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- Escrito por: Rosa Blanca Pérez
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Todo comenzó el 20 de octubre de 1868 con una invitación a combatir, como la premonición de que a partir de entonces la patria y su cultura dependerían de la voluntad de lucha del cubano. Todo comenzó sobre una cabalgadura, como si al galope tuviera que abrirse paso en lo adelante el derecho de Cuba a merecer su himno, su bandera y su escudo, tanto como sus vitrales, su son y su poesía.
Hoy es 20 de octubre de 2022 y nada es diferente. Al necesario combate por lo nuestro sigue convidándonos José María Heredia desde quién sabe dónde, pero bien cerca de las palmas que eligió para asentar su nacionalidad. Al combate por lo nuestro nos alienta otro José -Maestro, Apóstol y Martí- apostado siempre en lo más alto del patriotismo y de la geografía, y apegado a la suerte de los pobres de la Tierra.
Hay una invitación a combatir en cada guitarra que se volvió ballesta y en cada pluma convertida en lanza. La diana de un guaguancó convoca a los guerreros que preservan a toda costa nuestra identidad, mientras Mama Inés los estimula con una colada de aromático café. Los guajiros de Abela afilan sus machetes para la carga inminente y los milicianos de Servando Cabrera aprestan sus fusiles para el próximo combate... pensando todos en la última mujer.
Ha sobrevenido otro Día de la Cultura Cubana y nada es diferente a lo reclamado por Perucho Figueredo en sus vibrantes estrofas. Seguimos cabalgando a lomos de un himno o un danzón, y cada nuevo verso despunta semejante a un toque de a degüello que nos haga merecer con el valor y la dignidad de siempre el reino de este mundo, para que la patria siga contemplando a sus mejores hijos con orgullo.
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- Escrito por: Valia Valdés
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Horizontes, Sector 40, En silencio ha tenido que ser, Julito el pescador, El Regreso de David, El Capitán Rolando, La frontera del deber, Día y noche, Tras la Huella, Finlay y otros muchos espacios televisivos, integran la obra meritoria que surgió de la creatividad de Jesús Cabrera, quien destacó en la naciente televisión de los años cincuenta como camarógrafo, formó parte del grupo de técnicos cubanos que inauguraría la televisión en Colombia y llegaría a ser uno de los directores más respetados del medio audiovisual en nuestro país.
El domingo 13 de noviembre, se nos fue el Maestro de Juventudes. Otra pérdida significativa para la cultura cubana en un año de dolorosas partidas, sin embargo, al rendirle postrer tributo, sus familiares, vecinos, alumnos y compañeros de la televisión recuerdan el relevante legado que dejó tras sí Jesús Cabrera, un revolucionario en el más amplio significado del término.
Alfonso Noya, Presidentes del ICRT, El Vicepresidente Primero del ICRT, Waldo Ramírez, el Premio Nacional de Televisión, Danilo Sirio, también Vicepresidente y José Carlos Zaragoza, Director General de la Televisión Cubanal, rindieron homenaje al Doctor Honoris Causa, el cual encabezó la creación del Canal Tele Rebelde en Santiago de Cuba, contribuyó con su experiencia a las televisoras de Angola y Nicaragua, abogó por la creación de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisuales de la Universidad de las Artes de Cuba, de la que fue decano y colaboró a estructurar sus planes de estudio.
El compromiso artístico e ideológico signó la producción televisiva del merecedor de varios premios Caracol. Sobre la preferencia de Cabrera por el género policiaco y sus aportes a esta temática, expresó Bruno Suárez Romero, realizador del documental: “Jesús Cabrera. Un hombre de la televisión”:
“Jesus Cabrera tiene una obra que es patrimonio del audiovisual cubano, no solo por sus aportes culturales, sino también por haber trascendido al imaginario popular debido a la manera en que creó héroes y conflictos muy nuestros, con códigos cubanos, expresados de una forma diferente al policíaco universal. Chucho, además de dirigir la puesta en pantalla, participó en la conformación dramatúrgica de sus creaciones y orientó la caracterización de los personajes”.
La Presidenta de la Asociación de Cine, Radio y Televisión, UNEAC, Lourdes de los Santos, siente profundamente el deceso del Premio Nacional de Televisión, a quien le unía una amistad personal:
“Lo recordaré siempre como una persona encantadora, alguien con quien se podia hablar de cualquier tema porque aportaba una enseñanza permanente. Su impronta en los medios audiovisuales sentó cátedra y vamos a sentir su ausencia. En los Consejos Nacionales de la UNEAC, su palabra, casi siempre la última, nos recordaba aspectos importantes de nuestro quehacer que no podemos dejar de lado”.
El Vicepresidente Primero del ICRT, Waldo Ramírez, manifestó al Portal de la TVC, el reconocimiento a la dimensión de la figura de Chucho Cabrera y valoró cuanto contribuyó a la formación de principios y valores en nuestra sociedad, como artista y pedagogo:
“La obra de los grandes maestros de la televisión y del cine cubano, en la que se incluye la creación de Chucho Cabrera, hecha para la televisión pero con un sentido cinematográfico, es reconocida por las nuevas generaciones por reflejar un momento de la historia de Cuba. Esa obra ha impactado en los realizadores posteriores por la manera de contar las historias. Aún cuando las nuevas tecnologías y otros ámbitos de la comunicación modifiquen el lenguaje de la realización, las esencias se mantienen”.
Sobre la manera en que el director de “En silencio ha tenido que ser”, continuó atento a la dinámica televisiva hasta su fallecimiento a los 96 años, expresó Waldo Ramírez:
“Fue una persona cariñosa con sus compañeros, a veces "peleón", pero respetuoso al señalar las deficiencias del medio porque lo que más deseaba era tener una televisión mejor”.
Las últimas palabras de Jesus Cabrera, en el documento audiovisual que debemos a Súarez Romero, recuerdan a los jovenes realizadores perseverar en la fidelidad, la sinceridad y la disciplina, pautas que rigieron conducta. Sin embargo, hay un espacio de su vida íntima que pude conocer a través de las palabras de su viuda, Angela Bella Alvarez, bautizada como Bellita por sus compañeros del ICRT cuando trabajó en el departamento de Capacitación del organismo central y dirigió la Escuela de superación orientada a los trabajadores del gremio que querían alcanzar el 9no grado:
“Nos conocimos en un viaje en avión de regreso a la capital en 1961. Yo integraba la Brigada de Maestros de Vanguardia “Frank País” y trabajaba montaña arriba, más alla del río Toa, en un poblado llamado: Camino picado viento frío, al que se accedía en patana. Volvía a a mi casa de vacaciones, mientras que él era director del espacio Horizontes. Fue un primer encuentro en el que hablamos muy poco, se comportó de forma muy seria, me llevaba dieciseis años”.
Bellita continúa:
“Una semana después, coincidimos de forma casual en la cafetería de M y 23. A él le causó admiración que yo realizara el magisterio de forma voluntaria en Baracoa con solo 19 años. Más tarde nos hicimos novios, yo era la única maestra de esa zona y hasta allá fue a visitarme. Nos casamos y tuvimos dos hijos. Vivimos una historia muy romántica, nos divorciamos y volvimos a estar juntos durante sesenta años. A mi me gusta el mundo artístico, él solía pedirme opinión sobre los actores y a veces lo visitaba en las fimaciones, mientras que él se aparecía sorpresivamente en mis actividades”.
El amor se hace presente al revisar la vida de los seres humanos y dulcifica la imagen del hombre de fuerte carácter. Jesús Cabrera sumó a ese sentimiento, el fervor revolucionario, la vocación fundadora y gran sentido de pertenencia a la televisión cubana. Ese fue Chucho Cabrera.