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- Escrito por: Dalgis Román Aguilera / Fotos: de la autora.
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El 28 de enero es una alegre efeméride en el calendario nacional. Las actividades entorno al natalicio de José Martí nos conminan a la creatividad, y el hombre de La Edad de oro regresa vital y cierto, como el más necesario de nuestros amigos.
El hogar, la escuela, la televisión, todo nos habla de él, con un lenguaje particularmente hermoso si el destinatario es el público infantil. Cobran vida los personajes de cada cuento o poema. Los vemos desfilar en procesión de amor y de sonrisas: La bailarina española camina altiva y no se avergüenza de su tez morena, y a su lado marchan niñas rubias, trigueñas y todas van de la mano. Hay aros, baldes, paletas, sombreros de plumas, meñiques, gigantes, y reyes y pastores que lloran con idéntico dolor la partida del hijo. El retazo de tela negra encuentra sentido utilitario, y las manos de las abuelas lo convierten en muñeca de boca gastada por los besos y única trenza ¡Qué dicha si todas pudieran hablarles a nuestras niñas con sus ojos! Pero ese lenguaje, que es el del amor, no puede cultivarse a intervalos. ¿A dónde viaja el Apóstol hasta que en mayo 19 repetimos sus proféticos versos sencillos?:
No me pongan en lo oscuro
a morir como un traidor:
¡Yo soy bueno, y como bueno,
moriré de cara al sol!
Para que no muera Martí tenemos que plantarlo en el corazón de nuestros hijos y abonar esa semilla también nos toca a los realizadores, desde la televisión. Del busto escolar a la palabra viva, a la reflexión profunda, a la imagen hermosa que nos provoca hasta el estremecimiento.
La serie de animación José Martí contra dos imperios es un ejemplo. Se produjo por el canal Cubavisión, entre el 2016 y hasta el 2020, año de su estreno en TV. Bajo la dirección de René Martínez y guiones de Ángel Velazco, reunió a un equipo de gran profesionalidad. Asesorados por el Centro de Estudios Martianos, recrearon pasajes de la vida del Héroe Nacional, que son parte imborrable de la historia de Cuba.
En el patrimonio de nuestra televisión encontramos otros tesoros. Existen también en las videotecas de los Telecentros provinciales. Aunque sostengo que lo hecho es insuficiente, duele saber que esas obras duermen el sueño de las reposiciones, pudiendo ser parte de las entregas que distribuye el Ministerio de Educación para turnos de clases diseñados al efecto, o como apoyatura audiovisual (lenguaje que prefieren los nacidos en este entorno digital) a las clases de cualquier asignatura.
¡Cuánto agradecimos la puesta en escena de los zapaticos de Rosa de Las Estaciones, quienes nunca los hemos podido visitar en Matanzas! ¡Qué magia! ¡Qué alcance! ¡Qué manera de llegar amiga la televisión a los hogares de todos!
Martí nos reta a diario desde su dimensión paternal. El cálido abrazo que es su obra aguarda por nosotros. Realizadores, guionistas, asesores, directivos, hagamos esta parte del deber, y el placer dulcísimo tornará el trabajo en deleite porque, como él nos enseñara, hacer el bien nos devuelve “Como de un baño de luz”.
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- Escrito por: Sahily Tabares/Bohemia
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La pluralidad de códigos, lenguajes y estéticas existente en el universo mediático cautiva a quienes necesitan ver en la pantalla televisual “algo entretenido que me complazca del todo” o “una historia sin muchas complejidades tecnológicas o vericuetos para hacer creíble la trama”. De manera indistinta, los espectadores suelen reclamar un beneficio u otro, a veces sin pensar en lo que le ocurre a los protagonistas de la ficción, sino en lo que ellos sienten mientras siguen el curso de series, filmes o telenovelas.
La industria cultural tiene en el audiovisual un poderoso instrumento financiero de mundialización; algunas personas intentan escapar de sus seducciones, pero no siempre pueden lograrlo, dada la avalancha de productos concebidos para la fácil deglución que estimula el ocio.
No obstante, a pesar del afán consumista, en el siglo de las tecnologías y los artefactos sofisticados, aún lideran la palabra, los diálogos, la significación social de la memoria, el interés por descubrir los misterios de la intimidad del otro. Ha surgido un nuevo perfil emergente: el ciudadano usuario de los medios, que se caracteriza por ser más participativo en tanto productor-consumidor de contenidos en las redes sociales y ante la pequeña pantalla.
Narraciones seriadas recrean hechos, conflictos; al concebir realidades otras, proponen indagaciones en problemáticas de interés para las mayorías.
Ninguna propuesta debe ser un compendio sociológico edificante, basta con que esgrima una de las mayores virtudes del arte: incentivar la desazón que hace pensar lo que hacemos y cómo lo hacemos sin perder la humildad de quien aprende algo cada día.
Experiencias ficcionales generan identificaciones con las audiencias; por ejemplo, la retransmisión de las telenovelas cubanas El naranjo del patio y Polvo en el viento (ambas por Cubavisión, martes y jueves, a las 2:00 p.m. y 3:15 p.m., respectivamente). Desde diferentes problemáticas y puntos de vista, colocan en los centros de atención las relaciones amorosas, las incomprensiones entre generaciones, la soledad, los secretos nunca revelados, la fatalidad del pasado enmascarado en una persistente sonrisa. Tener la oportunidad de ver o volver a ver en pantalla la actuación de relevantes actores y actrices motiva el intercambio entre los miembros de la familia reunida en el hogar, en los centros de estudio o trabajo.
De manera exquisita la primera actriz Ofelia Núñez bordó su Lola en El naranjo… Siguiendo a Stanislavski, ella es consciente de que su tarea principal no consiste solo en reflejar la vida del papel en su manifestación externa sino, sobre todo, en crear en las escenas la vida interior del personaje. Adapta a la vida ajena los sentimientos humanos dándole los elementos orgánicos del espíritu personal.
Sin duda, los creadores deben seguir insistiendo en el abordaje y la transmisión de normas de conducta implícitas en relatos concebidos para disfrutar del entretenimiento de forma productiva.
Son ineludibles la esmerada atención a los diálogos, la capacidad de reconocer el ingenio dramatúrgico, la interpretación actoral; estos elementos de ningún modo pueden faltar en las narrativas devenidas espectáculos.
Las ficciones están abiertas a situaciones e incertidumbres que requieren de la inteligencia alerta para comprender mensajes, intertextualidades que interpretan al usuario de los medios, le transmiten filosofías carentes de inocencia.
La TV establece relaciones de complicidad, cercanía, en las cuales poco reparamos, aunque siempre está ahí, hablándonos mientras nos mira a los ojos y entra en nuestra intimidad sin recato. En ella, predomina la sensación de inmediatez, la posibilidad de expresar lo cotidiano.
Es imposible desarrollar la cultura contemporánea sin los públicos masivos. Con independencia de los diferentes modos de ver y apreciar de la familia, esta debe continuar discriminando entre los productos comunicativos, seguir inmersa en un proceso dinámico que hasta a la industria toma por sorpresa. Los valores culturales, formativos, nunca pueden ser desplazados, pues desde la niñez le dan sentido a nuestra existencia.