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- Escrito por: Jordanis Guzmán Rodríguez
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Sin duda alguna, la infancia es una de las etapas definitorias en la formación y el desarrollo de los seres humanos; aquella donde se forja el carácter, se descubren vocaciones y se aprende a ser un elemento vivo y funcional dentro de la sociedad en la que habitamos.
No es fortuito entonces, ver a los contenidos audiovisuales como herramientas formativas que, conjunto a la escuela y al hogar, condicionan positiva o negativamente las conductas de nuestras niñas y niños. En un mundo cada vez más conectado, donde los videos juegos, las redes sociales y otros productos tecnológicos, son, muchas veces, promotores de violencia, bullyng y baja autoestima en los más pequeños, se hace necesario repensar esos contenidos y la audiencia que los consume.
Por mucho tiempo la televisión cubana ha realizado una encomiable labor en el diseño y puesta en pantalla de programas infantiles que resalten los valores esenciales que hagan de nuestros niños personas buenas y sensibles. Pese a los cortos presupuestos con los que se producen los programas destinados a los más pequeños, la imaginería y creatividad de guionistas y realizadores han logrado la conexión con esta audiencia tan especial.
Pero los tiempos son otros; la infancia de hoy no es la misma de hace 15 0 20 años atrás. Ahora la televisión no es la única vía donde los padres mantienen entretenidos a sus hijos, y en esa “multimedialidad” de la vida contemporánea, yacen algunos peligros relacionados con el contenido y la forma de aquellos materiales vistos por los más pequeños.
No todo dibujo animado o serie de corte infanto-juvenil está diseñado para todas las edades. Cada etapa de la infancia tiene sus particularidades, y es importante reconocerlas para un mejor diseño de nuestros programas televisivos, que desplacen un tanto, aquellos otros productos a los que tienen acceso mediante el paquete y las redes.
Si tiempo atrás, el uso de las marionetas y otros elementos titiriteros, atraía con inmediatez a los pequeños, ahora ese recurso debe ser minuciosamente analizado: pensar en los diseños, la paleta de colores, la movilidad del muñeco y la ejecución del artista que le da vida. El niño de hoy le huye a lo esperpéntico, a lo mal hecho, a lo que le suene falso. Sin embargo, sabe reconocer cuando hay arte, fantasía y brillo, en lo que se le propone desde el atrezo y la escenografía.
La inclusión es también un asunto pendiente dentro de los contenidos audiovisuales para los niños. Mientras más rica sea la representación de las realidades en la que conviven, más identificados, representados y validados han de sentirse. Temas como la infancia en ambientes rurales, las discapacidades, las identidades, urgen ser tratados con responsabilidad y compromiso artístico.
Sigue faltándole a la televisión una buena revista infantil, que desde una dramaturgia cavilada complazca diversas necesidades lúdicas y de conocimiento. También falta un programa de competencia, otro de opinión, y sobre todo, carecemos de esa estética audiovisual más conectada con el mundo en que habitamos.
Una serie infantil cubana de ciencia ficción o fantasía podría ser un interesante intento de rescatar nuestros propios mitos, tradiciones y literatura en estos géneros. Tenemos tanto que contar, tanto que aportar audiovisualmente desde nuestra identidad insular, que seguir postergándolo por las faltas de presupuesto, es simplemente ceder terreno y favorecer a contenidos internacionales no siempre edificantes ni en consonancia con nuestros sistemas de valores.
Repensar la infancia desde la televisión implica garantizar una educación integral, de calidad para los niños, promoviendo valores y estimulando el pensamiento crítico. Solo así podemos contribuir al desarrollo pleno y feliz de nuestros niños, adolescentes y jóvenes.
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- Escrito por: Maya Quiroga
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Acercamiento a personajes emblemáticos de la Televisión Cubana que presentan algún tipo de discapacidad.
Con la constitución, el pasado 8 de junio, de la Asociación Cubana de Personas en Situación de Discapacidad Intelectual se abre un nuevo camino en la Mayor de las Antillas para promover la inclusión social de quienes viven con este tipo de discapacidades. Se trata de seres humanos diferentes a los que debemos respetar y apoyar para que formen parte activa de la comunidad donde viven o laboran.
Cuando hacemos memoria sobre dramatizados producidos por la Televisión Cubana, en las últimas décadas, podemos recordar personajes que exhiben algún tipo de discapacidad.
En el imaginario colectivo perduran Bienvenido (Jorge Ferdecaz) y Maritere (Edith Massola) de la telenovela Salir de noche o Rogelio Santa Cruz “Yeyo” (Roly Peña) en El eco de las piedras.
Más recientemente, el actor Denys Ramos le rindió homenaje a Loquímbiri o Manolito del Vedado (con discapacidad intelectual, y muy popular en la habanera zona de 23 y 12, desde hace más de 30 años) a quien identificamos de inmediato en la telenovela Tan lejos y tan cerca.
Con el estreno de la telenovela El derecho de soñar (actualmente en pantalla los lunes, miércoles y viernes en el horario estelar después del Noticiero de las 8 de la noche) se han puesto sobre el tapete los derechos de las personas en situación de discapacidad intelectual.
Dos personajes: Pascual “Pipo” (Frank Andrés Mora) y María Luisa “Muñeca” (Yaité Ruiz) se han ganado el corazón de muchos seguidores de este dramatizado que rinde tributo a hombres y mujeres que han escrito la historia de la radiodifusión cubana a lo largo de una centuria.
En la Constitución de la República de Cuba se hace énfasis en que todos somos iguales ante la ley, recibimos la misma protección y trato de las autoridades y gozamos de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ningún tipo de discriminación.
La Asociación Cubana de Personas en Situación de Discapacidad Intelectual, de conjunto con los órganos del Estado y el Gobierno, está llamada a contribuir en la creación e implementación de políticas públicas, programas y proyectos para garantizar el pleno ejercicio de los derechos de este sector de la sociedad y apoyar a sus familiares y/o representantes legales.
En El derecho de soñar, Pascual y María Luisa son una pareja de discapacitados intelectuales que se ama profundamente, con una gran dosis de ternura e ingenuidad propia de los adolescentes. Quizá el título de este texto audiovisual también aluda al derecho de todos a tener sueños y esperanzas.
Al principio de la obra los vemos bailando en la emisión de un programa radial (en vivo y con público), haciendo uso de su derecho a participar en la vida cultural y en espectáculos, en igualdad de condiciones que los demás (Artículo 30 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad).
Más tarde, María Luisa consigue laborar en esa misma emisora radial y así estar cerca de los actores y directores que admira (Artículo 27: Las personas con discapacidad tienen derecho a trabajar en un entorno que sea abierto, inclusivo y accesible).
La joven se deleita con los dramas de los personajes de las radionovelas que ha escuchado toda su vida. Expresa sus ideas y accede a la cultura general a través de la prensa radial, periódica y revistas antiguas con foto reportajes que considera como su “tesoro” (Artículos 21 y 24).
María Luisa y Pascual conviven juntos en una casita independiente, aunque bajo la supervisión de Iris (Irela Bravo), la madre de Muñeca. En la citada Convención se recoge que: “Las personas con discapacidad tienen derecho a vivir de forma independiente en la comunidad” (Artículo 19), “tienen derecho a la intimidad” (Artículo 22) y “tienen derecho a casarse y fundar una familia” (Artículo 23).
Cuando María Luisa y Pascual descubrieron que iban a ser padres, Iris decidió practicarle un aborto a su hija, sin consultar sus opiniones al respecto. La madre no era consciente de que estaba violentando el derecho de Muñeca a la salud reproductiva, algo que finalmente le dio a entender la doctora y la joven continuó con su embarazo. “Toda persona con discapacidad tiene derecho al respeto a su integridad física y mental en igualdad de condiciones que los demás” (Artículo 17).
Ahora se plantean nuevos dilemas sobre si la pareja comprende la real magnitud de lo que significa traer un hijo al mundo. En mi opinión, Pipo es más maduro que su Muñeca. Él dice que no quiere deshacerse de la “semillita” pero María Luisa actúa como una niña con una “perreta” porque tiene hambre y no puede comer más rosquitas ya que los dulces aumentan sus niveles de glucosa en sangre.
Pascual, quien ama a María Luisa por sobre todas las cosas, buscó la forma de rescatar a su doncella del cautiverio para no verla sufrir más. Quedamos a la espera de lo que sucederá en los próximos capítulos y de la decisión que tomen, con la cooperación y total comprensión de Iris.
Tal vez la investigadora policial tenga que hacerse cargo del bebé. Por lo pronto, tal como afirma el Artículo 23 de la mencionada Convención: “Los países deben garantizar de forma efectiva y apoyar adecuadamente a las personas con discapacidad en la crianza de los hijos, y garantizar un cuidado alternativo de los niños con discapacidad si la familia inmediata no puede cuidar de ellos”.
Por cierto, algunos internautas, satíricamente, crearon memes en las redes sociales sobre la huida de los jóvenes del hospital materno donde estaba ingresada María Luisa y lo hacían tomando como base la icónica imagen del vuelo en bicicleta de la película E.T. (1982).
¿Quién sabe si los directores Alberto Luberta Martínez y Ernesto Fiallo, junto con el guionista Ángel Luis Martínez (actor que atiende a María Luisa en la institución de salud), no querían citar una de las escenas más emblemáticas de la filmografía de Steven Spielberg que, en 2003, fue votada como el “momento más mágico del cine” por los lectores de la revista británica Empire?