Entrevista realizada a la guionista Lil Romero acerca de su relación con el dramatizado en la televisión, así como sus próximos proyectos.
Lil Romero, guionista que en los últimos tiempos se ha asociado a diversos shows televisivos de corte musical, creó un estilo a la hora de llevar estos mensajes al gran público, de modo que detrás del disfrute y el entretenimiento quedase prendida esa llamita del conocimiento.
En su continuo crecimiento desde la escritura tuvo la posibilidad —lamentablemente fallida— de aportarle su experiencia a un show deportivo en Tele Rebelde, donde tampoco faltaría ese “toque” de aprendizaje. Quiere decir que, aún por caminos diferentes, para esta creadora resulta indispensable el valor del decir “todo o casi todo” —parafraseando a los colegas de la revista De tarde en casa—, pero hacerlo con rigor, de manera que cada frase, sentimiento o emoción esté respaldado por la verdad de lo que se dice.
Y en este compromiso también sustenta su alianza con el dramatizado, género que ofrece tantas fórmulas, como seres humanos lleven a cuestas sus problemáticas. Justo sobre la relación de Lil con el dramatizado para la televisión, nos detuvimos en esta oportunidad:
Luego de asumir proyectos de corte musical para la televisión, ¿cómo defines tu actual relación con el género dramatizado en la pequeña pantalla?
«Los dramatizados se han convertido en una forma de expresión que disfruto mucho. Tener —como dice un amigo— el deseo de contar “las historias del bien” es algo que me apasiona. Elegir personajes y narraciones que puedan sorprender, agradar, entretener y también aportar algo que devele disimiles conflictos humanos y nos dibuje la sociedad que estamos siendo.
«Sé que es imposible que un audiovisual pueda cambiar esencialmente el mundo; pero tengo la confianza y la certeza de que puede contribuir a mover la conversación social y echar luz sobre los temas que nos importan y preocupan.»
¿Qué desafíos te impone escribir para el público juvenil?
«Cuando escribo para adolescentes y jóvenes hay dos asuntos en los que pienso: respetar sus inteligencias y sus saberes diversos, y hacer todo lo posible por conectar con sus lenguajes, realidades y formas de expresión. Para eso no hay nada más útil que dar a leer mis textos a muchachas y muchachos y escuchar lo que tienen que decir. Una va entendiendo sobre la marcha qué funciona y qué no, cuánto la historia les resulta o no atractiva, qué suceso les impactan más o menos, con cuáles estructuras se sienten más cómodos o complacidos…
«Una de las conclusiones que he sacado a lo largo de estos años de escritura es que la manera en que desean verse en pantalla es esencialmente como sujetos activos, propositivos, auténticos, espontáneos, fuera de los moldes establecidos y alejados del “debe ser”.»
Recién disfrutamos el telefilme Cosas de muchachos en la revista Una calle, mil caminos ¿Hasta dónde los recursos de la escritura te llevan más allá de una teleserie y te conducen a la literatura?
«La escritura audiovisual es una escritura muy específica que no es literatura. Si bien, el audiovisual bebe de la literatura y sus diversos modos de narrar; a la hora de escribir un guion una ha de seguir las pautas de escritura de guion, lo mismo a la hora de redactar un argumento o hacer una biografía de personajes.
«A veces, antes de redactar una sinopsis argumental con todas las de la ley, me doy la licencia de escribir pequeñas historias que bien podrían estar más en la cuerda de la literatura; pero es eso un recurso para la búsqueda de la historia que estoy ideando.»
La televisión se ha convertido en un buen asidero para tu ingenio. ¿Qué otros proyectos tienes en ella?
«Actualmente estoy escribiendo un nuevo telefilme, terminé de coescribir el argumento de un largometraje y ya comienzo en el proceso de escritura del guion. Además, estoy dando mis primeros pasos en la escritura del argumento y guion de una serie web.»
Y por esos rumbos, ¿no se despierta en ti el deseo de dirigir?
«Pues sí, este año tengo pensado comenzar a formarme en temas de dirección, es un camino por el que deseo transitar, aprender del oficio y el talento de directoras y directores con quienes he tenido el placer de trabajar desde el guion y llegar a dirigir mis propios textos en un futuro no muy lejano.»
Basta esperar entonces cómo se sigue moviendo esta inquieta creadora, cuyo nombre aparece también en la idea original del espacio musical de verano La Majomía. Tal vez sea porque no deja de acompañarla ese bichito de mostrar la música más allá del gran escenario y conocer cómo es preciso fusionar sonoridades que, a simple vista, no convergen. De la misma manera en que, desde el dramatizado, sabe hacer confluir lo distante para universalizar el día a día.
Mucha suerte Lil en estos nuevos empeños. Por acá también mantendremos la “majomía” de seguirte el rastro creativo, sobre todo en este nuevo trayecto que te conducirá de la escritura a la dirección. Buen viaje.