La Televisión hace muchos años dejó de ser únicamente una plataforma divulgativa o propagandística.

Habría que estudiar, asimismo, el modo en que algunos de nuestros propios problemas son reflejados en la producción nacional. No puede haber divorcios, ni incoherencias, las cuales en ocasiones están dadas porque nuestra propia doble moral nos hace ver defectos en otros que no somos capaces de ver en nosotros. Eso es un tema serio a resolver por quienes pensamos la Televisión, tanto desde las funciones de dirección, como desde las funciones creativas, propiamente dichas.

Muchos temas a la hora de particularizarlos complejizan el asunto. Hay muchas zonas preteridas de la sociedad que a veces no visualizamos bien en nuestros programas y, al no hacerlo, dejamos espacios oscuros o, sencillamente, espacios para que otros, desde otros lares, ejerzan con su pensamiento la mirada crítica sobre lo que nos sucede.

Eso es un error. Considero que la primera acción revolucionaria tiene que partir de nosotros, debemos trabajar sin tabúes en cualquier zona de la sociedad, trabajar con profundidad de pensamiento, con mucha coherencia entre las diferentes instituciones, entre nuestras propias fuerzas, en aras de que cualquier cuestión que se visualice en la pantalla sea tratada con inteligencia y nos dé la posibilidad de reflexionar, de hacernos pensar. Ése es el único modo de crecer.

Es el único modo de crecer en medio de situaciones muy adversas desde el punto de vista ideológico, lo hemos visto recientemente en los diferentes capítulos de la serie Las razones de Cuba. No podemos perder de vista que tenemos que estar insertos en esa batalla. Y para eso debemos tener la claridad de que la Televisión es para criticar, vista la crítica no en el sentido peyorativo, sino como ejercicio de pensamiento, con su cualidad enunciativa y reflexiva, con su poder de indagación donde se muestra también lo positivo como valor de contraste.

En un país socialista, con sus particularidades, con una tradición que nos enseña a pensar partiendo primero de la profundidad del pensamiento martiano, y del pensamiento de Fidel Castro, por supuesto asido a los conceptos del marxismo-leninismo que son, en esencia, conceptos de filosofía crítica; la Televisión tiene que insertarse desde la óptica que nos permita construir pensamiento en los ciudadanos, desde la mirada que trabaje por la capacidad del ejercicio crítico. Y para ello, no debemos dejar a un lado ningún género, todos los géneros son importantes.

El documental, por ejemplo, tiene mucha fuerza y no lo explotamos bien. Lo que puede hacerse en los dramatizados, por su modo de convocar a la razón desde el sentimiento, todavía tenemos que perfeccionarlo mucho. En el periodismo televisivo hay mucha batalla por andar aún. De una manera u otra, ningún tema podemos pretender verlo como compartimento estanco de una zona de la programación.

Pienso que cuando los temas se “transversalizan” en toda la programación, cumplen mejor su cometido. En la medida en  que se hacen presentes, según las características de cada género y los diversos abordajes, y contribuyen al permanente ejercicio crítico en los públicos, con más certeza cumplimos el cometido de informar, educar y entretener.

reflejados en la producción nacional.

No puede haber divorcios, ni incoherencias, las cuales en ocasiones están dadas porque nuestra propia doble moral nos hace ver defectos en otros que no somos capaces de ver en nosotros. Eso es un tema serio a resolver por quienes pensamos la Televisión, tanto desde las funciones de dirección, como desde las funciones creativas, propiamente dichas.

Muchos temas a la hora de particularizarlos complejizan el asunto. Hay muchas zonas preteridas de la sociedad que a veces no visualizamos bien en nuestros programas y, al no hacerlo, dejamos espacios oscuros o, sencillamente, espacios para que otros, desde otros lares, ejerzan con su pensamiento la mirada crítica sobre lo que nos sucede. Eso es un error. Considero que la primera acción revolucionaria tiene que partir de nosotros, debemos trabajar sin tabúes en cualquier zona de la sociedad, trabajar con profundidad de pensamiento, con mucha coherencia entre las diferentes instituciones, entre nuestras propias fuerzas, en aras de que cualquier cuestión que se visualice en la pantalla sea tratada con inteligencia y nos dé la posibilidad de reflexionar, de hacernos pensar. Ése es el único modo de crecer.

Es el único modo de crecer en medio de situaciones muy adversas desde el punto de vista ideológico, lo hemos visto recientemente en los diferentes capítulos de la serie Las razones de Cuba. No podemos perder de vista que tenemos que estar insertos en esa batalla. Y para eso debemos tener la claridad de que la Televisión es para criticar, vista la crítica no en el sentido peyorativo, sino como ejercicio de pensamiento, con su cualidad enunciativa y reflexiva, con su poder de indagación donde se muestra también lo positivo como valor de contraste.

En un país socialista, con sus particularidades, con una tradición que nos enseña a pensar partiendo primero de la profundidad del pensamiento martiano, y del pensamiento de Fidel Castro, por supuesto asido a los conceptos del marxismo-leninismo que son, en esencia, conceptos de filosofía crítica; la Televisión tiene que insertarse desde la óptica que nos permita construir pensamiento en los ciudadanos, desde la mirada que trabaje por la capacidad del ejercicio crítico. Y para ello, no debemos dejar a un lado ningún género, todos los géneros son importantes.

El documental, por ejemplo, tiene mucha fuerza y no lo explotamos bien. Lo que puede hacerse en los dramatizados, por su modo de convocar a la razón desde el sentimiento, todavía tenemos que perfeccionarlo mucho. En el periodismo televisivo hay mucha batalla por andar aún. De una manera u otra, ningún tema podemos pretender verlo como compartimento estanco de una zona de la programación.

Pienso que cuando los temas se “transversalizan” en toda la programación, cumplen mejor su cometido. En la medida en  que se hacen presentes, según las características de cada género y los diversos abordajes, y contribuyen al permanente ejercicio crítico en los públicos, con más certeza cumplimos el cometido de informar, educar y entretener.

 

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