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- Escrito por: GIUSETTE LEÓN GARCÍA / CUBASÍ
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El espacio Una calle, mil caminos, que transmite el canal Cubavisión, estrenó recientemente un telefilme más que oportuno, necesario. ¿El tema? El acoso escolar.
Desde el título, Cosas de muchachos, una frase que los adultos usamos tantas veces sin reparar siquiera en el conflicto al que nos referimos, sentí que el audiovisual hablaría especialmente con nosotros, padres y madres, familia en general y también con los profesores y directivos de las escuelas.
¿Es un producto para los adolescentes o más bien para los adultos que los acompañamos? Fue una de las preguntas que accedió amablemente a responder vía Whatsapp el director del audiovisual, Alain Finalé:
"Es un producto para ambos. Es para la víctima: para que sepa que no está solo o sola, que hay más personas en esa situación y que sí hay solución para su problema, porque en algunos casos extremos se puede llegar hasta el suicidio cuando piensan que no tienen salida. Es un producto para el abusador: para decirle que lo que está haciendo está mal, que no tiene porque seguir reproduciendo el ciclo de la violencia; y es también un producto para la familia, tanto de la víctima como del abusador, del maltratador. Es una propuesta que apunta a diferentes públicos, es también para la institución, para el maestro, la maestra, el personal que tiene que ver con los niños en la escuela, para el Ministerio de Educación, es un material que intenta que a cada cual desde su posición le sirva para algo, lo use como mejor pueda".
En la parte introductoria del propio programa, la guionista, Lil Romero, apuntó que la idea del tema a tratar vino de ti ¿qué te despertó ese interés?
"De pequeño yo era un niño medio retraído, leía mucho y, de cierta manera, sufrí los efectos del bullying escolar. Por otro lado, soy psicólogo de formación y enseguida que entré a la Facultad de Psicología me fui acercando al tema de manera más sistemática, desde la teoría. Me parece que este es un asunto al que habria que darle más visibilidad, prestarle más atención y, además, yo queria hacer un teleplay donde pudiera construir la historia de cero, no quería encontrarme con un guion ya escrito. No hacemos tantos teleplay, en realidad son bastante pocos, entonces cuando logramos hacer uno, que sirva para tratar de incidir sobre un problema que amerite todo ese esfuerzo para lograr un resultado".
Delys Fernández, asesora, junto al director Alain Finalé, tomada del Facebook del entrevistado
Definitivamente, el teleplay logró visibilizar varias aristas del tema, pero ¿cuánto se quedó en el tintero?
"Se quedó mucho, claro, el bullying es un fenómeno muy complejo, porque tiene muchas aristas que estudiar: qué es lo que pasa con la víctima, qué pasa con el abusador, pues los niños y niñas abusadores no son malas personas, no nacieron así, generalmente la violencia es un ciclo, esos niños abusadores seguramente vienen de familias disfuncionales, son también víctimas de violencia en su entorno familiar o son niños maltratados, obviados. No quiere decir que siempre sea así, pero es muy probable que estén reproduciendo la violencia que viven y eso es un elemento a tratar, porque ellos también necesitan ayuda.
"Otra arista sería, por ejemplo, trabajar de cerca con los maestros, o sea, cómo hacer que descubran las señales, cómo entrenarlos, porque a lo mejor están preparados para impartir su clase, pero no para enfrentar este tipo de situaciones, no estan al tanto de cuáles son las soluciones que se manejan a nivel teórico internacionalmente. Este teleplay solo es una pincelada, es un punto, pero obviamente hay mucho todavia para tratar en este tema".
Foto del rodaje de Cosas de Muchachos, tomada del Facebook del camarógrafo Jorge Luis Rodríguez
¿Han tenido alguna retroalimentación del público, especialmente de los adolescentes y los adultos que participan en su formación?
Retroalimentación hemos tenido bastante. La primera fue de los muchachos y las muchachas de la escuela Jorge Luis Aruñada, de Nuevo Vedado, que estuvieron ahí trabajando con nosotros durante su semana de receso de abril, fueron los extras. Aquello a mí me asombró, porque pensaba que no iba a ir un niño, sin embargo, permanecieron durante todos los días colaborando de la mejor manera. Ellos fueron nuestra primera retroalimentacion: les gustaba lo que estaban viendo, las escenas, después hicimos una premier en dos funciones, porque yo quería que pudieran ir todos los niños y niñas que participaron y les encantó, incluso con los actores, que son jóvenes, tuvimos retroalimentación.
¿Y en las redes sociales?
"En las redes sociales, hasta ahora no me he encontrado ninguna opinión negativa. Hay una reacción importante de padres que tienen hijos en esa situación y que escriben emocionados, agradecidos de que ese tema se visibilice, se le de un espacio en la televisión. Esa retroalimentacion ha sido muy interesante".
Parte del equipo que trabajó en Cosas de muchachos, tomada del Facebook del entrevistado
Parafraseando un poco el título del espacio en que se exhibió el telefilmes, de los mil caminos por los que se podía llevar el conflicto, ustedes escogieron quizás el más pacífico...
"Yo creo que una de las cosas que más gusta es la manera en que se solucionó el conflicto, el desenlace de la historia, donde no quisimos que fuera "tú me das y yo te doy", aprendo a defenderme y si tú me das una galleta, te doy otra, esa no podía ser la solución. La solución tenía que ser que el resto de los niños, los maestros, supieran lo que estaba pasando, o sea, denunciar para que ese abusador sintiera que lo que estaba haciendo estaba mal, ponerlo en evidencia y que el resto de los muchachos colaborara y se decidieran también a no ser cómplices de la violencia, ese era nuetro objetivo fundamental, que la solución pasara por la concientización del público.
"Pienso que la única o una de las maneras más efectivas de lidiar con el bullying escolar, que los muchachos acosados, que son víctimas, sientan que tienen que ser más valientes, que tienen que enfrentar la situación, pero no hacerlo desde la misma violencia, no puede ser ojo por ojo, que se entienda que la solución es incluir al resto de sus compañeros, a los profesores, a la familia, que todo el mundo sepa lo que está pasando y no les rían la gracia a los abusadores".
Foto del rodaje de Cosas de Muchachos, tomada del Facebook del entrevistado
Has comentado el apoyo de secundaria capitalina donde se rodó el teleplay y el acompañamiento del MINED ¿Existe algún plan de llevarlo a debate en otras escuelas del país?
"No sé si habrá algun proyecto así, pero por lo menos la directora de la escuela me lo está pidiendo porque quiere ponérselo a todos los estudiantes. Sería ideal que el Ministerio de Educación decida distribuirlo y que eso genere un debate sobre el asunto, que en última instancia sería cerrar realmente el objetivo del audiovisual, que genere un debate a nivel institucional y que en las escuelas las víctimas y los acosadores se vean envueltos en ese debate, que se visivilice el tema a nivel nacional".
¿Qué retos te impuso y cuáles satisfacciones te ha dejado Cosa de Muchachos?
"Retos, sí, a nivel profesional, pues yo hacia 15 o 20 años que no realizaba ningún dramatizado. Había hecho Río Verde, junto a Omar Alí, que fue mi ópera prima y luego El cuento chino, pero sentía que me faltaba experiencia, sobre todo en la dirección de actores, que no es nada sencillo, es bastante complejo y, por supuesto, tenía que ponerme al tanto de todo lo que era la puesta en escena, digamos llevar toda esa información que está en el guion a un producto audiovisual adecuado, pero fue interesante, por suerte ahí tuve la ayuda de Yaremis Pérez, que me ayudó muchísimo con el casting y con la dirección de actores, aprendí de nuevo, o sea, a nivel profesional para mí fue espectacular.
"Me ha dejado muchas satisfacciones, sobre todo esto de que sí puedo hacerlo, puedo enfrentar un dramatizado y siento que tengo las herramientas para llevarlo a cabo, esas son de las mejores satisfacciones, uno dice ¿Cómo me quedará esto? ¿Lograré hacerlo bien? ¿Lograré hacerlo siquiera? Y mira, salió, logré armar un equipo alrededor mío que me acompañó de la mejor manera posible, gente muy profesional, sobre todo logramos crear un ambiente de trabajo espectacular, lo cual es difícil hoy en día, y fue muy rico, fue una experiencia muy satisfactoria, donde todo el mundo hizo lo mejor que pudo para buscar soluciones, a pesar de todos los inconvenientes que existen en este momento para hacer un audiovisual, pero se encontraron soluciones creativas y me queda esa satisfacción de que se hizo un trabajo bonito, profesional y también me abrió puertas hacia otros proyectos que todavía no puedo comentar. Para mí fue, digamos, subir un escalón en mi desarrollo profesional como realizador".
Alain Finalé, tomada del Facebook del entrevistado
En Cosa de muchachos también actúas, cuéntame sobre esa experiencia y si te atreverías con personajes más complejos.
"A mí me encanta actuar. No tengo ninguna formación como actor, ni experiencia siquiera, pero me gusta. ¿Si me atrevería con personajes más complejos? Yo creo que sí, si tuviera el acompañamiento de alguien que me entrenara, que me dirigiera, que me ayudara con eso, me enseñara, yo estoy dispuesto a aprender y hacerlo. Ahora no tengo ningún plan, pero si aparece la oportunidad, claro que me atrevería. Aquí en este teleplay, como era un papel pequeño, pensé, bueno, este es el mejor momento para probar. Igual estaba Yaremis ahí conmigo y le dije: si lo ves muy mal me dices y buscamos otra gente, pero creo que salió bastante bien".
¿Qué nuevos proyectos te ocupan ahora mismo?
"Ahora estoy trabajando en La Majomía, un programa que me gusta mucho, que disfruto sobremanera, porque es el tipo de televisión que me gusta hacer: lo más informal posible, desenfadado, relajado, yo creo que nuestra televisión padece de un formalismo excesivo en casi todos sus programas, es demasiado pacata y formal, creo que no le viene mal un poco de desenfado ¿Que hay gente que no le gusta? Bueno, pero hay otras que sí. La Majomía está creciendo como programa y hemos tenido músicos espectaculares, de la talla de Beatriz Márquez, Dayron Ortiz, Vannia Borges con Emilio Vega, o sea, acabamos de empezar y hemos tenido consagrados y también gente joven que han pasado por allí, el programa creo que va cogiendo su rumbo".
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- Escrito por: Ivón Peñalver / Fotos: cortesía de la entrevistada
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Entrevista realizada a la guionista Lil Romero acerca de su relación con el dramatizado en la televisión, así como sus próximos proyectos.
Lil Romero, guionista que en los últimos tiempos se ha asociado a diversos shows televisivos de corte musical, creó un estilo a la hora de llevar estos mensajes al gran público, de modo que detrás del disfrute y el entretenimiento quedase prendida esa llamita del conocimiento.
En su continuo crecimiento desde la escritura tuvo la posibilidad —lamentablemente fallida— de aportarle su experiencia a un show deportivo en Tele Rebelde, donde tampoco faltaría ese “toque” de aprendizaje. Quiere decir que, aún por caminos diferentes, para esta creadora resulta indispensable el valor del decir “todo o casi todo” —parafraseando a los colegas de la revista De tarde en casa—, pero hacerlo con rigor, de manera que cada frase, sentimiento o emoción esté respaldado por la verdad de lo que se dice.
Y en este compromiso también sustenta su alianza con el dramatizado, género que ofrece tantas fórmulas, como seres humanos lleven a cuestas sus problemáticas. Justo sobre la relación de Lil con el dramatizado para la televisión, nos detuvimos en esta oportunidad:
Luego de asumir proyectos de corte musical para la televisión, ¿cómo defines tu actual relación con el género dramatizado en la pequeña pantalla?
«Los dramatizados se han convertido en una forma de expresión que disfruto mucho. Tener —como dice un amigo— el deseo de contar “las historias del bien” es algo que me apasiona. Elegir personajes y narraciones que puedan sorprender, agradar, entretener y también aportar algo que devele disimiles conflictos humanos y nos dibuje la sociedad que estamos siendo.
«Sé que es imposible que un audiovisual pueda cambiar esencialmente el mundo; pero tengo la confianza y la certeza de que puede contribuir a mover la conversación social y echar luz sobre los temas que nos importan y preocupan.»
¿Qué desafíos te impone escribir para el público juvenil?
«Cuando escribo para adolescentes y jóvenes hay dos asuntos en los que pienso: respetar sus inteligencias y sus saberes diversos, y hacer todo lo posible por conectar con sus lenguajes, realidades y formas de expresión. Para eso no hay nada más útil que dar a leer mis textos a muchachas y muchachos y escuchar lo que tienen que decir. Una va entendiendo sobre la marcha qué funciona y qué no, cuánto la historia les resulta o no atractiva, qué suceso les impactan más o menos, con cuáles estructuras se sienten más cómodos o complacidos…
«Una de las conclusiones que he sacado a lo largo de estos años de escritura es que la manera en que desean verse en pantalla es esencialmente como sujetos activos, propositivos, auténticos, espontáneos, fuera de los moldes establecidos y alejados del “debe ser”.»
Recién disfrutamos el telefilme Cosas de muchachos en la revista Una calle, mil caminos ¿Hasta dónde los recursos de la escritura te llevan más allá de una teleserie y te conducen a la literatura?
«La escritura audiovisual es una escritura muy específica que no es literatura. Si bien, el audiovisual bebe de la literatura y sus diversos modos de narrar; a la hora de escribir un guion una ha de seguir las pautas de escritura de guion, lo mismo a la hora de redactar un argumento o hacer una biografía de personajes.
«A veces, antes de redactar una sinopsis argumental con todas las de la ley, me doy la licencia de escribir pequeñas historias que bien podrían estar más en la cuerda de la literatura; pero es eso un recurso para la búsqueda de la historia que estoy ideando.»
La televisión se ha convertido en un buen asidero para tu ingenio. ¿Qué otros proyectos tienes en ella?
«Actualmente estoy escribiendo un nuevo telefilme, terminé de coescribir el argumento de un largometraje y ya comienzo en el proceso de escritura del guion. Además, estoy dando mis primeros pasos en la escritura del argumento y guion de una serie web.»
Y por esos rumbos, ¿no se despierta en ti el deseo de dirigir?
«Pues sí, este año tengo pensado comenzar a formarme en temas de dirección, es un camino por el que deseo transitar, aprender del oficio y el talento de directoras y directores con quienes he tenido el placer de trabajar desde el guion y llegar a dirigir mis propios textos en un futuro no muy lejano.»
Basta esperar entonces cómo se sigue moviendo esta inquieta creadora, cuyo nombre aparece también en la idea original del espacio musical de verano La Majomía. Tal vez sea porque no deja de acompañarla ese bichito de mostrar la música más allá del gran escenario y conocer cómo es preciso fusionar sonoridades que, a simple vista, no convergen. De la misma manera en que, desde el dramatizado, sabe hacer confluir lo distante para universalizar el día a día.
Mucha suerte Lil en estos nuevos empeños. Por acá también mantendremos la “majomía” de seguirte el rastro creativo, sobre todo en este nuevo trayecto que te conducirá de la escritura a la dirección. Buen viaje.
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- Escrito por: Maya Quiroga
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Herramientas poderosas para conectar emocionalmente a los públicos con temas como el bienestar animal, la protección del medio ambiente y el bullying, generar una reflexión de manera indirecta y profunda a nivel social
Los dramatizados televisivos son formas de expresión artística que, mediante historias convincentes y personajes realistas y cautivadores, con los que podemos identificarnos, tienen el potencial de generar empatía en públicos más amplios, concientizarlos y sensibilizarlos, desde soportes axiológicos, que promueven la justicia, la responsabilidad social, la solidaridad, el amor, la tolerancia y el respeto al prójimo, entre otros.
En los últimos años, la importancia de la protección de las mascotas ha estado presente en los medios de comunicación nacionales y sitios de redes sociales a través de campañas de bien público, entrevistas y reportajes de carácter informativo.
Recientemente, pudimos apreciar en la telenovela Asuntos pendientes que el personaje del veterinario Tony (Reinier Hernández) portaba en su vestuario el logotipo de Bienestar Animal Cuba (BAC), organización no gubernamental, sin fines de lucro, que vio la luz el 19 de enero de 2020 con el objetivo de ayudar a los perros y gatos abandonados, denunciar los casos de maltrato, así como promover la adopción responsable de callejeros y mestizos en situaciones de vulnerabilidad.
En algunas de las escenas del veterinario Tony (Reinier Hernández), en la telenovela Asuntos Pendientes, se usaron promocionales de BAC (Foto: Facebook)
El pasado domingo 13 de agosto muchos internautas celebraron desde el ecosistema audiovisual una pequeña escena del policiaco Tras la Huella donde una de las coordinadoras de BAC camina por la acera con su perro, pasa por delante de un cartel de la organización y accede al restaurante de comida ligera Juanky's Pan (en el capitalino municipio La Lisa) que, como parte de su responsabilidad social empresarial, cada sábado acoge ferias con servicios de desparasitación y vacunación masiva para las mascotas de la comunidad.
Escena en Juanky's Pan, en la serie Tras la Huella (Foto: Tomada de Internet)
Las iniciativas de visibilizar la labor de los grupos animalistas cubanos, desde la Televisión, han partido de la voluntad de creadores sensibilizados con el tema como la directora de telenovelas Noemí Cartaya, quien está escribiendo algunos guiones con esas problemáticas, reveló Javier Larrea, fundador de BAC.
Populares artistas como Iris Pérez, Denys Ramos y Alicia Hechavarría cada vez que tienen una oportunidad abordan el tema en algunos espacios televisivos para hacer llegar el mensaje a los espectadores. El activista Larrea también destacó que en el Canal de Instagram de Cubavisión se publican muchos contenidos relacionados con efemérides como el Día Internacional del Perro o del Gato que se enlazan con la cuenta oficial de BAC.
Ficción y movilización a favor de causas sociales
Las representaciones emotivas de la realidad pueden facilitar, de una manera más viable, la comprensión de una problemática, al no caer en didactismos propios de otros formatos televisivos. De esa manera se fomenta la adopción de prácticas más éticas, al impactar de manera positiva en la sensibilidad colectiva, promover un ambiente de respeto y tolerancia y movilizar el pensamiento de los espectadores tal como sucedió con el telefilme Cosas de muchachos, estrenado dentro del espacio juvenil sabatino Una calle, mil caminos.
La obra del realizador Alain Finalé centró su mirada en el bullyng y el acoso escolar. Y aunque ya había abordado esa problemática en su telefilme Trigo verde (codirigido con Omar Alí, 2009) y Sebastián Miló lo hizo en su película Camionero (2012), nunca es suficiente dialogar sobre un mal presente en los entornos donde se educan nuestros hijos y que, en mi opinión, requiere mayor visibilidad debido a que algunos docentes no están capacitados para comprender las consecuencias nefastas emocionales y sicológicas para las víctimas de esas prácticas tan lesivas para su autoestima y desempeño académico.
El guion de la experimentada Lil Romero busca promover el respeto y apoyo hacia las víctimas del bullying. Afortunadamente la historia de Cosas de muchachos tiene un final feliz gracias a la solidaridad de todos los estudiantes afectados quienes se unen para hacer una denuncia inteligente y romper así con la violencia sistemática a la que estaban sometidos.
Otro tópico que pienso debe llegar a las obras dramatizadas, con una mayor intencionalidad, es el relacionado con el medio ambiente. Al retratar la belleza de la naturaleza o los efectos devastadores de la contaminación y el cambio climático, se consigue despertar la conciencia sobre la importancia de preservar y proteger nuestro entorno natural y procurar cambios positivos en las actitudes y comportamientos de las audiencias, sobre todo en los escenarios urbanos y marinos que pueblan o visitan.
Telefilme Cosas de muchachos, estrenado recientemente en la revista sabatina Una calle, mil caminos (Foto: Facebook)
Dentro de la ficción no debemos dejar de mencionar elementos como la información subliminar y la información paralela, recursos utilizados para lograr una conexión más profunda con las cuestiones representadas, despertar emociones y reflexiones. Al utilizar elementos visuales, sonoros y narrativos que complementan la trama principal, se refuerzan ideas y conceptos que contribuyen a moldear la percepción y la empatía del público hacia temas específicos.
La información subliminar se refiere a estímulos o mensajes que se presentan de manera rápida o casi imperceptible, por debajo del umbral de conciencia del espectador, pero que pueden influir en su subconsciente. En el contexto de las obras de ficción, esos estímulos llegan a través de imágenes, palabras o sonidos que se utilizan para transmitir ideas, emociones o valores, de manera sutil, sin que el público sea plenamente consciente de ello pero que buscan modificar actitudes, creencias o comportamientos y llevarlos a una reflexión de manera indirecta y profunda.
A manera de ejemplo, en una película, el director pudiera mostrar imágenes relacionadas con la naturaleza y la conservación medioambiental en escenas secundarias o como telón de fondo de la historia principal. Las imágenes generarían una sensación de conexión emocional con la temática, incluso si el espectador no se da cuenta conscientemente de que está recibiendo ese mensaje.
Por otra parte, la información paralela se refiere a elementos adicionales que se presentan en una obra de ficción y que brindan más contexto o profundidad a la diégesis. Entre esos elementos se encuentran los detalles visuales, diálogos secundarios o subtramas que complementan y enriquecen la historia principal, aunque no estén directamente vinculados con la trama, pero pueden transmitir mensajes implícitos, valores y mediar en la percepción del espectador tal como sucedió en el citado capítulo de Tras la Huella, con la promoción de BAC.
La información subliminar y la paralela, a través de la historia, los personajes, la música o la fotografía, deben ser sutiles y dependerán de la interpretación individual de cada espectador para ser comprendidas. Es importante destacar que la influencia de los dramatizados en la psicología de las audiencias varía debido a factores como: edad, género, experiencias previas y características individuales. Además, los artistas deben tener presente la ética para no manipular o ejercer una influencia negativa en la sensibilidad de los espectadores.
No solo a través de documentales, espacios educativos y campañas publicitarias se exponen las consecuencias negativas de nuestras acciones para la vida futura. Desde el dramatizado los realizadores pueden marcar la diferencia y transmitir mensajes poderosos: el uso de imágenes impactantes y escenas emotivas sobre la degradación del medio ambiente y el sufrimiento animal son una vía para generar conciencia sobre problemas urgentes que afectan a toda la humanidad.
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- Escrito por: Comunicartv
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Este boletín se dedica especialmente a conmemorar el aniversario 97 del natalicio de Fidel Castro. Al resaltar su legado, algunas páginas destacan la impronta del líder histórico de la Revolución Cubana en la creación y el quehacer de Centro Visión Yayabo e Islavisión, nacidos un 13 de agosto, precisamente como homenajes al cumpleaños de Fidel.
El telecentro espirituano mantiene el legado de los fundadores y continúa prestigiando el trabajo de la prensa en el territorio. Hace apenasunos días, reconocidos periodistas espirituanos recibieron la Medalla 60 Aniversario de la Unión de Periodistas de Cuba.
En este mes, diversos contenidos transmitidos por su señal televisiva y compartidos en las plataformas digitales muestran la cobertura de Islavisión a las celebraciones por las cuatro décadas y media de laproclamada la otrora Isla de Pinos como Isla de la Juventud, el 2 de agosto de 1978.
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- Escrito por: Valia Valdés
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A pesar de las severas limitaciones económicas que atraviesa la televisión cubana, algunos directores y guionistas insisten en retomar la época y visitar momentos anteriores de la vida nacional, al abordar temas de significación cultural e histórica que aportan variedad a la pantalla televisiva.
La telenovela El derecho de soñar, dirigida por Alberto Luberta Martínez y Ernesto Fiallo, y el telefilme Días de novios, con dirección de Yoe Pérez, resultan ejemplos satisfactorios de lo antes expuesto.
Lo conseguido en la recreación histórica de ambas producciones, aspecto difícil de alcanzar sin que salte a la vista algún borrón, es favorable en general, tanto en el acercamiento a la dinámica radial de los años cua<renta del siglo XX y el glamour de algunas de sus más destacadas figuras, como en la historia enmarcada en el ámbito provinciano del monotemático que transcurre en los cincuenta.
En sendas obras, el género logró ser expresado de manera armónica en casi todas las especialidades.
La necesidad de que los intérpretes trasmitieran el espíritu del período abordado y las lógicas de comportamiento en las circunstancias dadas fue satisfecha de manera relevante por los actores Yaremis Pérez, al dar vida a Maria Valero, en una muestra de madurez actoral; y Angel Ruz, quien aportó tono y mundo interior al joven revolucionario de Días de Novios. Vale destacar la calidad coral lograda por el casting de Yoe Pérez.
De El derecho de soñar me cuestiono por qué no se apegó más el diseño de peluquería a los referentes reales, particularmente el de las damas.
Considero el personaje de Esther de la Osa, interpretado por Amelia Fernández, como el menos favorecido en el rubro anterior, pues peluquería y vestuario debieron atender más a la anatomía de la actriz y la psicología del personaje con el fin de aportarle solidez a su imagen.
Por otra parte, en las situaciones de la estación de policía ocurridas en la telenovela sentí que fueron descuidadas las caracterizaciones de las figuras represivas y la forma en que los ciudadanos se comunicaban con esa representación del poder, aspecto conseguido en la interpretación de Jorge Luis López, Roberto Salomón y sus compañeros de elenco en Días de novios.
En el telefilme, es de significar la manera delicada en que Lidia Caridad Hernández Oria tejió el guion del telefilme a partir de la vida de Celestino Pacheco, uno de los jóvenes pinareños que asaltaron el Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957.
Los diseños de peluquería de José Cotta oscilaron de la perfección a la falta de naturalidad, mientras la ambientación de la obra dejó escapar algunos deslices en la casa del novio, entre ellos: la lámpara de pie y las dimensiones de la caja de cubiertos y del radio, elementos disonantes si tomamos en cuenta la clase social de la familia. No cuestiono la autenticidad de los objetos sino la información que trasmiten dentro de un contexto determinado.
El vestuario y la fotografía lograron un resultado hermoso. El detalle visual fue trabajado con buen gusto y su puesta en pantalla dejó el mejor sabor en la tarde de Una calle, mil caminos.
La telenovela El derecho de soñar y el telefilme Días de novios no hubieran llevado la reconstrucción de época a buen puerto sin el esfuerzo de sus diseñadores de vestuario, Elio Vives y Kirenia Reguera, quienes bebieron de los hitos cinematográficos de cada período.
Los directores Alberto Luberta, quien asumió la dirección de esta primera fase de la telenovela, y Yoe Pérez triunfaron en la tarea, junto a sus productores, al reunir equipos y recursos capaces de aportar calidad visual y credibilidad histórica al hecho artístico. Los nombres de Oigres Suárez en El derecho de soñar y Johanys Labrado en Días de novios tuvieron mucho que ver en estos resultados.
Exhorto a los creadores a persistir en las obras de época pues me parece imprescindible mantener vivo el diálogo audiovisual que permita entrelazar el hoy con el ayer y acercar los públicos a las historias que componen nuestra identidad.