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- Escrito por: Bismark Claro Brito y Laura Amelia/Cubavision
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Hace tres o cuatro años atrás, la penetración de Internet en Cuba era primitiva; tal vez, se filtraban menos informaciones personales entre extraños. Quizás, los jóvenes interactuaban más en persona y menos de forma virtual; los challenges no eran ni siquiera parte del vocabulario. Hace tres o cuatro años, Rudy Mora comenzó a soñar Primer Grado. Desde entonces y hasta hoy muchas cosas han cambiado.
La serie que desde sus inicios utilizó el uso –y mal empleo– de las redes sociales digitales como excusa para proponer reflexiones sobre las problemáticas sociales, las dificultades económicas y la pérdida de valores, prevé su estreno el 11 de diciembre próximo por la señal de Cubavisión.
El espacio televisivo tendrá como eje central el conflicto de Daniela, una estudiante de Informática de la Universidad Tecnológica de La Habana “José Antonio Echeverría” (CUJAE), cuyas fotos con contenido privado son esparcidas en las redes. A partir de ese momento y durante 11 capítulos, su vida cambiará en muchos sentidos y la venganza la llevará a retar a los ocho jóvenes que se relacionaron con la difusión. En el camino, todos descubrirán algo de sí, incluso ella.
La primera pista es el nombre: Primer Grado, el cual alude a la inexperta y superficial fase de relaciones que estos jóvenes comienzan mediante las redes sociales que los conducirá, necesariamente, a pasar de lo superficial a lo complejo.
¿Qué trae de novedoso Primer Grado? Pues, uno de los datos que más puede sorprender a los públicos es el hecho de la estructura. Cada capítulo en sí constituye una pequeña película con relatos que lo entrelazan con los demás y capaz de ser interpretado de formar independiente.
Asimismo, los episodios sondean los más de 50 minutos de duración algo que, según la opinión del director, es común entre las producciones extranjeras, pero un fenómeno extraño para quienes solo consumen productos nacionales. “No fue un objetivo hacer las entregas de esta duración. No obstante, la necesidad de desarrollar y finalizar las historias conllevaron a dejarlos en estos tiempos”, explica Mora quien a apostado porque, amén de la duración, a las personas se enganchen a la pequeña pantalla mientras se trasmita.
De la misma forma, la serie muestra muchos efectos digitales que hubo que preparar previamente para que redes como WhatsApp, Telegram, Instagram, Facebook lucieran lo más verosímil posible.
(Re) Capitulemos
Poco más de un año ha transcurrido desde que anunciamos en nuestra web que, finalmente, Primer Grado ya se rodaba; sin embargo, poco se conoce del devenir que condujo a la serie hasta aquí.
Con la llegada de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación a Cuba, Rudy Mora tuvo la idea de hablar de la influencia de estas en los jóvenes a través del lenguaje que mejor domina, el audiovisual. Tiempo después, vuelve con la iniciativa de la mano del director de teatro Eduardo Eimil y es así como, entre ambos, se concreta el guion que luego se filmó.
Si a la confección de las escenas, las tramas, los conflictos derivados y los personajes se les dedicó largas jornadas de investigación y actualizaciones; en la etapa posterior, Rudy contó no solo con 100 llamados para grabar y más de un centenar de actores, enfrentó –con éxito– las consecuencias de la COVID-19, tanto por contagiados en el equipo como por los cambios de último minuto, los problemas con el presupuesto después del ordenamiento económico del país y, más recientemente, los percances ligados al déficit de energía.
En mayo comenzó el proceso de edición que hoy casi llega al final para su estreno en los domingos de “el canal de todos”, Cubavisión, y cuyos resultados veremos por, aproximadamente, tres meses.
En la aventura se enrolaron actores de consagrada maestría actoral y alta popularidad entre las audiencias; a la par se incorporaron jóvenes talentos – más o menos conocidos – como Sandra Castillo, Laura Vasallo, Alejandro Cabrera, Chabely Díaz, Ariel Zamora, Víctor Cruz, David Pereira, César Domínguez y Diany Zerquera. Todos sometidos por igual al rigor de las ordenes de Rudy Mora.
¿Y por ahora?
Por estos días laten más a prisa las expectativas, desde el equipo de realización hasta los actores. Así lo han dejado saber a través de las redes sociales en las cuales – bajo la misma lógica de la serie – ya marcan la presencia.
Mientras, su director se da por satisfecho si la serie alcanza el reconocimiento por el cual ha trabajado todo su equipo, sienta pautas y, sobre todo, logra difundir un importante mensaje – a los jóvenes en particular pero a todos en general – no de rechazo o ataque a las redes sociales sino de empleo inteligente de las oportunidades que brindan, Internet visto como una herramienta y no un fin en sí mismo.
Hace tres o cuatro años, Rudy Mora comenzó a soñar Primer Grado, hoy constituye una propuesta muy cercana de reflexión. Solo queda ver e interpretar.
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- Escrito por: Jordanis Guzmán Rodríguez
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A seis años de la partida física de nuestro eterno líder, Fidel Castro Ruz, la impronta de su pensamiento humanista, adelantado a su época y martiano, continúa marcando el sendero de nuestro proceso revolucionario. Fue Fidel un líder consciente del poder de la cultura para vencer las más duras batallas ideológicas. Tanto en la radio como en la televisión, Fidel Castro encontró la plataforma necesaria para legitimar un proceso justo, genuino, único en su tipo en todo el continente.
Desde los primeros años del triunfo revolucionario, los discursos del Comandante en Jefe, contaron con la imagen y el sonido de nuestros medios de difusión. De igual manera, acontecimientos trascendentales para el país, como la campaña de alfabetización, nuestra primera gran victoria en Playa Girón y otras epopeyas, tuvieron el alcance mediático que el momento imponía.
Nuestro instituto de radio y televisión aprendió a ser el cronista de la Revolución; Fidel fue el guía ideológico de tantas luchas mediáticas, de tantos desgarradores momentos para una pequeña isla asediada por un poderoso y cercano enemigo, empeñado por décadas en bloquearnos la felicidad. Allí estaba él, con su imagen legendaria y su voz quebrada, exponiendo con las palabras precisas, la verdad de un pueblo.
Llegó el tiempo de la dura batalla por el regreso de un niño a su tierra; batalla hecha tribunas y mesas redondas; batalla transformada en información precisa y oportuna. En esa contienda también estuvo la radio y la televisión, junto a sus técnicos, realizadores y personal de la prensa. Fueron momentos de hacer arte desde la inmediatez. Nunca antes las cámaras captaron con tan buen gusto el ondear de nuestra bandera y la hidalguía y fortaleza de una multitud traducida en pueblo. ¿El artífice de esa contienda histórica? ¡Fidel!
Cuando el 25 de noviembre del año 2016, se daba a conocer por televisión nacional el fallecimiento del líder histórico de la Revolución cubana, toda una nación se estremecía y lloraba al eterno soldado de las ideas. Los días posteriores fueron días de dolor, de agradecimiento, de certezas; la certeza de que la Revolución no moría con su líder, sino que se expandía y robustecía gracias a sus convicciones y su ejemplo.
El dolor se hizo himno, se hizo vigilia y también fortaleza. Allí estuvieron los medios cubriendo las muestras de gratitud de nuestra gente. Las cámaras captaron los enrojecidos ojos de los pioneros, y los micrófonos las voces rotas de nuestros combatientes.
Los agradecidos acompañamos al hombre de las mil hazañas, aprendimos a saberlo eterno en nuestra perenne lucha por la soberanía. Sí, los agradecidos no lo llamamos comandante, ni barbudo, ni gigante. Le gritamos: ¡Padre mío, no te sueltes de mi mano…! Los agradecidos le dijimos…gracias. ¡Gracias por todo, Fidel!