instituciones y organizaciones.
«El Programa debe ser como un gran paraguas, cuyo bastón tal vez sea el Icaic, mientras los rayos que lo sustentan son los sectores y las instituciones. Cada uno debe tener un encargo, que se traduce en acciones con plazos determinados. No se trata de que cada cual se guíe por la buena voluntad y asuma su rol desde su institución. Este debe ser un trabajo de todos, mancomunado, de compromiso y encargo, que tribute a ese objetivo supremo: la conformación del gusto estético.
«Hay suficiente material de investigación acumulado que nos puede informar de la situación real del consumo en el país. Se sabe que los jóvenes quieren construirse su propia parrilla de programación, al alcance de lo que pueden y lo que les llega; algo que no debemos perder de vista. Al igual que tenemos que tener en cuenta que existen muchas Cuba en el campo del consumo audiovisual».
Por eso, el vicepresidente de la Uneac Pedro de la Hoz, periodista y crítico, hizo hincapié en el papel decisivo que desempeñan las instituciones culturales en esta confrontación, y denunció la posición de quienes pretenden en realidad desmantelar la institucionalidad revolucionaria. «Está claro que avanzaremos, dijo, en la misma medida en que estemos todos unidos: los creadores de vanguardia, representados en la Uneac y la AHS, y las instituciones fundadas por la política cultural de la Revolución».
Esta idea de Pedro de la Hoz fue luego enfatizada por Abel Prieto, asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, al expresar que a su juicio este Programa solo irá adelante «si es acogido como corresponde por las fuerzas de que dispone en esta esfera nuestra sociedad, que son muchas, aunque a menudo actúan sin articulación ni coherencia. «Si lográramos que todas esas fuerzas trabajaran de modo coordinado podríamos hacer mucho más».
Abel valoró muy positivamente el efecto del proyecto Memorias, en la gestación de una vanguardia de cinéfilos que puede expandirse, y recordó que en el reciente Consejo Nacional Ampliado de la AHS se había hablado varias veces de una palabra clave: «articulación».
«Podríamos lograr frutos a corto y mediano plazo si extendemos, por ejemplo, el proyecto Memorias a todos los centros universitarios del país, a las escuelas pedagógicas, a otras entidades donde trabajan profesionales jóvenes, y si profesores, maestros e instructores de arte utilizan como material de estudio y debate con sus alumnos, el espacio de cine histórico que presenta Eduardo Torres-Cuevas y programas de televisión como los de Pérez Betancourt, Magda Resik, Frank Padrón y Luciano Castillo, entre otros».
Sin dudas, este taller promovido por la Uneac responde a uno de los principales acuerdos del pasado Congreso de la organización: «Usar nuestra cultura y lo mejor de la universal para enfrentar de forma inteligente la oleada colonizadora; influir en los gustos artísticos y literarios de nuestra población, reforzando la presencia de jerarquías culturales en medio de la confusión reinante; fomentar un pensamiento socialista, patriótico, revolucionario, anticolonial, antiimperialista, y alentar la crítica especializada en este campo.
«Al mismo tiempo se debe enfrentar en un debate directo a la derecha neoanexionista; denunciar los símbolos colonizadores que se han hecho presentes entre nosotros y exaltar los que representan nuestros ideales y valores; coordinar acciones en este sentido con el Mincult, el ICRT, la prensa plana y digital, el Ministerio de Educación Superior, el Mined, la UPEC, la Sociedad Cultural José Martí, el Movimiento Juvenil Martiano y las organizaciones estudiantiles y de masas.
«Resulta imprescindible crear un frente intelectual y creativo en defensa de la Revolución, esencial hoy más que nunca, en el cual participen maestros y profesores, escritores y artistas, comunicadores sociales, líderes de las organizaciones estudiantiles, instructores de arte, dirigentes de las instituciones culturales desde la base hasta el nivel nacional, entre muchos otros», reiteró Abel.
Como subrayó Magda Resik, presidenta de la Comisión de Cultura y Medios de la Uneac, por delante va quedando, entonces, «articular de forma más eficaz un grupo de trabajo que integre todas las disciplinas e instituciones relacionadas con el Programa para el Fomento de la Cultura Audiovisual. La Uneac continuará estimulando la reflexión alrededor de este tema vital, como le corresponde a una organización empeñada en empujar las buenas ideas, en dinamizar la instrumentación de políticas y en acompañar a la instituciones en estos procesos que fortalecen a la Revolución».