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- Escrito por: Giusette León García / CubaSí
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Le cayó La Majomía de la música y la descarga entre amigos al verano en la Televisión cubana. El pasado jueves 3 de julio disfrutamos la primera entrega de una temporada que promete «de todo un poco» durante 27 programas.
Alain Finalé no solo es el director de La Majomía: es el tipo que la soñó y la ha moldeado con la insistencia a la que se refieren allá, en nuestra Matanzas natal, cuando usan el término que escogió para nombrar este nuevo hijo, ¿hermano mayor de La Palangana?
Hay que decir que él insiste en que esta es una obra colectiva y, si pudiera, llenaría las entrevistas de nombres a los que agradece el trabajo en equipo, la resistencia verdaderamente creativa para, contra apagones y otros imprevistos, decir al final del día en el estudio de La Tiza: ¡lo hicimos!
A propósito de este espacio que nos llega ya en las noches del jueves, después de la novela, conversamos con Finalé:
—¿Con qué novedades nos cayó esta Majomía?
—Como novedades, primero te digo que tenemos nuevos conductores, Yosander y Belinda, que son músicos y tienen sus respectivas agrupaciones: A Granel, en el caso de Yosander, y B-Jazz es el grupo de Belinda. Seguimos con la modalidad de tener cuatro conductores que se van rotando en parejas por los diferentes programas. Esta vez, tenemos en la Dirección de Arte a Daniel Arévalo, que es fotógrafo y que –digamos– ha rediseñado un poco la imagen del programa, manteniendo los mismos presupuestos de trabajar sin una cuarta pared, a 360 grados.
—Siempre insistes en esa estructura, por llamarle de algún modo. ¿Por qué?
—Realmente no es un capricho, eso es realmente lo que posibilita que en estas descargas se pueda hacer de manera que las personas se puedan sentar frente a frente, mirarse a las caras y que, además, se asemeje a las descargas reales, esas que surgen después de un concierto o en un encuentro casual en las casas, en los locales de ensayo, para que los músicos tengan esa sensación de que están en un espacio propio.
«Yo creo que la escenografía de La Majomía y el ambiente del programa, intentan recrear un local de ensayo donde los músicos están ensayando, descargando, haciendo cosas nuevas donde vienen otros músicos a visitarlos, a generar proyectos compartidos, por eso La Majomía insiste en reunir en el escenario, a la vez, a diferentes proyectos; por lo menos, dos o tres proyectos musicales, o uno que venga acompañado de otros artistas. Nosotros propiciamos esa mezcla para que de ella salgan cosas nuevas y productos que le puedan gustar al público.
«Este año, además, mantenemos la idea de tener un amplio abanico de géneros musicales. Yo creo que hemos abarcado incluso mucho más de lo que hasta ahora hemos podido lograr, pues, por ejemplo, hay un par de programas con proyectos dedicados a la rumba, como Muñequitos de Matanzas y Rumba All Stars; hemos podido incorporar también un poco más de trova, estará la Trovuntivitis; incluimos por primera vez la música antigua con Ars Nova.
«Incorporamos, además, una línea de programas donde traemos a familias musicales. Hemos tenido, por ejemplo, a la familia de Aldo López-Gavilán y Daiana García con sus hijas, y es algo que viene a recrear esas descargas que se producen en las familias de músicos cuando se reúnen para divertirse, para entretenerse. Así mismo tuvimos a Rodrigo García con su mamá, Rochy Ameneiros, y su esposa, Tania Haase; también a las hermanas Corina y Marta Campos.
«La Majomía trae otra vez rock and roll, mucha música popular cubana, hay presencia de la música de cámara, coral, o sea, el abanico es bastante amplio. Nos dimos el lujo de tener a una Premio Nacional de Artes Plásticas, Zaida del Río, junto a Francis del Río, es decir, dos artistas de la plástica que también cantan».
—¿Podría decirse entonces que la diversidad ha sido una marca en La Majomía?
—Sí, los programas han sido muy diversos. Seguimos apostando por la idea de que el programa se parezca a sus invitados, esa es una premisa muy importante para nosotros: que el programa logre adaptarse a los proyectos, a los grupos que vienen; que sea flexible, dinámico, y que cada uno sea diferente al siguiente.
—Y, además, romper esquemas, ¿cierto?
—Siempre. En esta temporada tenemos otro programa que se aparta un poco de lo tradicional, es con el Mariachi Real Azteca, liderado por el actor Rolando Rodríguez, y donde un grupo de actores muy conocidos de telenovelas, telefilmes, vinieron a descargar, a pasarla bien, pero sobre todo a cantar, a hacer música en el programa. Eso también es una novedad en esta temporada.
—¿Qué más nos puedes adelantar de lo que veremos en esta temporada de La Majomía?
—Tendremos programas espectaculares como el de Anacaona, que vinieron Georgia y Dorita Aguirre con todas sus muchachas, con el tresero César «El Lento»; la pasamos súper bien. Sé que van a disfrutar mucho el de Haila María Mompié, que vino acompañada de su quinteto todo de muchachas talentosísimas, un nuevo formato que está promocionando ahora mismo.
«Hay otros muy especiales como el de Enid Rosales y el de Ernesto Parra, director de Teatro Tuyo. Aquí hay otra novedad, pues Ernesto se va transformando en el escenario en el clown, y tenemos juegos musicales con él y Enid. Otra novedad es un programa dedicado al humor musical con Visti Cárdenas, Pagola la Paga y El Chiqui, de Punto y Coma.
—Y todo esto con la música en vivo…
—Esa es otra particularidad del programa, seguimos apostando por la música en vivo, eso es una constante: toda la música, toda, absolutamente toda, se hace en vivo en el programa.
—Dice el refrán que para gustos se han hecho colores y, al parecer, La Majomía, con reunir una paleta tan amplia, tiene muchas papeletas para volver a conquistar la preferencia de los públicos. ¿Cuáles son tus expectativas?
—Creo que esta temporada le va a gustar a la gente justamente por eso, yo siento que lo principal y lo más novedoso es la diversidad en cuanto a géneros, estilos a conformación de los proyectos, algo que, en gran medida, fue posible realizar con total coherencia, gracias a la asesoría de nuestra Cary Diez, una musicóloga de mucha experiencia.
«Yo creo que La Majomía se va saliendo ya de ser un programa solamente musical para ser un programa más abarcador, se va convirtiendo en un proyecto que intenta transformar el escenario del programa musical en un lugar donde puedan confluir invitados de diferentes procedencias que, al final, tienen el mismo objetivo: hacer música, descargar, cantar y tocar».
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- Escrito por: Dirección de Comunicación TVC
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El boletín ComunicarTV, en su edición número 109 correspondiente al mes de julio, se presenta en #ModoVerano, abrazando el espíritu juvenil y esperanzador que define esta etapa bajo el lema “Siempre Joven”. Pero también llega en un mes de alta resonancia histórica, cuando Cuba recuerda con orgullo los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, aquel 26 de julio fundacional en que se reafirmó la rebeldía que nos forja como nación.
La reseña habitual de la página 4 está dedicada precisamente al legado del 26 y a la figura de nuestro eterno Comandante en Jefe, cuya vida y pensamiento resultan guía imprescindible para transitar estos tiempos desafiantes. En un contexto que exige compromiso y coherencia, cobra más vigencia que nunca su llamado a ser discípulos consecuentes de Martí, llevando las doctrinas del Maestro en el corazón y la acción.
La sección Novedades se adentra en las propuestas que la televisión cubana ha preparado para la programación veraniega: entre ellas, la revista juvenil Una calle, mil caminos, que estrenará nueve telefilmes con narrativas que entretienen, sensibilizan y forman; la nueva temporada del humorístico Floro,la serie, con el carismático Carlos Gonzalvo; y el retorno de La Majomía, ese convite musical y amistoso que ya se ha ganado su lugar en los veranos televisivos. Por su parte, el Canal Educativo también suma atractivos, como se detalla en la reseña de María Regla Figueroa Evans, pensada para toda la familia.
En Homenaje, celebramos dos aniversarios esenciales: los20 años del programa De tarde en casa, espacio que ha sabido conjugar entretenimiento con sentido, y las dos décadas de Telesur, medio comprometido con la verdad de los pueblos y la mirada propia del Sur. A ello se suma el tributo especial a Rigoberto Senarega Madruga, maestro de la imagen y del gesto profundo, cuya reciente desaparición física conmueve al mundo audiovisual cubano. Geógrafo, camarógrafo, docente, documentalista e internacionalista, Senarega fue —y seguirá siendo— un pionero silencioso, un artesano del encuadre, un imprescindible.
La sección Variedades nos acerca a uno de los eventos más importantes de la escena musical alternativa: el Festival Cuerda Viva 2025. Su gala de nominados, reseñada en esta edición, rindió
homenaje a tres Premios Nacionales de Televisión, en el marco de las celebraciones por el 75 aniversario de este medio en Cuba.Este número también celebra fechas significativas para el
universo mediático nacional: los aniversarios del Coro de la Radio y la Televisión Cubanas, del programa Lucas, del canal Multivisión, de Cubavisión Internacional y del telecentro Morón
TV en Ciego de Ávila.
Cada página de esta edición se viste de sol, memoria y futuro. Porque más allá del calor del verano, late en nuestra pantalla el pulso de una nación que comunica, sueña y resiste. Hasta el
próximo número.
Este 26 de julio no estará Fidel irrumpiendo en el Moncada para rescatar, del agravio, la memoria del Apóstol en el año de su centenario; tampoco ocupará las tribunas donde su verbo visionario trazaba futuros promisorios, ni volcará en sus sabias reflexiones el ideario justiciero que lo inspiró a reiniciar la contienda por la redención de Cuba aquel glorioso amanecer de asaltos a cuarteles.
Este 26 de julio, en el monolito que atesora su infinita leyenda de guerrero, Fidel está tan cerca de Martí como lo estuvo hace setenta y dos años, en aquella mañana de la Santa Ana, cuando en Santiago de Cuba y en Bayamo se reeditó el coraje de los precursores de nuestra independencia. Llevaba entonces, en el corazón, las doctrinas del Maestro, para asumir como mandato inexorable que
“las etapas de los pueblos no se cuentan por sus épocas de sometimiento infructuoso, sino por sus instantes de rebelión”.
Y hacia esa rebelión que vindicaría a la Patria de más de cuatro siglos de dominación colonial y neocolonial, marchó Fidel, en la madrugada, junto a un grupo de valientes, en pos de un ideal, y con la certeza de que, más temprano que tarde, habrían de triunfar. Una certeza que cristalizó cinco años, cinco meses y cinco días después, en un enero triunfal que comenzó a hacer realidad el martiano anhelo de una república “con todos y para el bien de todos”.
Este 26 de julio, Fidel habita esa dimensión eterna reservada únicamente para quienes han luchado día tras día
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- Escrito por: José Carlos Zaragoza Suárez/facebook
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Hoy visitamos Televisión Serrana en San Pablo de Yao, donde se hace arte de verdad, del auténtico, de ese que está pegado a su gente y sus raíces.
José Carlos Zaragoza Suárez Director de la Televisiòn Cubana
Junto a ellos compartimos carencias y sueños, pero también compromiso y esperanza. Ariadna Fajardo, una de las Directoras de TV más sensibles y talentosas que conozco, nacida en esas montañas de Buey Arriba, compartió con nosotros el primer corte de su próximo documental que cuenta la historia de Joaquín, un campesino que conmueve.
Gracias por darnos esa lección de vida y, al decir del Decano de la Famca Iván Barreto, con quién compartí la jornada, "un baño de realidad y optimismo".
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- Escrito por: José Carlos Zaragoza Suárez/facebook
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Ya se hizo la presentación pública del primer capítulo de la nueva temporada de la gustada serie televisiva Tras La Huella, que saldrá en nuestras pantallas a partir del 13 de julio, como uno de los platos fuertes de la programación de verano. Un esfuerzo conjunto del Minint y la TVC, hermanados en el propósito de satisfacer a nuestros públicos y realzar la difícil y heroica labor de los combatientes del orden interior para asegurar la tranquilidad ciudadana y seguridad de nuestro pueblo.
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- Escrito por: Ivón Peñalver / Fotos: cortesía de la entrevistada
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Conversamos con la joven presentadora, guionista y directora de televisión Aleida Aurora Mestre Martínez, rostro habitual de Teleavances, entre otros espacios televisivos.
Su llegada temprana al medio constituyó el principal resorte para que esta creadora sienta hoy que buena parte de su realización personal está ligada, de manera indisoluble, a la televisión. Su talento, constancia y entrega —estas últimas heredadas y aprendidas de su madre, la también directora y guionista Jobana Martínez Bencomo— la han llevado a alcanzar los resultados que hoy ostenta con orgullo. Sobre su desempeño, evolución y proyecciones versan estas líneas.
¿Cómo defines la televisión en tu vida y cuál ha sido el mayor desafío?
—La televisión ha sido, sin dudas, una parte esencial de mi vida. Es mi casa, mi escuela, mi escenario y mi espejo. Comencé muy joven y, a lo largo de estos veinte años, he crecido frente a las cámaras tanto como profesional como ser humano.
El mayor desafío ha sido mantenerme fiel a mí misma; conservar la autenticidad en un medio que muchas veces exige máscaras. Ser una mujer natural, espiritual y cercana al público, sin perder la excelencia profesional, ha sido un acto de equilibrio constante que disfruto profundamente.
¿Cuánto te exige un espacio promocional como Teleavances en comparación con uno de carácter histórico?
—Aunque La teleguía y Teleavances son espacios semanales de corte promocional, exigen una gran responsabilidad comunicativa. Hay que sintetizar bien, ser clara, mantener el ritmo justo y lograr, en pocos minutos, una conexión efectiva con el televidente. No se trata solo de anunciar la programación, sino de hacerlo con intención, de forma atractiva y profesional.
En cambio, los programas de carácter histórico requieren otra sensibilidad: investigación, sobriedad, respeto por los contenidos y una voz capaz de acompañar al espectador en ese viaje al pasado.
Transitar entre lo promocional, lo histórico, lo cinematográfico ha sido una de las mayores fortalezas que me ha dado la locución. Disfruto esa versatilidad porque me permite reinventarme constantemente sin perder mi esencia. Cada género tiene su ritmo, su tono, su alma... y yo me entrego a cada uno con la misma pasión.
¿Te inclinas también hacia la dirección? ¿Por qué?
—Sí, cada vez más. Después de tantos años frente a cámara, es natural que surja el deseo de aportar desde otras miradas. La dirección me permite materializar ideas, cuidar el contenido desde su raíz y proteger esa esencia que muchas veces solo entiende quien ha estado dentro del medio por tanto tiempo.
Además, tengo un referente muy cercano y poderoso: mi mamá, quien ha sido una guía constante e inspiración en el mundo de la dirección televisiva. Gracias a ella, crecí admirando ese trabajo silencioso pero esencial que sostiene todo lo que el público ve. Me interesa dirigir para crear proyectos que inspiren, eleven el alma y dejen huella.
¿Cuáles son tus proyecciones en el medio y qué tipo de programa te gustaría hacer?
—Estoy en un momento muy gratificante de mi carrera porque me siento realizada profesionalmente. Trabajo en espacios que exigen estilos distintos —promocionales, históricos, cinematográficos— y eso me permite seguir creciendo, mantenerme activa y disfrutar de la versatilidad que siempre he valorado en esta profesión.
Mis proyecciones están ligadas a continuar formando parte de proyectos útiles para el público, bien pensados y con un enfoque comunicativo eficaz, especialmente en el ámbito de la publicidad institucional, educativa y cultural. Me interesa seguir aportando desde ahí; no persigo obsesivamente un “gran programa”. Yo fluyo, no fuerzo nada. Cuando aparece una propuesta atractiva, con un buen equipo y un contenido que me entusiasme, la asumo con alegría. Para mí es fundamental trabajar en algo que me genere satisfacción, no estrés. Esa ha sido siempre mi filosofía, y es la que me permite disfrutar a plenitud lo que hago.
¿Conducción, dirección o guion? ¿Qué especialidad prefieres?
—Mi alma es de locutora. La conducción es mi primera piel, la forma más directa de comunicarme con el mundo. Siempre ha sido mi base, el espacio donde me siento más libre y auténtica. Es una manera de comunicación que domino y disfruto muchísimo.
Pero en los últimos años, la dirección ha cobrado una importancia especial para mí. Desde ahí también dialogo, solo que desde otro lugar: construyo desde lo conceptual, lo visual, lo dramatúrgico. Es una forma profunda y creativa de comunicar.
También escribo, y el guion es otra vía que me permite expresarme con autenticidad. A través de él puedo organizar ideas, darles intención, ritmo y sentido. Cada especialidad tiene su encanto y su responsabilidad.
¿Cuáles son tus mayores agradecimientos dentro de la televisión?
—Son muchos, porque este medio ha sido mi casa durante dos décadas. Estoy profundamente agradecida a todos los directores, realizadores, colegas y técnicos que han confiado en mí, que me han permitido crecer, equivocarme, aprender y evolucionar.
Cada espacio que he hecho ha sumado algo valioso a mi formación y a mi manera de entender la comunicación. Pero si hay alguien a quien debo un agradecimiento especial, es a mi mamá. Ella es directora de televisión, y desde muy pequeña la vi crear, liderar, contar historias y trabajar con rigor y pasión. Gracias a ella entendí lo que significa amar este oficio y ejercerlo con ética.
También agradezco al público que me ha acompañado todos estos años con tanto cariño y fidelidad. Sentir su cercanía, respeto y afecto es lo que da verdadero sentido a todo lo que hago.
Y, por supuesto, agradezco a mi hijo, que es mi motor, mi cable a tierra y mi mayor alegría. La televisión me ha dado mucho, y mi compromiso es seguir devolviendo todo lo aprendido trabajo honesto, profesional y vocación de servicio.