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- Escrito por: Ivón Peñalver / Fotos: Tomada de Internet
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Entrevista a Moisés Rodríguez, Premio Nacional del Humor 2025
«Aún no puedo creer que me haya inscrito en la reconocida lista de Premios Nacionales del Humor cubano, una relación en la que figuran nombres como Carlos Luis de la Tejera, Aurora Basnuevo, Enrique Núñez Rodríguez, Alberto Luberta, Héctor Zumbado, entre otros, muchos de ellos matanceros como yo.
«Lo cierto es que agradezco al jurado que lo haya decidido así, y sobre todo al público que durante todos estos años me ha acompañado en salas de teatro, cabarets, radio y televisión. Y de esta última, además, celebro que me haya permitido entrar en contacto con el gran público. Un público de distintas generaciones que hasta hoy ha sabido y querido compartir cada espectáculo, monólogo e instante de reflexión que, desde el humor, deviene compromiso con la sociedad».
Así inició esta conversación telefónica con el humorista, profesor, ensayista y curador de muestras plásticas, Moisés Rodríguez. Un contacto que resultó breve debido a las limitaciones de tiempo en el celular de esta servidora, que se negaba a creer en la batería agotada y el inevitable conteo de datos. Sin embargo, los minutos alcanzaron para establecer esa complicidad de la que este particular interlocutor hace gala.
Moisés tiene el poder de hacer reír, reflexionar y conmover con sus experiencias de vida como matancero de pura cepa, que, a pesar de haber tenido muchas oportunidades para vivir en la capital y desarrollar su carrera allí, no abandona por nada su Ciudad de los Puentes.
¿Moisés, usted es graduado de actuación?
«Pues claro... que no soy actor de academia. Realmente soy graduado en la facultad de Humanidades del Pedagógico Enrique José Varona, y junto con el título llevo conmigo la gratitud de haber recibido clases de la Dra. María Dolores Ortiz, Mario Rodríguez Alemán, entre otras eminencias pedagógicas. Impartí clases en Jaguey Grande de español y literatura; he recibido postgrados en Arte, en la propia Matanzas, y en Historia del Arte en la facultad de Filología de la capital; me he desempeñado como especialista de artes plásticas en la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) de mi ciudad; me dedico a la pintura, la ambientación y la decoración; pero todo sin dejar de hacer humor, no con la sapiencia de quien recibe la técnica de la academia, repito; sino de quien recibe la práctica de la vida y, sobre todo, las exigencias dramatúrgicas a lo largo del tiempo».
¿Por qué el humor en su vida?
«Sencillo, lo necesito. Fíjate, lo uso como estrategia de relaciones personales. Tengo un récord de situaciones personales muy difíciles y apretadas que disipo a través del humor. Sucede que el humor siempre tiene un grado de compromiso con la realidad. Ella es la materia prima, es el contexto en el que la gente se reconoce. Por eso lo aplaudo desde la seriedad que le impongo.
«Por otra parte, no puedo dejar de contarte esto: mis padres fueron personas muy simpáticas y, en especial, mi tío Papín. Recuerdo que me divertía muchísimo con él. Solía mandarme a comprar el pan y me decía que le pidiera al bodeguero: “el pan para Pepín”, así, junto. De esa frase se creaba una conga: “pin, pan, parapapín...”. Quiere decir que situaciones de este tipo, felizmente, quedaron recogidas en mi ADN. Luego, haber estudiado los clásicos de la literatura, conocer a Chaplin, que me fascinaba, sobre todo seguirlo a través de la televisión en la Comedia Silente, y el carácter mío que desde siempre jerarquizó la risa, cerraba con broche de oro la posibilidad de vivir este amor eterno entre el humor y yo.
«El pensamiento humorístico es un estilo de vida; hoy reconozco que su dramaturgia me ayuda a salir adelante. Además, a mí me gustan las personas. ¿Qué mejor manera de devolverles todo lo que de ellas aprendo que haciéndoles, al menos, sonreír?».
Se refería a la Comedia Silente en la televisión, ¿qué otros referentes le acompañan?
«Después de ella, y ya estando en La Seña del Humor, no sabíamos de la existencia de Les Luthiers, pero sin dudas su marca está en nosotros: José (Pepe) Pelayo, Aramís Quintero y yo, que fuimos el núcleo fundacional de aquel proyecto. Los vimos por primera vez por televisión y luego los conocimos; fue el encanto de reconocer que ellos hacían lo que nosotros, de manera espontánea, decidimos crear».
¿Has tenido presencias importantes en televisión nacional, además de las experiencias en Matanzas?
«Sí, aunque confieso que soy muy tímido. No obstante, asumí el programa televisivo Señavisión, intervine junto a Rolando (El Chino) Chiong en la telenovela Santa María del Porvenir y con los Robertos (junto a Lázaro Hernández) participamos en varios espacios de la televisión nacional. Fui invitado por Juan Carlos Travieso a la última versión de El motor de arranque. Por cierto, esta producción de RTV Comercial me resultó impresionante: el estudio era enorme y muy bien distribuido para alternar las escenas. Grabamos muy bien y nos divertimos de igual manera. Además, estuvimos unidos varias generaciones de humoristas por emisión, y eso siempre es muy importante.
«La televisión, te confieso, siempre impresiona por todo el aparataje tecnológico que acompaña el trabajo actoral; pero le agradezco que me permitió entrar en contacto con el gran público. A pesar de su complejidad, trato de sentirme en ella como en la sala de mi casa. Es difícil, porque los códigos lingüísticos a la hora de hacer humor en ella distan completamente de los de otros medios; no obstante, intento sentirme cómodo, distendido y, sobre todo, dado mi miedo escénico, me apoyo constantemente en el otro actor. Ese otro colega se convierte en mi cámara, y así llego al final de la actuación».
¿Qué hace a Moisés aceptar o no un compromiso actoral?
«Sin lugar a dudas, el texto. Le concedo mucha importancia al texto y, luego, a la seriedad de la puesta. Recuerda que, sin formación académica, nos hemos hecho a fuerza de disciplina teatral, de acogernos a la buena dramaturgia, al respeto por las horas de ensayo, porque es lo que me ofrece seguridad. De hecho, me han entregado, en ocasiones, textos para series televisivas; pero si no me convencen, no los acepto. Otras veces pueden ser salvables; en ese caso, con todo respeto, les he añadido matices, elementos complementarios, siempre respetando el tema».
Otros temas quedaron sin abordar; el tiempo, el implacable, lo impidió. No obstante, nuestro informal encuentro telefónico fue toda una clase de humildad e ingenio por parte de este artista, que agradeció a nombres como Osvaldo Doimeadiós, Kike Quiñones, Baudilio Espinosa, Miguel Moreno, Michel Pentón, Jorge Bacallao, entre otros tantos colegas de oficio, que, de una u otra manera, forman parte de su concepción estético-artística para asumir el humor como parte de su alma.
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- Escrito por: María Regla Figueroa Evans / Fotos: Cortesía de la entrevistada
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En 2025, el Centro de Capacitación de la Radio y la Televisión (CCRT) ha sido ratificado con la categoría de Centro de Superación de Posgrado por la Dirección del ramo del Ministerio de Educación Superior, ampliando así sus áreas de oportunidad.
Desde su fundación, el Centro de Capacitación de la Radio y la Televisión, antes conocido como el Centro de Estudios de la Radio y la Televisión Cubanas (CERT), ha logrado consolidarse como una de las plataformas más idóneas para elevar el nivel técnico y profesional de los trabajadores de ambos medios de comunicación, así como del público en general.
Este 2025, el centro ha sido nuevamente ratificado con la categoría de Centro de Superación de Posgrado, condición que se revalida cada cinco años según los resultados obtenidos por la institución.
Junto con esta ratificación, el Centro ha experimentado un cambio de estatus. Hasta 2024, funcionaba como una escuela ramal del Instituto Cubano de Radio y Televisión. Tras la desaparición de este último y la creación del Instituto de Información y Comunicación Social (IICS), se formó una nueva escuela ramal para dicho organismo, lo que llevó a que el plantel cambiara su nombre a Centro de Capacitación de la Radio y la Televisión.
Este cambio de nomenclatura también ha traído consigo la necesidad de actualizar el diseño del cartel de entrada y la papelería institucional.
El centro mantiene un plan de superación y formación que incluye cursos de locución, dirección, producción, asesoría y guion audiovisual, siendo este último online, modalidad que permite el acceso desde cualquier parte del país.
Existen dos grupos de 25 guionistas potenciales: uno para los cursistas de las provincias y otro para los de La Habana.
Como parte de su esfuerzo por ampliar las áreas de oportunidad, en 2025, por primera vez, el Centro asumió los cursos para la formación de musicalizadores de diversas entidades de la radio, así como de sonido radial.
Este año, además, tuvieron el honor de contar con el apoyo de Magda González Grau, realizadora laureada por su trabajo en la realización audiovisual. Ella forma parte del colectivo docente del centro como profesora adjunta e impartió el curso de Asistente de Dirección.
"Estamos muy contentos porque varios realizadores consagrados se han acercado a la escuela, como es el caso de Patricio Wood y Jorge Molina, entre otros de su especialidad, quienes se sienten comprometidos con la labor del Centro", señaló Ivonne Díaz Chales, directora de la institución.
"Entre las otras acciones previstas para este calendario está la realización del segundo coloquio de género, aún en periodo de organización. Para este evento, esperamos contar con la participación de otras personalidades relacionadas con el estudio de esta temática. Asimismo, continuaremos con el Coloquio de Locución, que tuvo gran aceptación en 2024, y mantendremos nuestro compromiso de abrir estos espacios para el debate e intercambio con especialistas de las diferentes ramas de la radio y la televisión. Si es posible, extendemos estos intercambios a través de otros coloquios", añadió.
"El primer semestre de 2025 estará bastante cargado con los cursos de formación, superación y posgrado, respaldados por realizadores de reconocida valía. Seguiremos con nuestra misión de capacitar, formar y perfeccionar a los trabajadores de los sistemas de radio y televisión, así como a sus cuadros, ofreciendo todo tipo de cursos de posgrado, talleres y diplomados", destacó.
"Ninguno de los cambios mencionados impedirá que cumplamos con nuestras metas y planes diseñados al final del año pasado, con el fin de mantener la excelencia en la capacitación y superación de los trabajadores radiales y televisivos. En términos generales, nos espera un año con todas las realidades que estamos viviendo, como cortes energéticos y falta de transporte, pero nada de eso impedirá que el centro continúe con su labor de capacitación y superación de los trabajadores, así como de aquellos que tengan aptitudes para trabajar o aportar algo a los medios", concluyó la Master.
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- Escrito por: Soledad Cruz/Facebook
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- Escrito por: Ivón Peñalver
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Osvaldo Rojas es un actor que, en los últimos años, ha dejado una muy grata impresión en la teleaudiencia cubana.
Se ha convertido en una referencia dentro de las telenovelas y series de esta época, en primer lugar, debido a la naturalidad con la que encarna las más diversas historias, logrando una presencia convincente en cada interpretación.
Para muchos jóvenes que hoy lo admiran, su irrupción en la pequeña pantalla está asociada a la telenovela Vuelve a mirar. Sin embargo, esto dista totalmente de la realidad, pues su trayectoria, vinculada al teatro, la radio y el cabaret, abarca más de tres décadas. En televisión, ha sido recordado por su participación en la serie Hermanos y en telenovelas como Pasión y prejuicio, Las honradas, El eco de las piedras, Los tres Villalobos y Los hijos de Pandora, además de su trabajo en el serial Con ciencia.
Dueño de una particular manera de abordar personajes negativos o controvertidos, es un actor que puede afirmar con seguridad que ninguna de sus actuaciones se parece a otra. En cada propuesta deja claras las reglas del juego: se trata de un intérprete completo, con múltiples recursos para dotar de matices a los conflictos que presenta.
Con una especial capacidad para la hilaridad, facilidad para tocar fibras sensibles de la existencia y, lo más importante, un talento innato para conectar con el público, Osvaldo Rojas puede hacer reír y, al mismo tiempo, invitar a la reflexión con absoluta autenticidad. Su excelente dicción permite que se le entienda perfectamente, resaltando cada matiz o cambio de postura dentro de un mismo segmento enunciativo, algo que se agradece enormemente.
Como suele ocurrir en la televisión nacional, es posible que un mismo actor o actriz aparezca simultáneamente en distintas producciones, incluso cuando fueron grabadas en momentos diferentes. Tal es el caso de Osvaldo Rojas en la actualidad, con su participación en la serie Los gatos, las máscaras, las sombras y su personaje de Manolo en Sábados de gloria.
Y justamente en Manolo quiero centrar mi comentario, en primer lugar, porque es el personaje que, lunes, miércoles y viernes, se mantiene en pantalla y, aun sin ser protagonista, se extraña cuando no aparece. Su huella no deja de estremecer, complementando otras historias.
Manolo es un personaje que se aleja de los que recientemente hemos visto en Osvaldo Rojas. Cínico, sinvergüenza, con una historia deplorable, pero que, paradójicamente, resulta simpático para quienes lo tratan desde fuera. ¿Cómo lo logra? Ahí radica la magia de la caracterización psicológica, potenciada por el maquillaje, que lo traslada desde las situaciones más desagradables hasta los límites de una posible vulnerabilidad.
Rojas, por su parte, consigue humanizar al personaje; lo hace tangible, en la medida en que su gestualidad, en muchas ocasiones, sustituye al verbo. El uso constante de las manos, los cambios de volumen al hablar —casi siempre despacio, como si en cada sílaba midiera el filo de su veneno—, esa sonrisa diáfana mientras conversa, distrayendo la atención de sus verdaderas intenciones, para luego golpear con frialdad, son algunos de los recursos histriónicos que, empleados con precisión, completan el macabro plan de vida que define su caracterización psicológica.
Si bien aún queda mucho por ver de lo que este personaje es capaz de hacer, en estos momentos Manolo es una de las interpretaciones más creíbles y sólidas de la telenovela, desde la perspectiva de la maldad. Rojas ha construido un villano que seduce desde ciertos atractivos. Su rostro no lo delata; todo lo contrario: es un lobo con piel de oveja, calculador, que mide cada paso para atraer a sus presas.
En una entrevista concedida cuando recibió el Premio Pequeña Pantalla en 2022, Rojas comentó: «Luego de las telenovelas Vuelve a mirar y Los hijos de Pandora, mucha gente se me acerca, y a mí me gusta mucho ese contacto con el público".
También a nosotros nos gusta acercarnos a los personajes que interpreta. Y me atrevo a ser portavoz del sentimiento popular: gracias, Osvaldo Rojas, por decir tanto y tan bien, como si nada.
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- Escrito por: Félix A. Correa Álvarez
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El galardón Ciudadano teleSUR representa un homenaje a líderes y figuras que han demostrado un compromiso inquebrantable con la defensa de la verdad, la integración de los pueblos y la comunicación del Sur Global. Esta distinción, otorgada por la cadena multiestatal teleSUR, tiene como objetivo reconocer a aquellas personalidades que, desde diferentes espacios de liderazgo, han contribuido a construir una narrativa propia, alejada de la manipulación mediática y centrada en la voz genuina de los pueblos latinoamericanos y caribeños.
Durante el IV Coloquio Internacional Patria, celebrado recientemente en La Habana, la presidenta de teleSUR, Patricia Villegas, entregó por primera vez en Cuba el reconocimiento Ciudadano teleSUR a tres figuras emblemáticas de la política latinoamericana: Raúl Castro Ruz, líder histórico de la Revolución cubana; Miguel Díaz-Canel, presidente de la República de Cuba; y Nicolás Maduro, presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Estos reconocimientos no solo destacan la trayectoria de los homenajeados en la defensa de los derechos soberanos de sus pueblos, sino también su papel en la consolidación de teleSUR como una herramienta de integración comunicacional y de lucha contra la desinformación.
El distintivo Ciudadano teleSUR simboliza el respaldo a quienes, desde sus responsabilidades políticas o sociales, han contribuido a fortalecer la independencia informativa y el derecho de los pueblos a ser protagonistas de su propia historia. Patricia Villegas resaltó que el premio refleja el compromiso de teleSUR con la verdad y la voz de los pueblos del Sur, al tiempo que reconoce el esfuerzo colectivo de construir una comunicación alternativa frente a los poderes mediáticos hegemónicos.
teleSUR nació en 2005 como un proyecto conjunto de varios países latinoamericanos, encabezado por Cuba y Venezuela, con la intención de ofrecer una plataforma mediática que contrarrestara la narrativa impuesta por grandes corporaciones internacionales. A lo largo de dos décadas, la cadena se ha consolidado como un referente informativo comprometido con la verdad, la integración y la identidad cultural del Sur Global.
El reconocimiento Ciudadano teleSUR no solo destaca trayectorias individuales, sino que también simboliza la voluntad de promover la cooperación solidaria entre naciones que comparten una visión común de justicia social, soberanía e independencia.
La entrega de este galardón en el marco del Coloquio Patria resalta el valor de construir redes de comunicación que enfrenten la manipulación mediática y promuevan una narrativa justa y plural. A medida que teleSUR continúe consolidándose como referente de la comunicación alternativa, el distintivo Ciudadano teleSUR se proyecta como un reconocimiento a aquellos que dedican su vida a la integración y al fortalecimiento de la soberanía comunicacional en América Latina y el Caribe.