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- Escrito por: Rosa Blanca Pérez / Ilustración: Francisco Masvidal
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Fue José Lezama Lima quien definiera a José Martí como un misterio que nos acompaña, tal vez el autor de la monumental novela Paradiso consciente de la inconmensurable obra del Apóstol, que trasciende incluso los límites del desempeño político, del quehacer literario, de la labor periodística, del perenne magisterio del más universal de los cubanos.
Del hombre que en solo cuarenta y dos años de existencia transformara en consecuente ejecutoria su preclaro pensamiento y su patriótico sentir -desde el temprano sufrimiento en las Canteras de San Lázaro, hasta la entrega gloriosa en el cruce de Dos Ríos- para seguir siendo paradigma de todo cuanto debemos ser, pensar y hacer cuando se cumplen ciento setenta años de su nacimiento.
Quizás sea ese el sublime misterio que envuelve al Héroe Nacional: la perpetuidad de su esclarecido y profético ideario que aún dicta lecciones, inspira virtudes y promueve empeños, con el contemporáneo aliento de quien no solamente fuera un hombre de su tiempo, sino para todos los tiempos.
Es preciso por tanto que aprendamos a develar cada vez más el martiano misterio que nos acompaña diariamente, con la certeza de que siempre habrá de sobresaltarnos una nueva enseñanza, un imprevisto hallazgo, una desconocida faceta de ese "diamante con alma de beso"... tal como el propio Martí describiera a Ignacio Agramonte.
Para contribuir a ello -y por su impacto en millones de personas más acá y más allá de nuestras fronteras- mucho corresponde hacer a la Televisión Cubana, que le ha dedicado al Maestro en la proximidad de su natalicio algunos espacios dirigidos a los más diversos públicos.
Así se ha hecho, por ejemplo, en las programaciones infantil y juvenil; en el trayecto que Ruta 10 hiciera por el ensayo Nuestra América, tan vigente y necesario para la unidad continental; en el agudo estilo de Con Filo, que con tanta frecuencia apoya sus argumentos en la doctrina martiana; en el Noticiero Dominical, que invariablemente comienza sus transmisiones con un oportuno apotegma de José Martí.
Urge actualmente -y sin duda más que siempre- que la programación de la Televisión Cubana siga profundizando en la difusión y el conocimiento de la vida y la obra del Apóstol, y estimule en la teleaudiencia la lectura de sus textos, que son inagotables surtidores de humanismo, patriotismo, latinoamericanismo y antimperialismo: esos pilares donde ha de erigirse nuestra manera de ser, pensar, sentir y actuar en estos tiempos desafiantes.
Habrá que hacer entonces mucho más desde la pequeña pantalla para cumplir el propósito de día tras día merecer ese misterio que siempre debe acompañarnos, como un amuleto que nos ponga a salvo de todo aquello contra lo que vivió, luchó y murió José Martí.
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- Escrito por: Belkys Pérez Cruz/fotos de la autora para Tele Pinar
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José Martí decía que subir montañas hermana hombres y los que un día subieron, hace ya 30 años, hasta San Pablo de Yao a gestar una productora audiovisual en la comunidad, se hermanaron para toda la vida.
Leer la carta que escribió Daniel Diez a propósito del aniversario, escuchar las historias de Waldo Ramírez, leer la pasión con que Iriana Pupo recordó aquellos días fundacionales o ver la alegría de Kenia Rodríguez, Luis Guevara y Carlos Rodríguez, envuelve la magia con la que uno se acerca a la televisión serrana.
La mañana del aniversario fue de descubrimientos, en medio de la remembranza Waldo me presentó a Luis Enrique Soto Rodríguez, uno de los protagonistas de “Quién fuera encantador”, su primer documental, hoy el jefe del departamento administrativo de la Televisión Serrana.
No pude quedarme sin contar la historia y Luis Enrique me narró sus vivencias de aquellos primeros años y lo que representa esta experiencia audiovisual para sus habitantes.
¿Cómo llegaste al documental de Waldo?
Éramos tres muchachos con los que Waldo trabajó, nosotros no sabíamos nada de eso, pero él nos guiaba. Pasaron muchas cosas, mi mamá me decía a veces, ven acá ¿Y por qué tú no le preguntas a Waldo que por qué tiene que ser con la misma ropa? Porque el documental lo hacíamos en varias tomas con la misma ropa, el mismo short y la misma camisa y mi mamá decía ¿Por qué tiene que ser con la misma, será que ellos piensan que uno no tiene ropa?
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Waldo y Daniel en mi casa eran como si fueran de la familia, es que aquí todo el mundo es familia, si ellos iban pasando mi mamá les decía estoy haciendo un ajiaco y si estaban en algún apuro de algo, ellos decían: no te preocupes que ahorita nosotros pasamos por aquí y era verdad, siempre pasaban.
¿No estuviste después en ningún otro de los documentales de la TV Serrana?
Si como no, incluso estuve en una serie que se grabó sobre el Che y en otros documentales que se han hecho aquí de la comunidad.
En ese tiempo yo me sentía un actor porque mira, verte en la televisión, fue muy grande. Nosotros vivíamos con el mito en 1993 de que los que salían en la televisión eran artistas, alguien importante, y de pronto yo decía ¿Qué pasó? Yo soy ese.
Gracias a la televisión serrana conocimos a personalidades, conocimos a Silvio Rodríguez, Enrique Almirante, Rogelio Blain, sin la televisión aquí cómo los hubiera conocido.
¿En San Pablo de Yao siguen presentando las producciones que se hacen aquí?
Donde primero se estrenan es en el lugar que se hacen, por ejemplo, si se hace un documental en Las Yagüitas el primer estreno es allí, la gente sigue llenando la plaza.
¿Es que aquí no ha llegado el paquete?
Sí también existe, pero cuando hay presentaciones de documentales, se promociona, se divulga y las personas van, como son todos pobladores de aquí, personas que conocemos, lo que queremos ver es ¿Qué dijo fulano? ¿Cómo lo hizo fulano? Y ya ahí mismo estamos todos involucrados, por ejemplo, si la entrevista es a mí, es un documental de mi familia, participan todos, vamos arrastrando a la gente hasta que la plaza se llena.
¿Cómo vives el hecho de trabajar ahora aquí?
Imagínate, desde niño nunca me he desligado de esto y ahora tengo mi responsabilidad, ando con un poco de llave de diferentes locales a los que yo quería entrar a cada rato y no podía. Poder transitar por los lugares, ser ahora el segundo cuadro de la entidad, esto es muy importante para mí. De hecho, te cuento algo, nunca pensé trabajar aquí, porque me hice Licenciado en Deportes, pero nuestra carrera es amplia y nos enseña mucho sobre otras cosas que tienen que ver con la vida y de ahí me fui colando, me fui colando hasta que hoy soy el jefe de departamento administrativo.
¿Y nunca te picó el bichito de hacer televisión?
Kenia Rodríguez me decía que ella veía en mí sensibilidad, que veía que me podía meter en ese mundo, sin embargo, opté por esta plaza de administrativo, pero bueno, me atrevería, de hecho, quise participar en el documental más reciente y por la responsabilidad que tengo no pude estar.
La televisión es algo muy grande para la gente que vive aquí arriba, televisión serrana siempre ha sido del pueblo. Aquí los niños en el horario que vengan de la secundaria no se les dice que no y siempre están las puertas abiertas, excepto donde se esté grabando algo. Pero aquí los niños son muy bienvenidos. El trabajo comunitario aquí es muy importante, con las personas mayores, con los niños.
La cantidad de historias que han salido de aquí, que Cuba y el mundo ha conocido a través de televisión serrana, es asombrosa. Nuestra vida es la televisión serrana, esta es la institución cultural de la comunidad, es todo, fíjate que a mí me operaron de urgencia a los 17 años, y la ambulancia, mi carro para el turno médico fue el carro de la televisión serrana, ya con eso imagínese usted una familia qué puede sentir por este lugar.
Mira la emoción de Waldo cuando llegó hoy aquí, después de 30 años, cuando nos mira y dice mira, este es mi niño, mi primer actor como él nos decía, todos son mis primeros actores porque éramos un grupo de varios niños del mismo piquete.
Hoy Luis Enrique desanda los caminos de la montaña con la misma ilusión de hace 30 años, cuando enfrentó su primer protagónico en un documental de la naciente televisión serrana. Ha vuelto a su casa, al lugar donde fue feliz, descubriendo la magia que solo se disfruta a través de la pantalla.