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- Escrito por: HEC
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Cada Primero de Mayo es un día especial para el que trabajamos en la Televisión Cubana. Días antes se apremian los preparativos para llevar a Cuba y el mundo la Fiesta de los trabajadores. Desde todos los puntos de país se distribuyen tareas para hacer posible una transmisión exitosa.
En la Plaza de la Revolución de la capital, en las provincias y los municipios del país no se duerme desde la noche, se alistan andamios y posiciones desde donde podamos captar la mejor de nuestras imágenes.
Atrás quedan nuestros familiares que desfilarán y los buscaremos en el lente como sintiendo que estamos allí. En los Estudios se continuará llevando al pueblo el acontecer del país. Feliz somos porque nos convertimos en los ojos de la nación.
Este año las circunstancias han cambiado. La COVID-19 empaña nuestra fiesta en la calle, pero no vamos a dejar de festejar. Desde nuestras casas continuaremos con nuestro entusiasmo y confianza en la Revolución.
Vamos a sonar la clave cubana, vamos a desbordar nuestro entusiasmo con unidad, firmeza y una victoria. Nadie nos arrebatará la celebración. Viva el Primero de Mayo.
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- Escrito por: PAVEL LÓPEZ GUERRA/Tribuna de la Habana
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Reciente entrega de la serie "Rompiendo el silencio" se convierte en auténtico "parte aguas" en el devenir de la representación televisiva de la masculinidad en Cuba
Las redes tenían que "sonar" este miércoles 28 de abril de 2021. La pequeña pantalla insular hizo Historia la noche previa, no solo por la poco frecuente circunstancia de mostrar a dos hombres proyectando afecto y deseo sexual desinhibidamente en un teledramatizado con sello nacional.
"Rompiendo el silencio", el arriesgado serial dirigido por Rolando Chiong y Legna Pérez Cruzata, volvió a marcar la diferencia.
Su capítulo diez, "Decisión", obró el milagro: una entrega signada por la sutileza en el retrato de las psicologías implicadas y los conflictos, al son de esa vocación de denuncia contra la violencia que resume el cometido del proyecto desde su arranque.
Nuevamente el espacio doméstico al centro de la mirada: un matrimonio en crisis, un hombre que descubre el sosiego dentro de una relación homoerótica con su compañero de trabajo, una mujer movida por el dolor y el resentimiento presta a convocar al hijo pequeño, al amante sustituto y al suegro para respaldar una campaña de linchamiento de reputación contra su cónyuge, el sabotaje a la cálida relación afectiva entre padre e hijo como arma de venganza...
La construcción de las masculinidades se coloca aquí en el ojo del huracán, asunto llevado y traído por las Ciencias Sociales en Cuba desde hace décadas, pero que no ha encontrado una expresión consecuente dentro de nuestros medios en los cuales el hombre permanece circunscrito, salvo escasas excepciones, al esquema de macho protector y proveedor, mujeriego, activo y victimario de preferencia dentro de cualquier dinámica familiar o social de dominación.
"Rompiendo el silencio" desmonta esta vez prejuicios, al incorporar teorías modernas que entienden esa supremacía "testosterónica" como camisa de fuerza. La misma que sumerge al "macho" en un universo baldío donde no se le permite manifestar emociones o distanciarse un milímetro de la llamada "heteronorma" y sus patrones de comportamiento tradicionalmente establecidos.
La inteligencia de los autores, no obstante, va mucho más allá de la simple sustitución o intercambio de roles entre opuestos, táctica al uso dentro las campañas más comunes y básicas de legitimación. Acá el protagonista lo mismo porta los signos de la virilidad imperturbable, recurre a la fuerza física para defender su honor, rinde culto al guante y a la pelota, que no se cohíbe de manifestar afecto a su hijo varón o a su colega del taller de mecánica, cuando la situación lo amerita.
La realidad y los seres humanos, se constata a la postre, son siempre más complejos que las categorizaciones: primer gran hallazgo del relato.
"Decisión" trasciende a su vez por un criterio de puesta que se aparta de modo radical de la también socorrida elipsis con que se resuelve usualmente la plasmación del amor y afecto homosexuales dentro del espacio fictivo.
En la creación de marras la sinceridad y mirada descarnada frente al sexo y el deseo entre hombres devienen directamente proporcionales a la voluntad por humanizar a los caracteres masculinos.
El resultado se deja ver en los comentarios favorables sobre este capítulo en muchos foros virtuales durante la presente jornada, con lo cual los directores dieron con otro dardo en la diana: la negación absoluta a subvalorar la inteligencia y sensibilidad de los espectadores.
A fin de cuentas las elipsis, eufemismos o los dobles discursos (pareciera ser la sentencia) lejos de proteger susceptibilidades no logran sino perpetuar la esencia de una exclusión, del silencio que hay que romper, dirían los libretistas.
Aún con algunas manquedades nimias como la necesidad de matización más rigurosa de los antagonistas de la anécdota, en especial la mujer, quizá por la falta de tiempo expositivo, Chiong y Pérez Cruzata vuelven a sonar un jonrón en su empeño por sabotear la indolencia frente a tantas injusticias y amplificar realidades que, no por solapadas, pierden su potencial para al doblar de la esquina sorprendernos con un izquierdazo en la cara. Mucho mejor estar alertas.