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- Escrito por: Jordanis Guzmán Rodríguez
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La telenovela es un género donde la participación de varias especialidades signa el recorrido final de la obra. La cohesión de diversas miradas se entrelazan para redondear un producto final, pero siempre será el guion quien señale el norte y facilite la comprensión general del equipo técnico-artístico. Sábados de gloria, el melodrama que tendrá su estreno en pocas horas por el canal Cubavisión, representa el estreno como guionista de un novelista literario experimentado, con una larga lista de obras publicadas y premiadas. Con Jorge Luis Sánchez pudimos conversar en una amplia y fructífera entrevista donde el autor relató a detalle sus motivaciones para sumergirse “tardíamente” en el universo del folletín televisivo.
— ¿Cómo convergieron los caminos de Jorge Luis Sánchez y Sábados de Gloria?
«Quisiera comenzar con una cita que marcó definitivamente mi rumbo cuando apenas comenzaba a investigar el tema de los guiones para telenovelas. Es de Fernando Gaitán, un afamado guionista colombiano ya fallecido, autor de “Betty la fea”, la telenovela más exitosa a nivel internacional en toda la historia del género. Dice Gaitán que “una telenovela se escribe racionalmente con una técnica, pero ante todo se tiene que escribir con el corazón”. Creo que este debería ser el aforismo obligado de todo guionista de telenovelas. Ahí están las claves fundamentales de lo que se espera de nosotros.”
«En realidad, soy un escritor tardío. Después de una vida entera dedicándome a otras cosas, terminé mi primera novela literaria, “Ciudad Delirio”, en el año 2008 con mucha ilusión, eso sí, pero muy poca confianza en el resultado. Con la inseguridad de todo primerizo me hacía la pregunta: ¿tendrá algún valor lo que he escrito? Cuando resultó finalista en la Bienal Internacional de Novela Copé 2010 de Perú, empecé a considerar el hecho de dedicarme a escribir seriamente. Mi segunda novela, “Bahamas” fue finalista en el Premio Internacional Nostromo de Barcelona en 2014 y al año siguiente “La navaja suiza” obtuvo el Premio UNEC de Novela 2015. Desde entonces me dedico a escribir profesionalmente a tiempo completo».
—¿Cómo surge el interés y la posibilidad de escribir una telenovela para la Casa productora?
«Soy esencialmente un novelista literario y aunque resulte muy doloroso para un escritor decir esto, creo que la literatura tal y como la conocemos, está muriendo definitivamente. Son muchas las razones y necesitaría un largo ensayo para exponerlas. El mundo actual está lleno de opciones novedosas e interesantes y, sobre todo, mucho más eficientes para transmitir información o provocar deleite a un público que reclama para su consumo productos cada vez más ajustados a sus dinámicas. Muchos seguiremos atesorando libros de papel en nuestros estantes, pero como creador no puedo estar ajeno a esta evolución. Ya no se trata de un futuro lejano. La ficción dramatizada y las tecnologías de distribución mediante streaming están desplazando a las novelas en las preferencias de consumo. Eso me llevó a querer explorar el mundo del guion en la ficción dramatizada.
«Decidido enfrentar el reto de aprender a hacer guiones haciéndolos, me presenté en la Casa Productora de la Televisión sin conocer a nadie allí. La idea que tenía en mente era una miniserie o algo por el estilo, pero el veredicto de la jefa del equipo de creación fue expedito e inapelable: lo que necesitamos son guiones de telenovelas. Fin de la historia, o tal vez precisamente el comienzo. Así que eché mano al argumento más “adaptable” al género de entre los que yo tenía como proyectos de novelas literarias y así nació Sábados de gloria».
—Sábados de gloria explora el universo femenino y los conflictos de la mediana edad. ¿Cómo asumió estos temas desde el melodrama?
«Como te explicaba, este argumento no nació originalmente para desarrollar una telenovela. En realidad, se trataba de una novela literaria, un thriller Neo noir que estaba bastante avanzado en su estructura general, así que no fue demasiado complicado reajustarlo al género de la telenovela. De hecho, tengo proyectado hacer el viaje a la inversa y crear una versión de esta telenovela en novela literaria. Tal vez resulte muy interesante este salto entre el género dramático y el literario.”
«Aunque la historia que recrea “Sábados de Gloria” es una ficción dramática, sus personajes protagónicos: Carelia, Omara y Rita, tienen detrás a personas reales con esos mismos nombres y características. Tres grandes amigas mías de toda la vida, quienes, contra viento y marea, han mantenido la amistad entre ellas durante muchos años; tal vez más de los que ellas estén dispuestas a confesar. Hoy las tres tienen ya 63 años y estoy seguro que quienes las conozcan, podrán identificarlas enseguida por mucho que yo intentara convencerlos de que cualquier similitud es pura coincidencia.
«El universo femenino siempre ha sido para mí un insondable abismo cargado de misterios y sorpresas. Disfruto explorarlo, descubrir su cambiante geometría de caleidoscopio colorido y brillante. Además de sus atributos externos, toda mujer es dueña de una belleza interior deslumbrante y de una complejidad única, esotérica. Constituye una fuente inagotable de inspiración para cualquier escritor, como lo demuestran las grandes heroínas de la literatura universal. En el caso de esta telenovela, se exploran tres de estos universos de forma simultánea y equilibrada.”
«Aunque las telenovelas tienen por general un trasfondo melodramático, creo que el género va mucho más allá de los estrictos marcos del melodrama. Si bien sentimientos y emociones constituyen su piedra angular, se nutre de otros géneros como el suspense, la comedia, el policial, en fin, puede resultar tan abarcadora como sus creadores se lo planteen».
—¿Cómo fue el proceso de escritura de los guiones?
«Al inicio, terrible. De escribir guiones solo conocía el formato que se emplea y algunos rudimentos dramatúrgicos. Avanzado el trabajo, fue peor, se tornó tormentoso y desafiante. Originalmente la telenovela tendría 80 capítulos. Cuando ya había escrito el capítulo 41, se impuso la necesidad de acortarla a 60 para reajustar los plazos de producción y con esto evitar un bache en la programación del espacio televisivo.
«Esto supuso un cambio que afectó al guion completo, ya que había que adecuar los arcos narrativos para que evolucionaran de manera armónica con la reducción planteada. De hecho, los equipos de producción comenzaron a trabajar en este justo momento, añadiendo esto más presión sobre la escritura. Fue una buena escuela para estrenarme y para entrenarme también. Gracias a ello, hoy estoy en mejores condiciones para enfrentar cualquier desafío profesional».
—¿Cuánto valor le confiere al trabajo de los asesores en el proceso de escritura?
«Aprecio mucho que preguntes eso. Cuando los espectadores ven en los créditos el nombre de los asesores, en realidad desconocen la transcendental responsabilidad de estos especialistas en la calidad de la puesta. Ellos siguen el proceso desde la idea inicial del creador, hasta la edición final de los capítulos grabados, corrigiendo y sugiriendo modificaciones tanto en la forma como en el contenido en cada etapa del proyecto.
«Para el guionista su labor es imprescindible. Son profesionales con mucha experiencia, capaces de detectar omisiones, contradicciones, errores de temporalidad, desaciertos en la evolución dramática de los personajes y cualquier otra de las mil pifias que cometemos escribiendo. Aunque ofrezco bastante resistencia a aceptar los cambios, he aprendido que cuando un asesor te señala algo, debes poner especial atención a ese punto y que al final, casi siempre tiene la razón».
—¿Cambiaron en algo las intenciones iniciales de la obra o se mantuvo tal cual la concibió?
«En lo esencial no. La historia es fiel a la idea original. Tal vez los recortes en la cantidad de capítulos y la consiguiente reducción de escenas y locaciones, provocó que se pudiesen contar menos cosas de las que yo hubiera deseado, pero tampoco puedo obviar que, tanto en literatura, como en dramaturgia, eliminar puede ser un ejercicio que aporte mucho a la calidad final del producto terminado. El famoso iceberg de Hemingway ilustra muy bien el punto».
—¿Qué novedades temáticas cree que trae Sábados de gloria al espacio de la telenovela?
«Desarrolla un protagonismo coral de tres amigas de 55 años que se conocen desde niñas y que a través de los años han ido consolidando el ritual de encontrarse los sábados para compartir juntas y celebrar su amistad. Este punto representa un importante reto a nivel de guion para mantener en equilibrio dramático a estos tres personajes. Las amigas se han mantenido vinculadas durante todas las etapas de sus vidas; infancia, adolescencia y juventud, y en cada una de ellas adaptaron sus encuentros a la situación del momento: los estudios, matrimonios, la llegada de los hijos, los momentos aciagos… Ahora, y he aquí un punto importante en las temáticas que se abordan, se aproximan a la tercera edad con los nuevos desafíos que esto representa. No voy a seguir, o terminaría haciendo un spoiler involuntario.
«Esta telenovela pretende ser una oda a la amistad femenina, al amor y a la incesante búsqueda de la felicidad, pero también constituye un homenaje a las mujeres, sin importar de dónde sean, porque todas se enfrentan a conflictos comunes y universales. Quise enfatizar con toda intención la importancia de encontrar el amor romántico en cualquier etapa de la vida y el enriquecedor aporte que la amistad, la familia, la espiritualidad y los sólidos valores personales significan para el crecimiento del individuo y su bienestar verdadero».
—¿Cuánta apropiación o negación del género hay implícita en esta obra?
«Apropiaciones, todas. Dentro de mi marcada inexperiencia, he tratado de mantenerme fiel a lo que he aprendido sobre este género, buscando satisfacer las expectativas del mayor número posible de esos fieles seguidores del espacio. En cuanto a negación del género, creo que ninguna, al menos no de forma intencionada. Para intentar negar o aportar algo, hay que ser un avezado guionista, cosa que no soy, ni seré en mucho tiempo. La telenovela tiene códigos que han hecho fracasar a muchos que pretendieron forzar cambios. Los experimentos de este tipo, casi siempre terminaron en desastres».
—¿Cree que estemos en presencia de una transformación de la telenovela en Cuba y el resto del mundo?
«Todo lo que existe está en constante transformación, incluidos nosotros mismos. Aunque estoy muy lejos de ser un teórico del tema, parto de la premisa elemental de que la telenovela es un género narrativo audiovisual que tiene la particularidad de seducir, fascinar y conquistar a millones de telespectadores en el mundo entero. Esto es motivo suficiente para no perder a ese público y evolucionar junto a él. Para ello la telenovela es capaz de absorber materiales procedentes de otras manifestaciones artísticas.
«A nivel internacional el género se ha ido apropiando de fuentes cercanas. Su lenguaje visual se torna más cinematográfico. Se van desdibujando los límites con las series de ficción y en ocasiones llegan a confundirse. Han surgido las llamadas Súper Series, telenovelas cortas de entre 40 y 60 capítulos que, según el éxito de audiencia, se amplían a temporadas sucesivas, recreando nuevas historias de sus protagonistas o de personajes que han ganado una relevancia inesperada en la aceptación del público. El contenido temático también va cambiando.
«Ya es impensable escribir una telenovela sobre la criadita pobre y analfabeta que contra toda lógica y venciendo un tormentoso viaje capaz de hacer parecer la Odisea un paseíto de fin de semana; conquista finalmente el corazón del acaudalado galán de corazón valiente. Definitivamente estamos en presencia de una marcada transformación del género y sospecho que esta será mucho más acelerada en un futuro cercano.
«Debo añadir que creo firmemente que, si la humilde y a veces injustamente criticada telenovela nacional tuviese tan solo la tercera parte de los recursos financieros, materiales y de equipamiento tecnológico que despliega cualquiera de esas producciones internacionales con las que a veces es comparada por la propia audiencia, terminaría imponiéndose en los mercados como un producto de calidad con un sello muy distintivo.”
«En las producciones de este tipo suceden muchas cosas que la audiencia desconoce y que por supuesto, tampoco tiene por qué conocer. El público merece siempre lo mejor que seamos capaces de dar. Una Casa Productora de Telenovelas es una industria encargada de fabricar un producto muy costoso, pero que el cliente final no paga directamente, ya que en nuestro caso está financiado de manera global por todos los ciudadanos mediante el presupuesto del Estado.
«De igual modo que en el contexto actual una fábrica de galletas, o de helados, ven afectadas sus producciones; nuestra única fábrica de telenovelas también. La labor de la dirección de producción es titánica y por lo general muy incomprendida tanto por los creadores, entre quienes me incluyo; como por realizadores e incluso los miembros del elenco. Las limitaciones y carencias no son pocas, pero es lo que hay y no queda más remedio que paliarlas de alguna forma para poder seguir ofreciendo un producto tan demandado».
—¿Cree en el poder formativo de la telenovela más allá del entretenimiento?
«Por supuesto. La telenovela es un importantísimo vehículo transmisor de valores, acervo cultural, normas de educación y convivencia e incluso es capaz de convertirse en un eficaz moderador del comportamiento al funcionar como un espejo del ambiente conductual y familiar en cada hogar donde penetra. Todo dependerá de las intenciones de los creadores del argumento».
—¿Qué expectativas con la recepción popular tiene Jorge Luis Sánchez siendo esta su primera telenovela?
«Espero que sean benévolos y tolerantes con este pobre escribidor de guiones que recién se estrena. Bromas aparte, creo que el público siempre tiene la última palabra. Para ellos se ha fabricado este producto y en lo posible debería estar hecho a su medida. Por lo general no soy muy activo en las redes, pero espero la retroalimentación a partir del trabajo de los asesores, quienes mantienen un monitoreo constante y minucioso de las tendencias y opiniones de las audiencias. Ya ves, de nuevo los asesores y ahora con otra faceta que no expliqué antes».
—¿Qué experiencias se lleva de esta primera incursión en el género?
«Muchas y todas muy positivas. Me he iniciado en el aprendizaje de un nuevo oficio, he conocido profesionales dedicados y muy capaces de la Casa Productora, que ya casi me miran como a uno más del equipo; aprendí a respetar y valorar un género que desconocía… en fin, aunque no fue un amor a primera vista, terminé enamorándome de la telenovela. He disfrutado mucho este viaje que aún no termina. Ahora empieza la parte más emocionante. Con la misma inseguridad que tenía al escribir mi primera novela literaria, me repito la pregunta cruzando los dedos: ¿tendrá algún valor lo que he escrito?».
—¿Volverá Jorge Luis Sánchez a sumergirse en los mares del melodrama próximamente?
«La respuesta a una pregunta que emplea el futuro imperfecto del verbo, es el pretérito perfecto: he vuelto. He sido contratado nuevamente por la Casa Productora de la Televisión para desarrollar un argumento original que esta vez contará con 100 capítulos. Después de aprobada la Biblia del Proyecto, ya estoy en la fase de escritura de los capítulos. Por razones obvias no voy a adelantar la trama, pero el público puede confiar en que será una bonita historia de amor intentando triunfar sobre los obstáculos que se le interponen. Cuenta con trepidantes tramas secundarias que se entrecruzan con ella y contribuyen a realzarla. Amor y esperanza, dos elementos indispensables en una telenovela, van a estar muy presentes.”
«Si me lo permites –ya que creo que esta será la primera y única entrevista en que participe para hablar de esta telenovela–, antes de concluir, me gustaría agradecer en primer lugar al formidable equipo de asesores de la Casa Productora. Muy en especial a Eunice Peña, “La Jefa”, cuya terquedad en no permitirme tirar la toalla me ha traído hasta aquí. No puedo dejar de mencionar al gran maestro de varias generaciones de guionistas, Rolando Rodríguez López, asesor de esta telenovela. Si alguna vez yo consiguiera convertirme en un buen guionista, en gran medida él será el responsable.
«A los realizadores Ernesto Fiallo y Tamara Castellanos. Ellos supieron beber de la historia escrita y convertirla en una obra lista para llegar a miles de hogares cada semana. A los actores, que son los portadores directos del mensaje implícito en mi humilde guion. Y no por último menos importante, a todo el equipo de producción, artífices invisibles del espectáculo. A todos gracias por permitirme esta aventura».
Una aventura que comienza hoy y que seguramente será oportunidad perfecta para reflexionar sobre el poder de la amistad, la unión familiar y la búsqueda incesante del amor más legítimo. A partir de esta noche nuestros lunes, miércoles y viernes televisivos serán sencillamente unos espléndidos Sábados de gloria.
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- Escrito por: Félix A. Correa Álvarez
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El canal Cubavisión fue reconocido recientemente con el prestigioso Premio TAL (Televisión América Latina) en la categoría de Mejor Contenido de Animación por el cortometraje Chimbe. Este galardón, otorgado por la Red TAL, destaca las producciones más sobresalientes de los canales públicos y culturales de la región.
Cada año, se resalta la calidad, la innovación y la relevancia social de las obras, y este 2024 el reconocimiento se ha dirigido a un proyecto de animación cubano que ha logrado capturar la esencia de la naturaleza y los valores familiares. Según el director del proyecto, Vladimir Emilio García Herrera, «El premio tiene un significado especial, sobre todo porque la animación en Cuba atraviesa una crisis debido a la falta de atención, presupuesto y estímulo a los jóvenes creadores».
Chimbe es el capítulo piloto de una serie que cuenta la historia de una jutía conga bebé que enfrenta desafíos en su entorno natural, y promueve temas como la protección ambiental y el respeto por las especies en peligro de extinción. Con un guion escrito por Olga Montes Barrios, la obra se desarrolla en los hermosos paisajes de la Sierra de los Órganos, específicamente en los mogotes del Valle de Viñales, elementos que contribuyen a una visualidad cautivadora.
«La obra fue realizada en un contexto complicado, justo después de la pandemia, con formas de trabajo atípicas que demandaron un esfuerzo adicional», explica García Herrera. A pesar de las dificultades, el cortometraje, que cuenta con una duración de 12 minutos, logra transmitir un mensaje profundo sobre la amistad y la familia, dirigido principalmente a niños y adolescentes.
Este premio no solo representa un motivo de orgullo para Cubavisión y el estudio independiente VlaStudio Laboratorio de Animación, acreedores del resultado, sino también una llamada de atención sobre la importancia de fortalecer la animación en Cuba. «Que un animado represente a Cuba y obtenga el premio es motivo de orgullo y felicidad», afirma el director. Sin embargo, García Herrera también reflexiona sobre la falta de apoyo institucional, ya que Chimbe aún no ha sido transmitido por la televisión cubana.
—Cuando recibió la noticia de la premiación, ¿qué fue lo primero que pensó y sintió?
—El equipo está feliz de haber obtenido este premio, pero al mismo tiempo enfrenta una disyuntiva. Es un reconocimiento al trabajo realizado, pero el sabor es agridulce porque el proyecto quedó en el limbo. Este capítulo piloto se terminó hace un año y cuatro meses, y desde entonces no ha sido transmitido por la televisión cubana. Sin embargo, fue premiado en un festival de televisión latinoamericano, lo que deja al equipo con un sabor agridulce: la alegría del reconocimiento y la frustración de que aún no haya sido emitido en nuestra televisión.
«Este es solo el capítulo piloto de una serie de quince episodios, lo que significa que aún quedan catorce por realizar. El reconocimiento internacional debería servir como prueba de que la obra tiene valor y merece ser continuada. Chimbe fue también presentado en el Festival de Cine SiciliAmbiente 2024, en Sicilia, Italia.
«Cuando supe que estábamos nominados a los Premios TAL, me puse a investigar sobre el certamen. Descubrí que en años anteriores habíamos ganado en algunas categorías, y eso me generó cierta preocupación: solo una obra representaba a Cuba este año. A pesar de eso, sentí mucha alegría al saber que era una obra animada, y especialmente porque es nuestra obra. Esto demuestra el valor de la animación que se produce en Cuba, aunque también deja claro que es necesario prestar más atención y apoyo a este tipo de producciones».
—La narrativa pausada y el enfoque en los paisajes cubanos son características únicas de Chimbe. ¿Qué desafíos enfrentaron al trasladar esta visión al formato de animación 2D?
—Chimbe, desde la historia y el guion, tiene una forma de contar la narrativa que es calmada, pausada y muy literaria. El problema es que, cuando alguien que escribe literatura redacta un guion, no siempre es un guion totalmente cinematográfico; más bien es un guion literario lo que estoy recibiendo. Por lo tanto, adaptar eso requería poder marcar el tempo y ritmo con el que se iba a contar la historia.
«Me propuse hacerlo, ya que en estos tiempos es difícil captar la atención de los niños y lograr que se queden sentados viendo una obra que no tenga nada que ver con superhéroes ni personajes fantásticos. En este caso, se trata de una historia que se desarrolla en un mundo real, donde la naturaleza y los animales son los principales personajes. Aunque los animales hablan, se comportan como tales, y la relación entre lo humano y lo animal se presenta de una manera muy realista. Esto representaba un desafío, pero decidimos correr ese riesgo.
«Nuestro objetivo fue encontrar la manera de atraer a los niños a través del color, el diseño de los personajes, la animación, la composición visual, la fotografía y los colores. Todo esto se combinó para transmitir un atractivo visual que enganchara a los niños con la historia, haciendo que la imagen lograda tuviera ese poder de capturar su atención.
«La animación es algo que trato de preservar, especialmente la animación tradicional dibujada, pero de forma digital. Mi objetivo es demostrar que aún es posible producir cortometrajes animados con belleza, calidad y el atractivo característico de la animación dibujada. Existen otras técnicas de animación, pero para ello es necesario preparar un equipo que domine la técnica digital, ya que la animación es compleja. Muchos de los que estaban en el ámbito de la animación aún no dominaban completamente las técnicas digitales, por lo que buscamos un software que fuera muy cercano y fácil de utilizar para animar, y que permitiera trabajar con dibujos hechos a mano y hacer la puesta en escena de forma dibujada.
«La idea es rescatar y mantener viva la animación tradicional en estos tiempos, lo cual, además, hace que el proceso sea menos costoso, al menos desde Cuba. Utilizamos un software que ya no tiene licencia, pues ha caducado, ya que es de hace más de cinco años. Estos programas ahora son libres y podemos trabajar con ellos, lo que nos permitió decidir que la animación fuera realizada con este enfoque.
—Ahora con este premio, ¿hay nuevos avances o posibilidades para materializar la serie?
—Chimbe es una serie de quince capítulos, y este primer capítulo es el piloto, que establece el conflicto de la historia. Los catorce capítulos restantes ya están listos para ser producidos, y espero que el impulso de este premio sea el motivador necesario para que se apruebe un presupuesto que permita llevarla a cabo. Siempre se realizará de manera independiente a través de la productora que estoy liderando, llamada VlaStudio Laboratorio de Animación, y queremos mantener ese enfoque.
«Sin embargo, para poder lograrlo, es necesario crear las bases adecuadas. Actualmente, no contamos con especialistas, y necesitamos una academia urgente para formar expertos en animación. La producción de animación es un campo técnico completamente diferente al cine, y hace falta formar jóvenes que se conviertan en directores de arte, directores de animación y otros especialistas.
Contamos también con un proyecto de largometraje titulado Chimbe al rescate. Ya fue presentado al Fondo de Fomento del Cine Cubano y está listo para su producción. La historia expande el universo del personaje de Chimbe, que además de la serie, ahora cuenta con un proyecto cinematográfico.
—Desde su experiencia como director y formador, ¿qué considera que necesita la animación cubana para posicionarse mejor a nivel regional y global?
—Durante años he insistido en la necesidad de crear una academia específica para la animación, y aunque los estudios han realizado talleres y cursos, al final no sirven de mucho si no hay proyectos que motiven a los jóvenes a seguir esta carrera. Si no existen proyectos, ¿quién va a realizarlos? La situación es paradójica: no tenemos animadores ni proyectos. Es como el chiste de la gallina y el huevo, ¿qué viene primero? Necesitamos ambos al mismo tiempo.
«Hace falta un curso específico para un proyecto determinado. Necesitamos animadores para esos proyectos, y luego crear los cursos para que, cuando los jóvenes terminen sus estudios, puedan trabajar en estos proyectos y recibir una remuneración justa por su labor. Este es uno de los aspectos que también debemos tener en cuenta».
—¿Qué mensaje le gustaría transmitir a los jóvenes creadores que sueñan con hacer animación en Cuba, pese a las dificultades que usted mismo ha enfrentado?
—El mensaje que les doy a los jóvenes realizadores es que sigan estudiando, dondequiera que estén y a dondequiera que vayan. Si les gusta la animación, deben estudiar mucho, informarse, actualizarse y acercarse a las experiencias de los demás. Además, si van a desarrollar un proyecto, deben investigar y prepararlo bien, porque la animación es un campo muy complejo, tanto en términos técnicos como de lenguaje. Debemos ser conscientes de las carencias que enfrentamos y seguir aprendiendo para poder buscar soluciones, incluso a los problemas tecnológicos que puedan surgir.
«Es importante luchar, unirse y trabajar en conjunto, porque necesitamos apoyo para poder realizar nuestras obras animadas. No debemos rendirnos, sino salir a mostrar los proyectos, crear buenos trabajos y demostrar que existe un potencial esperando ser aprovechado. Es necesario exigir ayuda, porque realmente lo merecemos. La clave está en la demostración de ese potencial, pero también en contar con el respaldo adecuado para avanzar. Debemos encontrar la manera de continuar con estos proyectos.
«El mensaje final no es solo para los jóvenes, sino también para los estudios de animación del ICRT, el ICAIC y para todo el cine cubano, especialmente el cine independiente. Tenemos que buscar la manera de salvar la animación, porque si no hacemos algo pronto, no tendremos animadores ni proyectos de animación. No podremos seguir adelante. Veo esto como la última esperanza para que la animación en nuestro país crezca y se fortalezca».