Temas

 La actriz Irela Bravo comenta los aportes de su personaje en la serie

La actual teleserie De amores y esperanzas, que transmite Cubavisión, ha logrado inyectarle a las noches de domingos una visión diferente del entretenimiento. Con un Tras la huella, que como dramatizado ya se convierte en una rutina argumental, su antecesor en la parrilla ha logrado una relación emocional que el televidente, por supuesto, necesita y agradece.

A pesar de que en la serie que dirige Raquel González el ritmo discursivo es más lento de lo que la propia dramaturgia exige, sigue siendo una propuesta válida en cuanto a puesta en pantalla: ambientación, vestuario, maquillaje, peluquería son especialidades que han cumplido su necesario objetivo de complementar la riqueza de lo que se dice.

Otro de los aciertos, y sería el más notable, por eso prefiero ejemplificarlo más que relatarlo, consiste en la necesaria sorpresa de colocar a actores en zonas distantes de las que habitualmente se les coloca: dígase Edith Massola en su rol de jefa del bufete, y a Irela Bravo como una de las abogadas del mismo.

Precisamente, Irela Bravo en esta oportunidad funge como madre sola de dos jóvenes. Con la hija, interpretada por Yésica Borroto, asume una relación de amor-tensión que hasta el más reciente capítulo felizmente convence por la naturalidad con que ambas lo han asumido y por la credibilidad de las razones que impulsa a cada una.

Al respecto, confiesa Irela: “Este fue un personaje que estuve esperando mucho tiempo. Raquel (la directora) me había anunciado que pensó en mí para que lo asumiera, a veces bromeando le decía que si pensaba que lo haría con bastón (ríe), pero no, llegó y estoy muy contenta con todo el equipo, por la confianza de Raquel en el trabajo de mesa, pero sobre todo porque estoy enamorada de los hijos que me han tocado: Yésica Borroto y Jorqe Enrique Caballero, que hace mérito a su apellido, muy receptivo, toma muy rápido todo lo que se quiere de él.

“En el caso del conflicto con Yésica, tiene sus motivos ella como madre, pero ha habido un tremendísimo respeto aun en las escenas más fuertes. Ella es una actriz muy joven, ahora mismo estudia en la Universidad de las Artes (ISA) pero sabe muy bien lo que quiere, es muy centrada; eso para mí constituye un reto para que cada rol sea el complemento del otro.

“Los ensayos fueron muy fructíferos y llegamos a grabar ya no solo con la letra aprendida, sino también con el sentimiento a flor de piel. Yésica me comentaba que al principio sentía miedo, nunca ni siquiera nos habíamos visto, pero la energía de los personajes fluyó pronto y ya los resultados están en pantalla, yo me siento agradecida y feliz.

“Creo que en este momento de mi carrera ya necesitaba un personaje que tuviera cosas que decir, algo distante a lo que soy y siento. Porque hacer Entre tú y yo te enmarca mucho en el tiempo, por otra parte, el adorable personaje de Cachita Caché, de Vivir del cuento, está más cerca de lo que para muchos directores significo.

“Así que De Amores y esperanzas me atrae a un público joven y me acerca a esa máxima de vida de que siempre hay una oportunidad, y yo diría dos y tres, solo se necesita saber qué hacer en cada una de ellas, en mi caso el acierto estuvo desde el momento en que dije que sí y entré en ese universo de amores y esperanzas”.