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- Escrito por: Jordanis Guzmán Rodríguez
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En la tarde de este sábado 11 de febrero, coincidiendo con los cien años del natalicio de nuestra inmortal Rosita Fornés, tuvo lugar en el Museo Nacional de Artes Decorativas la presentación del libro Yo conocí a La Fornés.
La presentación se realizó en el espacio habitual conducido por la periodista y locutora Rosalía Arnáez, quien figura como una de las autoras del libro, junto al escritor e investigador Ángel Manuel Pérez. Este importante material pletórico de testimonios llega a nosotros en el marco de la Feria Internacional de Libro de La Habana, gracias al empeño de la editorial EnVivo.
Norma Gálvez, directora de la editorial, comentó a los asistentes al encuentro los derroteros literarios que sigue este material. Lo catalogó como un documento imprescindible para la cultura cubana; un libro de memorias de personas que conocieron a la Fornés, más allá de las tablas, las cámaras y los reflectores. A juicio de la Gálvez, el lector encontrará en sus páginas a una Fornés más humana, más tangible y real. Rosita era una artista de pueblo y así mismo es retratada en este libro.
Con el libro Yo conocí a la Fornés el público cubano tendrá la posibilidad de un nuevo acercamiento a la figura de Rosita (Foto: Archivo EnVivo)
Ángel Manuel Pérez, uno de los autores, se mostró feliz por presentar el libro en la fecha más indicada: el aniversario cien de nuestra Rosa de Cuba. Comentó además cómo surgió la necesidad de escribir este libro con testimonios de artistas y amigos que conocieron y compartieron retazos de una vida larga, prolífica e intensa. Para la elaboración del mismo contaron con seis meses, un tiempo record para la realización de cualquier obra literaria. El escritor también mencionó que una segunda edición del material se anda pensado, para incluir otros testimonios, otras voces que hablen de una Rosa sin plumas y lentejuelas: una Rosa de pueblo y para el pueblo.
La presentación del libro Yo conocí a la Fornés se realizó en el espacio habitual conducido por la periodista y locutora Rosalía Arnáez (Foto: Jordanis Guzmán)
Rosalía Arnáez habló de la estructura del libro: conformada por una síntesis biográfica de la Fornés, más los cincuenta testimonios de amigos y colegas, y una serie de fotografías desde la infancia de la artista hasta sus últimos años. Muchos de los entrevistados estuvieron presentes de igual forma en esta velada llena de pueblo.
El diseñador Ismael de la Caridad fue uno de esos amigos que dieron su testimonio en Yo conocí a la Fornés. Así mismo, el renombrado modisto regaló al público asistente una pequeña exhibición de vestuarios de la Fornés que han superado el paso del tiempo, y que forman parte de la memoria colectiva de todo un país.
Fue una tarde de emociones, de música, de aplausos; una tarde para el homenaje a una grande de nuestra cultura. Con este libro, resultado del empeño de la editorial EnVivo, el ICRT y el apoyo de incontables amigos y artistas, el público cubano tendrá la posibilidad de un nuevo acercamiento a la figura de Rosita, y de decir con toda autoridad: Yo conocí a la Fornés.
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- Escrito por: Dalgis Román Aguilera / Fotos: de la autora.
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El 28 de enero es una alegre efeméride en el calendario nacional. Las actividades entorno al natalicio de José Martí nos conminan a la creatividad, y el hombre de La Edad de oro regresa vital y cierto, como el más necesario de nuestros amigos.
El hogar, la escuela, la televisión, todo nos habla de él, con un lenguaje particularmente hermoso si el destinatario es el público infantil. Cobran vida los personajes de cada cuento o poema. Los vemos desfilar en procesión de amor y de sonrisas: La bailarina española camina altiva y no se avergüenza de su tez morena, y a su lado marchan niñas rubias, trigueñas y todas van de la mano. Hay aros, baldes, paletas, sombreros de plumas, meñiques, gigantes, y reyes y pastores que lloran con idéntico dolor la partida del hijo. El retazo de tela negra encuentra sentido utilitario, y las manos de las abuelas lo convierten en muñeca de boca gastada por los besos y única trenza ¡Qué dicha si todas pudieran hablarles a nuestras niñas con sus ojos! Pero ese lenguaje, que es el del amor, no puede cultivarse a intervalos. ¿A dónde viaja el Apóstol hasta que en mayo 19 repetimos sus proféticos versos sencillos?:
No me pongan en lo oscuro
a morir como un traidor:
¡Yo soy bueno, y como bueno,
moriré de cara al sol!
Para que no muera Martí tenemos que plantarlo en el corazón de nuestros hijos y abonar esa semilla también nos toca a los realizadores, desde la televisión. Del busto escolar a la palabra viva, a la reflexión profunda, a la imagen hermosa que nos provoca hasta el estremecimiento.
La serie de animación José Martí contra dos imperios es un ejemplo. Se produjo por el canal Cubavisión, entre el 2016 y hasta el 2020, año de su estreno en TV. Bajo la dirección de René Martínez y guiones de Ángel Velazco, reunió a un equipo de gran profesionalidad. Asesorados por el Centro de Estudios Martianos, recrearon pasajes de la vida del Héroe Nacional, que son parte imborrable de la historia de Cuba.
En el patrimonio de nuestra televisión encontramos otros tesoros. Existen también en las videotecas de los Telecentros provinciales. Aunque sostengo que lo hecho es insuficiente, duele saber que esas obras duermen el sueño de las reposiciones, pudiendo ser parte de las entregas que distribuye el Ministerio de Educación para turnos de clases diseñados al efecto, o como apoyatura audiovisual (lenguaje que prefieren los nacidos en este entorno digital) a las clases de cualquier asignatura.
¡Cuánto agradecimos la puesta en escena de los zapaticos de Rosa de Las Estaciones, quienes nunca los hemos podido visitar en Matanzas! ¡Qué magia! ¡Qué alcance! ¡Qué manera de llegar amiga la televisión a los hogares de todos!
Martí nos reta a diario desde su dimensión paternal. El cálido abrazo que es su obra aguarda por nosotros. Realizadores, guionistas, asesores, directivos, hagamos esta parte del deber, y el placer dulcísimo tornará el trabajo en deleite porque, como él nos enseñara, hacer el bien nos devuelve “Como de un baño de luz”.