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- Escrito por: Rubén Ricardo Infante / Fotos: Tomadas de Internet
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Uno de los temas más recurrentes en la producción audiovisual son los dramas familiares, donde se pueden subdividir por las temáticas y las relaciones que se establecen. Dentro de ellos los referentes a las relaciones madres e hijos son bastante frecuentes.
Según refiere la sinopsis: “Patri es una madre autoritaria que lucha por conectar con su hijo adolescente, decidido a mudarse con su padre. En un intento por demostrar que es genial y mantenerlo bajo su techo, ella, que además es camionera, se ofrece a llevar a su hijo y a sus amigos a un viaje de campamento mientras compite por su afecto”.
En este sentido, el filme argentino Campamento con mamá (Martino Zaidelis, 2024) resaltó la relevancia del mismo, a partir de los conflictos entre un niño y su madre. La manera de enfocar la narrativa del filme nos adentra en una realidad bastante conocida: los miembros de las familias no se escogen; por tanto debemos hacer más fácil cualquier tipo de vínculo entre ellos.
Esa pudiera ser la lección que nos deja este filme, donde cada uno de los protagonistas vive un proceso de aprendizaje. Por un lado, el niño comienza a apreciar los valores de su madre (al inicio posesiva y controladora) y ella aprende a dejar en libertad las decisiones más elementales.
Por el propio título, el espectador que pudo apreciar esta propuesta o el que no, sospecha que la misma refiere a la estancia durante un campamento de verano de un grupo de adolescentes y la madre de uno de ellos, aquel que precisamente no valora a su madre, capaz de asumir la transportación, cuando una situación pone en riesgo la propia realización del campamento.
Los días fuera de casa, la capacidad de cada uno para adaptarse y valorar más la importancia del vínculo, serán los factores que tributarán a que el campamento sea un espacio de transición para las relaciones familiares.
Exhibida el domingo Día de las madres en la revista cinematográfica Arte 7, Campamento con mamá es un filme ligero que nos permite pasar un rato agradable en familia. Su sencillez y valores hacen que resulte atractivo para todos en casa y esa sencillez no termine siendo un defecto, sino una característica para esta historia familiar.
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- Escrito por: Jordanis Guzmán Rodríguez / Fotos: Cubavisión
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La resolución de los conflictos en la actual telenovela transmitida, Sábados de Gloria, nos alerta del próximo estreno de otro melodrama televisivo que promete hacer las delicias de cubanas y cubanos, con una historia llena de amor, secretos del pasado, odio y emotivos regresos.
Regreso al Corazón, idea original del escritor santiaguero Alberto Jaime Salmon, con argumento y guion del propio Salmon, junto al “orfebre de historias”, Yoel Monzón, colma la noche de los cubanos lunes, miércoles y viernes, y lo hará desde la emotividad y el compromiso con el folletín televisivo, ese que nunca pasa de moda y que inexorablemente regresa a sus esencias.
En esta ocasión la novela tendrá en su dirección general a la ya consagrada Loysis Inclán, “la maga contemporánea de las telenovelas”. Pero con Inclán se suma nuevamente Eduardo Eimil, un hombre de teatro que cada vez que incursiona en la televisión lo hace con más fluidez y compromiso. Con Eimil pudimos conversar sobre las características generales que tendrá Regreso al Corazón y como fue para él involucrarse en un proceso creativo que pudo ser muchas cosas menos fácil.
—A tan solo un año del éxito de Viceversa llega Regreso Al Corazón con la dupla Loysis Inclán-Eduardo Eimil. ¿Cómo recibiste esta nueva oportunidad de codirigir una telenovela?
“La oportunidad de codirigir esta nueva telenovela junto a Loysis Inclán, que nuevamente es la directora general del proyecto, me viene precisamente de la mano de ella; me convoca y me pregunta mi disposición. Me fue enamorando del proyecto, porque en principio iba a hacer muy poco, por razones de tiempo. Yo además dirijo un grupo de teatro, Aire Frío, soy profesor y escribo mis propias cosas, por lo que es complicado dedicarle mucho tiempo a un proyecto de esta naturaleza, tanta dedicación y esfuerzo. Pero una cosa fue llevando a la otra y terminé dirigiendo la segunda unidad, que es algo muy complejo desde cualquier punto de vista”.
—¿Consideras que Viceversa fue un buen entrenamiento para enfrentar otros proyectos televisivos, incluyendo este?
“Sí, Viceversa fue un maravilloso entrenamiento. Constituyó un necesario aprendizaje para el manejo de la puesta en escena y del lenguaje audiovisual en función obras tan exigentes como las telenovelas, que tienen como característica productiva la rapidez con las que se graban , el número de escenas al día y el lidiar con el gran recurso humano que lleva; actores , equipo técnico , etc. Entonces, en ese sentido, claro que Viceversa fue una práctica necesaria para apoderarme del lenguaje del género”.
—Desde el título mismo de la obra se puede sentir un profundo arraigo al melodrama clásico. ¿Cuánto de cierto hay en esta impresión?
“Estoy completamente de acuerdo con la idea de que esta obra es profundamente melodramática. No es una impresión, es una realidad; algo que me gusta mucho, de hecho. A veces siento en falta en las telenovelas cubanas más tendencia a lo melodramático, como sí podemos encontrar en otras novelas de otras partes del mundo. Estas utilizan de manera eficaz los recursos del género. Y en Regreso al Corazón habrá mucho de eso: amores, desamores, familias en pugnas, secretos bien escondidos, paternidades reveladas, etc. Ese manejo más clásico del género fue, francamente, una de las cosas que más me atrajo del proyecto”.
—¿Qué te atrapó del guion a primera lectura?
“Del guion, te mencionaba que me atrajo esa tendencia al melodrama más clásico. Uno de los elementos más interesantes para mí fueron los finales de cada capítulo: con un gancho y efectividad que funciona muy bien en las producciones seriadas. La presencia de varios personajes negativos es uno de los elementos más atractivos para mí, pues deseaba tener la oportunidad de manejar una obra con esa gama de personajes ricos, complejos y que el actor disfruta tanto. Me gusta también el manejo de los conflictos; hay muchos puntos de giros, peripecias y subtramas ricas en temas y miradas. Es un guion muy entretenido, concebido por Yoel Monzón y Alberto Jaime Salmon. Me pareció una muy buena dupla autoral, que supo llevar la historia por los caminos de lo entretenido, emotivo y hermoso”.
—Tener a Eduardo Eimil dirigiendo es tener garantizado un riguroso trabajo en la dirección de actores. ¿Qué desafíos en este rubro enfrentaste durante toda la producción?
“Los desafíos aquí fueron bastantes, porque es un elenco muy grande. Son muchos actores, pero te mentiría si te dijera que eso fue una preocupación; para nada, eso me encantó. Amo profundamente cada uno de los actores que intervienen en esta telenovela y quizás uno de los retos más interesantes a los que me enfrenté fue conducir a los actores jóvenes por el camino de la actuación audiovisual y generar en ellos una conciencia de cómo se trabaja en la televisión; de algún modo entrarlos en código, ese fue quizás el mayor reto”.
—¿Volveremos a contar con una factura que redondee la experiencia visual del guion?
“Creo que sí. Hay una factura hermosa. Me gusta mucho en Loisys la búsqueda de lo que puede ser agradable a los ojos del espectador, de la armonía visual. Creo que yo me monté un poco en ese carro también. Hay una búsqueda de la belleza en la fotografía, la elección de las locaciones y el trabajo con todas las especialidades implicadas”.
—¿Qué dificultades productivas sufrió Regreso al Corazón? ¿Cómo solucionar las mismas y ofrecer una obra lo más decorosa y atractiva posible?
“Las dificultades productivas fueron muchas. Grabamos en un proceso complejo de la situación energética del país, del que las producciones televisivas no escapan. En la grabación tuvimos que incluir los apagones dentro de nuestra planificación. No podíamos detenernos por la falta de fluido, sino teníamos que incluirlo de manera orgánica. Cuando nos sorprendía el apagón, aprovechábamos y hacíamos escenas en exteriores, o escenas que estaban concebidas de una manera determinada, terminaban siendo grabadas de otra. Fueron muchas más las complejidades que enfrentamos, pero esta fue de las más significativas”.
—¿Con qué zonas de la historia crees que el público cubano conectará?
“La novela va a conectar con la gente por la gran historia de amor, la belleza visual y lo atractivo de muchos personajes, incluidos los villanos. Es una obra que aborda conflictos delicados que pueden generar discusión y reflexión, lo que puede ser un elemento que capte el interés del público”.
—¿Luego de Regreso al Corazón se cree Eduardo Eimil preparado para asumir la dirección general de una obra con estas características?
“Estoy preparado en términos de conocimientos y experiencia para dirigir una telenovela. Pero no creo que esté en condiciones de asumir un proyecto de tal magnitud debido al alto compromiso de tiempo que requiere. Dedicar tantas horas a la producción de una telenovela me impide realizar otras actividades profesionales que me interesan, como escribir, dar clases y dedicarle tiempo a mi grupo de teatro. Siento que necesito un tiempo para mí y mis otros proyectos. En un futuro podría asumir la dirección general de una telenovela, pero no en el presente inmediato”.
—¿En qué nuevos proyectos estás involucrado?
“Proyectos, muchos. Estoy trabajando en un telefilme que debe salir en el verano escrito por Lil Romero, titulado “Corazón Blanco”. También estoy revisando guiones propios y retomando un poco más la escritura. También sigo con mis talleres en la escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los baños”.
—¿Con qué palabras definirías esta nueva experiencia en el género telenovela?
“Aprendizaje”.
Y ese aprendizaje de Eduardo Eimil se verá reflejado en muy pocas semanas por nuestras pantallas, cuando Regreso al Corazón capte la atención de los espectadores cubanos, tan telenoveleros y fieles a sus `productos, como exigentes e hipercríticos.