablar con verdad, cercanía y sin muchos artilugios».
¿Cómo te insertas en el espacio Ruta 10?
«Llego a Ruta 10 por un pedido de la dirección de Cubavisión, después de que vieron mi desempeño en el programa En Redes. Había un equipo trabajando en una propuesta para un espacio televisivo matutino, pero no lograban encontrar lo que buscaban, así que me uní al proyecto y tuve la oportunidad de darle vida y ver germinar a la Ruta, codo a codo con excelentes profesionales».
¿Cuánto aportó a tu desarrollo profesional y humano? ¿Qué fue lo que más te atrapó del espacio?
«Ruta 10 me cambió la vida. Ya había hecho otros programas, pero ninguno ofreció las mismas oportunidades ni tuvo la repercusión de esa pequeña revista, que empezó con menos de media hora de duración y llegamos a alcanzar casi 50 minutos.
«Hacer televisión en vivo le cambia la vida a cualquier profesional. La preparación, la responsabilidad y el estado de alerta constante ante las cámaras, las indicaciones del coordinador o los cambios inesperados en el guion, son adrenalina en estado puro, y eso lo adoro».
Además de ser presentador del programa, ¿qué otros roles desempeñaste en él?
«Empecé como parte de un equipo sin roles definidos; éramos más un grupo de soñadores que quería dar vida a algo casi inalcanzable. Mi primer contrato fue como codirector del espacio, y así me desempeñé durante meses. Justo antes de la primera emisión oficial, pasé a ser director de contenidos, aunque mi carga y responsabilidad seguían siendo prácticamente las mismas.
«Debía dar forma a todos los audiovisuales que se emitían en las diferentes secciones del programa, coordinar entrevistas, programar planes temáticos, discutir con los guionistas, diseñar la estética de los cortos, el ritmo. Para lograrlo, armé un equipo excepcional de periodistas que, junto a un grupo de producción de audiovisuales, daban vida a lo que estaba en papel. Trabajábamos sin descanso, con mucho tiempo de antelación a las emisiones.
«Mientras hacía todo eso, también debía prepararme con los guiones, enfrentar mi rol de presentador y lidiar con el miedo de hacer televisión en vivo por primera vez”, concluyó el periodista».
Describe el espacio detrás de cámaras en cuanto a preparación.
«Creo que cada miembro del equipo tenía su propio ritmo en ese momento. Partíamos de una planificación general de guiones, que se entregaban a veces con semanas de antelación. Cada día, antes de la emisión, se hacía un repaso rápido ante las cámaras, y al final se revisaban los detalles del día siguiente.
«Confieso que, en mi caso, no comenzaba a prepararme con los guiones hasta el día anterior, porque un programa en vivo es un ente que se transforma y cambia constantemente, y los guiones que llegaban al estudio a menudo distaban mucho de lo que contenían en el papel. Ahí es donde entra en juego la capacidad de trabajar bajo presión.
¿Qué importancia tiene para un conductor o periodista estar al tanto de las adecuaciones idiomáticas?
«El idioma es nuestra herramienta, y todo lo relacionado con él es tan esencial como el aire para la vida».
¿Cuál debe ser el ABC de un comunicador?
«Escuchar es el punto de partida... A partir de ese escalón, todo depende de las aptitudes profesionales del comunicador».
Hay quienes dicen que mientras más natural es un comunicador, más interesante resulta su discurso narrativo. ¿Qué piensas sobre esta máxima?
«Creo que la empatía es esencial para crear conexiones reales con las personas. Poner el corazón en cada gesto, acercarse a la naturalidad sin romper los códigos básicos de la televisión; eso es lo que hace que una persona te sienta parte de su círculo cercano, te escuche, te acompañe en las buenas y malas.
Yo tengo la suerte, el privilegio y la responsabilidad de haberme ganado el cariño de miles de personas dentro y fuera de Cuba, y creo que ha sido porque siento un compromiso con serles útiles, hacerles compañía, entretenerlos y darles voz».
¿Quiénes han sido tus referentes en el periodismo? ¿Por qué?
«Me resulta difícil encontrar un solo periodista como referente. Con los años, llegué a crear un ‘Frankenstein’ mental, tomando lo mejor de todos los que leía, veía o escuchaba».
¿Referentes en la conducción de espacios?
«Admiro y respeto el trabajo de mis colegas contemporáneos, me siento complacido de saber que calladamente nos acompañamos en este viaje. Aunque mis referentes son de antaño: Consuelito Vidal, de quien busco la naturalidad y cubanía inmensa, y de Pinelli, su chispa y mente alerta».
Para tu trabajo, ¿te apoyas en un estilo o aportas rasgos personales?
«Es un poco de ambas cosas. En un primer momento, calculé cuál quería que fuera mi imagen televisiva, respetando mi personalidad y puliendo mi estética.
«A ese ‘personaje’ le fui incorporando cada vez más de mí, hasta que llegó el momento de presentarlo al público. Cuando me paré ante las cámaras, éramos uno solo. En este largo camino, ese Tavo de la pantalla es el mismo que puedes encontrar en la acera; ambos hemos crecido juntos».
¿Has trabajado en otros medios?
«He podido hacer radio, trabajar en varias páginas web, prensa nacional, ya sea escrita o televisiva, revistas... Como periodista, he podido experimentar todos los escenarios posibles».
¿En la actualidad, qué proyectos tienes? ¿Planes a corto y mediano plazo?
«Continúo madurando el programa En Redes junto a mi directora Yasmina Iglesias y mi equipo incansable. Ese es un espacio que siempre me trae ‘enredado’. Nuevos proyectos televisivos confirmados no tengo por el momento.
«Me encantaría poder hacer un gran show nocturno, como Sabadazo, un programa que todos recuerdan con cariño y admiración. Creo que un producto así le haría mucho bien a la televisión y el público lo agradecería».
Al finalizar la entrevista, nos dimos un abrazo, y le di la felicitación por poner una velita más a su pastel de cumpleaños.
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- Escrito por: Valia Valdés
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Conceptos profundos, acontecimientos impactantes y un elenco estelar garantizan el éxito de La pata de mono
La directora Marta Recio inició su carrera en la Televisión Cubana como editora en 1983. Tras graduarse en la Facultad de los Medios, tuvo sus primeras experiencias en la dirección, primero en el Canal Educativo y luego en programas infantiles y dramatizados de Cubavisión. Hace pocos días concluyó el rodaje de La pata de mono, una adaptación del cuento homónimo de W. W. Jacobs realizada por Ary G. Fuentes para el espacio El Cuento, que será transmitido en la programación de verano.
¿Cuál es el argumento de La pata de mono?
«El relato narra una serie de acontecimientos impactantes. La acción transcurre en el hogar de una familia que, tras mudarse recientemente a un entorno campestre, recibe la visita de un viejo amigo. A partir de ese momento, la vida de todos cambia de manera inesperada.
«Aunque la historia original fue escrita a inicios del siglo XX, su vigencia es sorprendente, lo que llevó a situarla en la actualidad. Está impregnada de sabiduría y aborda aspectos esenciales de la naturaleza humana. Reflexiona sobre la facilidad con que juzgamos a otros, hasta que las circunstancias nos colocan en una situación similar y nos llevan a actuar de la misma manera, o incluso peor.
«Asimismo, la historia hace un llamado a vivir el presente y a valorar lo que tenemos aquí y ahora, especialmente los vínculos afectivos. Muchas veces, al formar parte de nuestra cotidianidad, damos por sentado estos lazos y no les dedicamos la atención que realmente merecen».
¿Qué conceptos de la narración quiso reforzar en el audiovisual?
«Me interesó resaltar el lugar preponderante que a menudo se le otorga a lo material, la eterna búsqueda de algo más y la inconformidad como rasgo inherente de la naturaleza humana. A menudo, esta insatisfacción nos impide reconocer que existen aspectos intangibles, pero esenciales, como los vínculos interpersonales, en este caso, entre los miembros de la familia.
«También quise enfatizar la importancia de aprovechar cada instante para disfrutar de los seres queridos, hacer la vida más agradable tanto a nosotros como a los demás, y elegir ser felices con lo que ya tenemos, más allá de las carencias o aspiraciones que podamos tener.
«Es, además, una invitación a trabajar en la coherencia interior. En ocasiones, decimos y actuamos de una manera mientras pensamos y sentimos otra, muchas veces de forma inconsciente. Esta desconexión puede llevarnos a tomar decisiones erradas y a obtener resultados que no deseamos.
«El cuento nos insta a ser más conscientes y a realizar un ejercicio de análisis que nos ayude a alinear pensamiento, palabra, sentimiento y acción. Estoy convencida de que, al establecer esta conexión, los resultados serán más armoniosos y, en última instancia, más felices».
¿Cómo planteó la visualidad de la obra?
«La fotografía estuvo a cargo de Alexander Escobar, quien, tras un minucioso trabajo de mesa en el que definimos las bases estéticas, se concentró en encontrar el equilibrio entre luz y composición para narrar la historia de manera expresiva. Las imágenes son pausadas, con un enfoque selectivo que resalta los elementos de interés en cada escena, lo que aporta fuerza e impacto al discurso narrativo».
¿Puede referirse a otros de sus colaboradores?
«El diseño de producción estuvo a cargo de Mildre Gallego, quien, junto a su eficiente equipo, gestionó todos los aspectos logísticos y garantizó la fluidez del proceso. El sonido directo fue responsabilidad de Yenisel Morales, mientras que la banda sonora estuvo a cargo de Rubén Gómez y la edición, de Rafael García (Felito).
«El maquillaje, caracterizado por su sencillez y naturalidad, estuvo en manos del experimentado José Cota. En vestuario contamos con el talento de Yamila Vázquez. Los efectos especiales, muy bien logrados, fueron responsabilidad de Omar Valdés y Norge Columbié.
«Annes Velazco asumió la producción de rodaje, mientras que Ailin Guerra desempeñó un papel clave como script y asistente de dirección, ambas resultando un soporte fundamental para el buen desarrollo de las jornadas de filmación. La dirección de arte fue un trabajo conjunto entre Mildre Gallego y yo.
«Todo el equipo trabajó incansablemente, demostrando en cada momento una gran profesionalidad. Quiero expresar un agradecimiento especial a Altair Reyes y a la reconocida directora Mariela López, quienes también forman parte de este proyecto».
¿Cuáles fueron las locaciones seleccionadas?
«El cuento requería dos locaciones: la casa familiar y el pasillo de una morgue. Sin embargo, logramos filmarlo todo en la finca La Loma, propiedad de la familia Picart-Padrón Rodríguez, en Capdevila. Gracias a la vasta experiencia de Israel López (El Chino), responsable de la ambientación, pudimos adaptar uno de los espacios de la casa como morgue de manera funcional y creíble.
¿Quiénes integran el elenco?
«Tuvimos la fortuna de contar con un elenco de lujo, integrado por Blanca Rosa Blanco, Bárbaro Marín, Néstor Jiménez, Félix Beatón y Ariel Zamora. Son actores excepcionales que lograron encarnar sus personajes de forma magistral. En particular, los roles de Blanca Rosa, Bárbaro Marín y Néstor Jiménez requirieron un esfuerzo adicional debido a la complejidad de sus características.
«Cada caracterización busca reflejar las distintas maneras en que los personajes enfrentan una misma situación, dependiendo de sus circunstancias. Lo que al inicio les parece inaceptable, al final se convierte en su única alternativa, aun cuando implique un riesgo para sus vidas».
¿Cómo definiría la experiencia de esta realización?
«En términos generales, fue una experiencia con la que estamos completamente satisfechos. La invitación queda hecha para que disfruten la obra tanto como nosotros disfrutamos hacerla».