La programación del Canal Educativo que incluye teleclases y cursos de Universidad para Todos, han servido como un valioso aliado de la educación de la juventud. Estos dos espacios que se insertan en la política cubana de juventud destinada a elevar el nivel educacional y cultural de los adolescentes y jóvenes

En el mundo se hace necesario llevar a cabo políticas de juventud por las condiciones específicas de los jóvenes que necesitan preparación, formación y requieren de ayuda y asistencia particular.

La población joven han sido elegida como prioritaria para el desarrollo de políticas, así como de programas y proyectos, ya que los jóvenes no solo son destinatarios de servicios sino también son actores estratégicos del desarrollo, a través de su participación protagónica en la modernización económica, social y política del país, por lo que necesitan elevar su nivel educativo y cultural, fomento de valores, etcétera.

En Cuba las políticas de juventud han estado incluidas dentro de las políticas sociales de desarrollo social del país. Desde el triunfo revolucionario en 1959, se ha tenido una visión de la juventud de carácter constructivo y se le ha brindado un papel protagónico en la construcción de la Revolución. Entre las direcciones fundamentales de la política de juventud se encuentran la educación, el empleo, la salud, la recreación, actividades laborales, entre otros.

Al final de la década de los ochenta el país poseía una política de juventud caracterizada por su elevada cobertura, persistencia y estabilidad, que aseguró a los jóvenes altos niveles de integración social. Sin embargo, debido al Período Especial, entre 1991 y 2000 se operó una modificación negativa en las formas de inserción social de los jóvenes. Por lo que se desarrollaron medidas para paliar los efectos sociales de la crisis y se laboró arduamente por restaurar las políticas sociales.

Esta situación condujo a desarrollar una nueva política de juventud, a partir del 2000, para rescatar una considerable masa de jóvenes que vivían al margen del proyecto, que no estudiaban ni trabajaban. Surge una nueva concepción que se concentró en la educación, la cultura, la formación política y la política laboral. Comienzan a llevarse a cabo los Programas de la Revolución, como parte de la Batalla de Ideas librada por nuestro pueblo en defensa de las conquistas y la soberanía durante casi 60 años de Revolución.

En este período se desarrollaron diversas acciones encaminadas a lograr mayor acceso y oportunidades en el área de la educación. Esta es una vía priorizada a nivel mundial para el desarrollo de políticas por la influencia que una persona tiene sobre otra para la asimilación de los contenidos sociales, valores, normas imperantes en la sociedad en que vive; además constituye una forma de control social.

Los medios de comunicación masiva en Cuba juegan un rol protagónico en este proceso y se insertan en la batalla en pos de la consolidación de una cultura general integral y de valores revolucionarios; educación y cultura son dos de los principales baluartes de la sociedad cubana.

Por ello uno de los programas de la Revolución encaminados a la educación de la juventud estuvo y está dirigido desde la Televisión como principal responsable.

Los medios de comunicación masiva constituyen un recurso indispensable para llevar a los públicos heterogéneos el mensaje educativo de las más diversas formas e incidir en ellos para crear valores.

La Televisión cubana tiene entre los lineamientos generales de su política de programación la influencia activa en la superación educacional, histórica, científica y cultural de nuestra población. De esta forma contribuye al enorme trabajo por la educación que se realiza a nivel social hoy en día. Los canales Educativos son ejemplo de ello.

La creación del Canal Educativo en la Televisión cubana forma parte de la Batalla de Ideas que el pueblo cubano desarrolla. Surge por la necesidad de trasmitir programas educativos sin afectar el horario de otros espacios televisivos; su objetivo está orientado a ofrecer una programación con fines educativos y culturales. Su producción está vinculada con el Ministerio de Educación, el de Cultura y el Instituto Cubano de Radio y Televisión (Icrt).

El Canal Educativo fue fundado el 7 de mayo de 1990, pero no es hasta el inicio del curso escolar 2003-2004, que el 85 por ciento de la población total del país recibió la señal del nuevo canal y su programación llegó a la mayoría de las aulas del país. El Canal Educativo ha posibilitado que se haga un mejor aprovechamiento del horario escolar para trasmitir los programas educativos.

El Canal Educativo 2 salió al aire en abril del 2004 con la transmisión de la Segunda Olimpiada del Deporte Cubano.

La programación del Canal Educativo incluye teleclases para todos los niveles de enseñanza, cursos de Universidad para Todos (UPT), espacio didáctico con alto carácter científico, que pone al alcance de la población conocimientos sobre diversos temas, así como programas dedicados a la historia, las artes, la ciencia y la salud.

Sin embrago, los dos primeros espacios son los que más tiempo en pantalla tienen y han servido como un valioso aliado de la educación de la juventud. Por esta razón analizaremos estos dos programas que se insertan en la Política cubana de juventud destinada a elevar el nivel educacional y cultural de los adolescentes y jóvenes.

Este pequeño análisis se realizará teniendo en cuenta resultados de estudios realizados en los últimos seis años en el Centro de Investigaciones Sociales del Icrt con los públicos metas de estos espacios.

Universidad para Todos

La universalización de la enseñanza se ha convertido en uno de los retos más importantes dentro del contexto social cubano. Los cursos de Universidad para Todos (UPT) fomentan la cultura de los individuos, el bienestar y el crecimiento del pueblo.

Existe un reconocimiento marcado de la importancia de que existan estos cursos y de su notable didactismo, pero los públicos no se exponen casi a ellos.

Los índices de audiencia del espacio no se registran o se encuentran por debajo del 1,0 % a pesar de que se cuente con los mejores profesionales y expertos frente al aula televisiva, equipos de realización destinados para esta empresa, recursos, entre otros.

En los inicios del espacio (cursos de Técnicas Narrativas, Ortografía, Español) para los públicos fue importante el nivel de expectativa creado, la novedad y la acogida del espacio debido a las temáticas y lo que representaba en esos momentos Universidad en términos didácticos, pero en la actualidad, incluso los cursos más vistos tienen problemas intrínsecos de forma y realización.

Los cursos de idiomas son los más seguidos por los televidentes, se destaca la calidad de las clases y los materiales audiovisuales utilizados.

A diferencia de otros espacios educativos, como por ejemplo las teleclases, los cursos no están concebidos para un público cautivo que tiene la obligación de consumir estos productos; por tanto, las personas solo verán lo que les interesa y elegirán lo que es de su preferencia. Esta es una premisa fundamental para la realización de productos de este tipo.

Múltiples factores inciden en el producto final por la complejidad en el proceso de realización de productos educativos: las exigencias de la preparación de la materia que se aborda, la selección de profesionales, la exclusividad del proyecto, el enfoque didáctico, las dificultades en la logística, el sentido de pertenencia de los equipos de realización, la remuneración, más baja con respecto al resto de la programación, por citar solo algunos; pero lo más importante es que el producto sea bien recibido y tenga un impacto positivo en los públicos.

La población reconoce la utilidad de los cursos, la calidad y profesionalidad de los profesores y el esfuerzo que realiza la televisión por masificar la cultura. No obstante, existen algunos aspectos que conspiran contra el espacio como son el horario de retransmisión (muy tarde en la noche), la repetición o el hecho de que no todos sean atractivos a la audiencia por la temática que tratan, o el nivel, considerado por algunos demasiado elevado.

Teleclases

La práctica de la enseñanza es interacción social entre maestros y alumnos; la Televisión media en este proceso, influye en él y contribuye en mayor o menor escala al resultado final. Las teleclases se insertan en este complejo proceso de comunicación educativa, por tanto, la organización y la finalidad de estos espacios deben estar bien definidas.

La Televisión Educativa desde su surgimiento, y en especial las teleclases, han llamado considerablemente la atención de los públicos en general, fundamentalmente de los padres, que se han preocupado por la calidad de estos productos y la aprehensión de los contenidos por parte de sus hijos, los principales destinatarios.

El contexto social y escolar juega un papel importante en el comportamiento de los estudiantes y profesores con respecto a este espacio audiovisual y en estos momentos la escuela cubana necesita de incentivos que enriquezcan las dinámicas didácticas y las interacciones productivas.

La Televisión Educativa debe incidir y favorecer estas dinámicas, sin llegar a sustituir la labor del docente, en tanto permita una mejor comprensión de los contenidos, además de elevar el nivel de instrucción de los educandos.

Si bien es cierto que las teleclases contribuyen a mejorar la situación educativa vigente y  forman parte de las prácticas escolares actuales, igualmente han surgido problemas con su inserción en este contexto:

  • El producto audiovisual, en ocasiones, no cumple con las expectativas del público meta, ni con el nivel adecuado de asequibilidad y comprensión de los mensajes, ni con los requerimientos de tipo audiovisual que cautiven en realidad a este auditorio.
  • La proyección de los teleprofesores, en cuanto a la imagen y al dominio del lenguaje audiovisual, no goza de una completa aceptación por parte de los estudiantes.

Las teleclases entre los estudiantes de primaria y secundaria se destacan como lo más visto debido a su carácter obligatorio. Los estudiantes no solo ven los espacios educativos que se les orientan, sino también musicales, animados, películas, documentales y materiales deportivos, que pueden o no estar insertados dentro de las teleclases como apoyo visual. Las películas, los documentales y los animados son los espacios preferidos por ambos grupos de escolares, elemento a tener en cuenta para aprovechar el rendimiento de estos educandos.

Criterios brindados por los estudiantes reflejan agrado por las teleclases, reconocen su importancia y el beneficio de estas como producto comunicativo para el incremento de conocimientos. Pero refieren diversas debilidades como lo propiamente didáctico, la duración, el aburrimiento y lo poco atractivo de las clases fundamentalmente en el caso de la enseñanza secundaria.

Por otra parte las teleclases son mejor recibidas y evaluadas por los estudiantes de primaria; lo mismo sucede con la evaluación a los teleprofesores. Los estudiantes de secundaria evalúan la apariencia de los teleprofesores en cuanto a edad y atractivo físico, la extensión de las teleclases y las lagunas en las asignaturas, dada la falta de vinculación directa entre los profesores del aula y los teleprofesores, hecho que puede imposibilitar la relación alumno-profesor, el intercambio de conocimientos y la aclaración de dudas.

Fortalezas generales de los contenidos educativos

La transmisión durante más de 20 años de programas esencialmente educativos tanto curriculares como formativos de manera ininterrumpida con directores, guionistas, profesores y un colectivo de realización sólidamente constituido, resulta significativo en estos tiempos cuando los creadores audiovisuales se enrumban muchas veces hacia menesteres más fáciles o atractivos.

Se presta especial atención al factor ético en la promoción de valores didácticos y educativos. El público reconoce de forma positiva el perfil instructivo-didáctico de los canales Educativos.

Los profesionales y expertos a cargo de los cursos y las teleclases son mayormente elogiados por su función pedagógica, la preparación, el buen desempeño y la inteligencia.

Debilidades generales

La reproducción en la pantalla del aula. No se reconoce la diversidad en las aulas y los tiempos de aprendizaje de los sujetos, sus intereses, sus capacidades, sus aspiraciones.

No todos los teleprofesores tienen la misma preparación, algunos están carentes de entusiasmo, no propician la participación ni la interacción que se da naturalmente en el aula, lo que provoca descontento, dudas e insatisfacciones en la obtención de información sobre ciertas materias, desanima a los estudiantes y hace poco interesantes las clases.

Existen dificultades con la capacitación del capital humano en los ámbitos pedagógicos y de realización; no existe la preparación para este personal por la premura con que deben salir al aire estos cursos. La capacitación de los colectivos participantes en el proceso de realización repercute en la calidad del programa audiovisual que se produce.

La repetición innecesaria indica saturación y provoca insatisfacción por parte de los públicos con las teleclases  y UPT, propuestas que menos gusta dentro de los canales Educativos.

Las audiencias de estos espacios califican como bajas o muy bajas. Los espacios de mayores índices de audiencia de estos canales no se insertan en un perfil netamente educativo, como son los cinematográficos, los documentales.

No se propicia un sistema de evaluación de las asignaturas ofrecidas en UPT.

El acercamiento a teleprofesores y miembros del equipo de realización de estos espacios ha mostrado que el sistema educativo ha sufrido y continúa sufriendo las consecuencias de la ineficaz realización de algunos productos comunicativos que tratan la temática instructiva. Por otra parte existen pocas capacidades de producción para estos, premura en la culminación de estos productos, falta de dominio televisivo de los teleprofesores e insuficiencia presencial y de preparación de los profesores del aula, la escasez y la carencia económica.

Recomendaciones generales

Es válido destacar que nuestra Televisión Educativa necesita de cambios, pues a pesar de que los resultados de los programas educativos pueden considerarse como positivos, se han creado proyectos interesantes que luego han perdido la calidad que los caracterizaba, e incluso los conceptos iniciales se han diluido en el tiempo.

Resulta importante impregnarle a los contenidos el lenguaje audiovisual, de forma que sea un espectáculo donde se aprenda y disfrute. Se debe enriquecer la clase televisiva con recursos audiovisuales atractivos y un ritmo dinámico que propicien la diversión y la originalidad; la clase debe tener mayor brevedad para facilitar el aprendizaje y los procesos de retención del conocimiento.

La elaboración de productos educativos necesitan calidad y estrategias pedagógicas y artísticas novedosas que ayuden a reanimar y perfeccionar el sistema educativo.

Una Televisión Educativa de éxito necesita mensajes entretenidos y que porten conocimientos valiosos, de comunicadores que investiguen los intereses y expectativas de los estudiantes, de pedagogos y expertos que enriquezcan esta programación, de teleprofesores que conozcan el lenguaje audiovisual y equipos técnicos que dominen lo didáctico.

Habría que repensar el proyecto de UPT en aras de garantizar la fidelidad de la audiencia que se expone a los diversos cursos y captar nueva audiencia también. Una década es suficiente para validar la experiencia y acometer un rediseño que la actualice convenientemente. Un buen tema que invite al diálogo, la perspectiva crítica no siempre desde lo transmisivo, con alcance para todos y con una envoltura atractiva será un resultado de importancia para estos cursos.

De manera general se hace necesario trabajar por reformular el sentido estético televisivo del espacio UPT y las teleclases en cuanto a escenografía, imagen de los teleprofesores, ambientación, vestuario, iluminación, entre otros. Revisar la extensión y el contenido de los carteles utilizados en el espacio, así como que la información de las clases permanezca más tiempo en pantalla para que puedan copiarla los alumnos.

En el caso de las teleclases se debe contribuir a la integralidad del teleprofesor a partir de la capacitación relacionada con el lenguaje audiovisual, así como incrementar la preparación docente de los profesores en el aula.

Se debe propiciar un sistema de evaluación a través de las sedes universitarias que funcionan en el país de las asignaturas ofrecidas en UPT.

Con el surgimiento de los Canales Educativos y el espacio UPT se ampliaron las posibilidades de estudio y de adquirir un mayor nivel cultural, pero aún no se cumplen las expectativas.

Cada vez se hace más complejo satisfacer los gustos y preferencias de los públicos. Todo depende de los intereses del público y de la calidad del producto comunicativo-educativo, elemento que pueden atraer o alejar la audiencia. Pero los criterios de calidad de este tipo de programación deben primar sobre los criterios de audiencia.

La estrategia no consiste en eliminar las teleclases o las UPT y las repeticiones justificadas de estas sino en perfeccionar el espacio, revisar el producto que está saliendo al aire para lograr una mayor aceptación de aquel que lo consume.

El conjunto de recomendaciones realizadas ameritan un seguimiento pues tienen que ver directamente con las estrategias discursivas que caracterizan a los programas de tipo educativo. Y deben ser tomados en cuenta por los realizadores, el Ministerio de Educación que rectora la educación de las nuevas generaciones, con el apoyo de otros organismos del Estado cubano.

 

* Especialistas del Centro de Investigaciones Sociales de RTV Comercial, del Instituto Cubano de Radio y Televisión

 

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