La asesoría de programas en la televisión es una labor complicada, palabra que bien podría definir con exactitud el trabajo a veces silencio so, otras veces destacado de los cientos de asesores y asesoras que trabajaron y trabajan en la televisión de nuestro país.
Pero: ¿qué hace tan delicado el trabajo del asesor en la televisión? ¿A qué nuevos retos se enfrentan hoy los asesores y asesoras en el medio televisivo?
En busca de una base: ¿qué es un asesor de televisión?
Según el diccionario de la Real Academia Española el asesor es aquella persona especialista en un asunto y que por sus profundos conocimientos da consejos a un dirigente o una alta figura social para que adopte medidas certeras y sabias.
Desde la óptica histórica han existido asesores desde tiempos inmemoriales. Un asesor en una comunidad en el neolítico, por ejemplo, fue el llamado brujo o hechicero, aquel que mediante la comunicación con las fuerzas naturales, les permitía aconsejar al jefe sobre diferentes temas que iban desde la alimentación hasta los matrimonios.
También el consejo de ancianos en las tribus, el bufón en la Edad Media, incluso el mayordomo de un aristócrata, fueron asesores en su tiempo. Ya en la modernidad y la consecuente subdivisión de saberes por especialidades, el asesor tomó una posición relevante dentro de una específica jerarquía ya sea de orden estatal o empresarial. Es común hoy los asesores de abogados o de ministros: mientras más agudo sea su consejo mejor cotizado será el asesor.
Un aspecto muy importante del asesor es que su asesoría era directamente proporcional con los intereses de aquellos que asesoraban. Un rey, por ejemplo, pedía consejos para dirigir mejor a su reino pero en última instancia se trataba de continuar el ejercicio de poder sobre sus vasallos. Por lo tanto, de un asesor podía depender la estabilidad política, la economía, entre otras variables, de un conglomerado social determinado.
Pero, el asesor de televisión qué:
Un asesor de televisión, a mi juicio, es aquel especialista en medios audiovisuales que con sus nociones contribuirá a que un producto televisivo tenga la calidad requerida, es decir, a que el mensaje comunicativo del programa se transmita y llegue de manera efectiva. Incluso no basta esto sin una actualización constante, por parte del asesor, de los asuntos más acuciantes de la sociedad en general y de los individuos en particular donde desempeña su labor y que al final son estos últimos quienes la consumen.
En la cuerda flora: trabajando en caliente
En oposición a otros cargos artísticos dentro del medio televisivo tales como la dirección de programas, sonido, edición, luces, entre otros, la asesoría de programas en la televisión cubana no es una especialidad que se estudia por cinco años. El asesor de televisión se forma a partir de cursos y diplomados impartidos en la institución.
Frecuentemente la asesoría de los programas de televisión suele ser un trabajo que se aprende y aprehende con la práctica diaria, en dependencia del programa que toque asesorar, del canal donde se inscribe ese programa e incluso de la situación político-social que reine en nuestra sociedad y a nivel mundial. En buen cubano: es la concreta y no un simple papel quien va marcando la formación de un asesor, el cual con su trabajo también velará porque la línea editorial del canal o de la institución sea consecuente con los principios que fue creado. Pero con esto aún no es suficiente.
Incluso al leer un guión o estar en el proceso de producción el asesor de la televisión debe de tomar en cuenta incluso hasta las situaciones geográficas, porque no es lo mismo el municipio de Guanabacoa o el del Vedado, como tampoco son similares la provincia de Ciudad de La Habana con Las Tunas. En otras palabras, un mensaje efectivo no solo influye las características del público a quien esté dedicado sino también las características geo-culturales donde se desenvuelva este grupo.
Por otra parte y partiendo de la anterior definición, el asesor no puede desenvolver su cargo sino tiene a quien asesorar. El trabajo conjunto de directores, guionistas, y todo el personal técnico es imprescindible para una labor práctica del mismo. No se trata de imponer opiniones, es ante todo del ejercicio del diálogo. Un asesor donde primero desarrolla su labor es con el equipo de trabajo.
El ejercicio crítico, constructivo ante todo, del asesor puede ser su mejor arma pero también su mayor debilidad. Parte de nuestra idiosincrasia como cubanos es la hipersensibilidad a la crítica. Aquí el asesor le puede tocar la peor parte al opinar de manera negativa sobre un programa. El silencio a veces puede ser una solución para no provocar divisiones dentro del equipo de trabajo. Sin embargo, siempre pensemos que el público será el que dirá la última palabra.
¡Que venga la fiera!: los retos del hoy para el asesor.
La Televisión Cubana ha tratado y trata durante décadas de llevar a cada televidente una programación donde se resalten valores que correspondan con aquellos que nuestra sociedad defiende. Pero también sabemos que el cambio es lo que nunca cambia y la televisión hecha para nuestros abuelos no es la misma que disfrutan nuestros padres y lo mismo sucederá con las generaciones posteriores.
Nuestra sociedad no es ya la misma que aquella que transmitía los muñequitos rusos. El período especial, la entrada de una masa considerable de turismo, el bloqueo, las crisis de paradigmas, la cuestión de la diversidad sexual, racial son puntos a tomar en cuenta por el asesor a la hora de opinar sobre un programa.
De la forma en que nos miremos, analicemos, critiquemos en cualquier programa televisivo depende en buena parte de los asesores. Dejar atrás estereotipos por parte del asesor a la hora de poner en marcha un programa es fundamental. La televisión en nuestro país, goza de gran popularidad, es un medio de entretenimiento de gran parte de la población. En cada mensaje que se trasmite van implícito criterios que pueden asentar o catalizar estados de opinión con respecto a los disímiles y plurales segmentos de nuestra sociedad.
El asesor no debe pasar por alto que algunas conductas nocivas acompañadas de cierta música puede transmitir de manera inmediata que los consumidores de ese género musical son peligrosos o delincuentes. También estereotipar a homosexuales, travestis, como ocultar personas con estéticas diferentes, dígase los rastafari, no es lo apropiado. El asesor de la televisión cubana debe concientizar que somos una sociedad diversa, múltiple que bajo lo cubano conviven formas diferentes de vivenciarlo.
Claro, no es solo el asesor de la televisión quien lleva todo el peso sobre sus hombros. Sin embargo, sobre él o ella descansa buena parte de esa responsabilidad. Sirva este artículo como un pequeño reconocimiento para los asesores que tras bambalina tratan poco a poco y constante hacer una televisión mejor.